viernes, 6 de julio de 2012

CAPITULO 13.

Me despierto sintiéndome exhausta y con la sensación de que necesito desesperadamente dormir mas, pero en cuanto me espabilo un poco, me doy cuenta de que no lograre conciliar el sueño otra vez.

¿Seguira la chica de anoche en el cuarto de John? ¿Y como se sentirá el esta mañana? Probablemente fatal.
¿Y estará Amber embarazada? Si lo esta ¿Tendra el niño? La cabeza me duele solo de pensar en todo esto. Contemplo la bolsa blanca de la farmacia tirada en el suelo de mi cuarto. No he mirado su contenido.

Pienso en llamar a Bess para charlar un rato, pero creo que no tengo energía para hablar. Y de todas formas no puedo comentar este tema. Ni con ella, ni con nadie. Si lo hiciera, estaría quebrantando el acuerdo de confidencialidad que firme. La idea hace que me sienta mas sola.

Desde que los chicos se marcharon ya no hago ningún largo, y por supuesto ahora no puedo ni pensar en nadar. Pero se que debería, que después me sentiré mejor, aunque solo sea momentáneamente, y que merece la pena el esfuerzo. Salgo de la cama, me pongo el biquini y bajo las escaleras como ida.

No oigo ningún ruido en la habitación de John y no me sorprende a estas horas de la mañana. Aunque son las diez pasadas, si consideramos lo de anoche, todavía es temprano.
Cuando llega Santiago para su sesión de jardinería y limpieza de la piscina semanal, me duelen los brazos de tanto nadar Me he aplicado y he descubierto que el dolor me proporciona cierto placer. Llevo cuarenta y tres largos, pero cuando lo veo aparecer, me siento aliviada por tener una excusa para dejarlo.

–No pares por mi.- Dice alegre con su blanca sonrisa perlada que casi refleja los rayos de sol.

–Ya he nadado bastante.- Contesto, evitando a duras penas un gemido. Salgo de la piscina y me pasa la toalla. Me cubro con ella.

–¡Wow! Tienes una pinta de no haber dormido mucho anoche.- Dice mirándome la cara.

Ya se que no tengo buena cara. No hay corrector suficiente para tapar los círculos morados que se han formado debajo de mis ojos, así que me alegro de no tener que ir a ningún sitio hoy.
Vuelvo a pensar en Amber y en como lo estará pasando esta mañana.

–¿No habrás vuelto a salir con John, verdad?- Pregunta Santiago con descaro.

–¿Que? ¡No!- Contesto molesta.

–Los vi en las revistas.- Dice en tono de burla. –Una preciosa y romántica cena en el Ivy, el fin de semana pasado. ¡Te he pillado, lista!-

Lo miro seria. Su tono de broma rápidamente deja paso a la preocupación.
–Eh ¿Estas bien?-

–Si, muy bien.- Contesto para que se quede tranquilo. –Pero me duelen los brazos de tanto nadar.-

–¿Cuantos largos has hecho hoy?- Me sigue la corriente con el cambio de conversación hasta que me despido de el para darme una ducha.

La chica sale del cuarto de John poco después. Estoy en la cocina y escucho unas pisadas en las escaleras. Parece medio dormida cuando me ve.

–¿Que tal?- Pregunto. –¿Quieres que te pida un taxi para que te lleve a casa?-

–Eso seria genial.- Contesta mientras mira a su alrededor para familiarizarse con el lugar. –¡Vaya! ¡Que buenas vistas!- Camina hacia el cuarto de estar, mientras yo entro en el despacho y le pido un taxi. No tengo corazón para despertar a Davey otra vez, no después de la noche que ha pasado.

Salgo del despacho y me encuentro a la chica de pie, en la terraza, hablando con Santiago. Se ríe y lo mira mientras se pasa su largo pelo rubio por detrás de las orejas. Escucho atenta, pero no oigo ni un ruido procedente del cuarto de John. Saco la cabeza por la puerta.

–El taxi llegara en diez minutos.-

–¡Genial, gracias!- Me mira sonriente. –Fuimos al mismo colegio.- Dice emocionada refiriéndose a Santiago. –¡Estaba loquita por el!-

Santiago sonríe encantado por el halago.

Después cuando llega el taxi para recogerla, Santiago pregunta por Amber.
–¿Que pasa, ya no están juntos?- Susurra en voz alta.

Yo me encojo de hombros.

–¿Se ha ido, verdad?- Insiste. Yo no digo nada. –¡Si! ¡Se acabo!- Dice entusiasmado. Lo dejo y entro de nuevo en la casa.

Por la tarde estoy en la cocina, tomándome una taza de té cuando por fin aparece John.

–¡Hola!- Le saludo. La verdad es que me sorprende verlo, aunque sabia que acabaría saliendo de su cuarto antes o después. Me pongo en pie. –¿Quieres un café, un té?-

–Un té estaría bien.- Su voz suena ronca. Toma una silla y la arrastra ruidosamente. El sonido me retumba en la cabeza.

–Oh.- Dice mientras toma asiento.

Me giro para verlo Tiene la cabeza apoyada sobre una mano y me observa mohíno.

Yo le sonrío con tristeza. El me devuelve la sonrisa taciturno.
–La he jodido bien.- Dice.

–Si, yo diría que bastante bien.- Admito.

Suspira mientras echo agua agua hirviendo en su taza.

–¿Leche? ¿Azúcar?- Es la primera vez que le preparo el té.

–Solo leche. No, ponme también azúcar- Dice cambiando de opinión. –Una cucharada.-

Le llevo la taza a la mesa y aparto la silla en volandas, para que no arañe el suelo y nos estalle a los dos la cabeza. Me siento y tomo mi propia taza.

–¿Te apetece hablar?-

Vuelve a suspirar.
–La verdad es que no. ¿Adonde ha ido?-

–Se ha ido en un taxi a su casa. ¡Oh!- Digo de repente. –¿A quien te refieres? A Amber o...-

Sacude la cabeza, serio.
–No se como se llama.-

–Santiago si, fueron al mismo colegio.-

–Joder, ¿No me digas? No, gracias.- Me mira con ironía. –No creo que nos volvamos a ver.-

–Bueno.- Prosigo. –Davey llevo a Amber a su casa, si eso es lo que querías saber.-

–Vale, genial.-

Ninguno de los dos dice nada mas durante un rato, concentrados en nuestros tés. Luego pregunto:

–¿Quieres que haga algo?-

–¿Sobre que?-

–Amber.-

–No.-

–¿Estas seguro? Bueno ya se que no eres de los que mandan flores, pero...-

–Estoy seguro.- Me interrumpe.

–Ah, vale, bueno.-

–Oye.- Añade. –Se acabo. Se estaba poniendo muy pesada. Esto iba a pasar antes o después.

Me levanto de la mesa y siento que me ha decepcionado, aunque Amber no me cayese particularmente bien.

–¿Y a ti que te pasa ahora?- Pregunta visiblemente irritado.

–Nada.- Contesto mientras dejo la taza en el lavavajillas. No me pagan por juzgarlo.

–No, algo te pasa.- Dice

–No, de verdad.- Me doy vuelta y le dedico una sonrisa forzada. –¿Quieres otra taza de té? ¿Alguna otra cosa?-

–No.- Empuja la silla hacia atrás con gran estruendo y se pone de pie. –Nutmeg.- Dice. –Yo soy así. No voy a cambiar, ni por ti, ni por Amber, ni por nadie.-

Asiento.
–Lo se.-

–Voy a dar una vuelta en la moto.- Me informa.

–¿Donde la tienes?- Pregunto al recordar que anoche tuvo que dejarla en alguna parte.

–Hum. Ni idea. Lo sabrán en alguno de los clubes donde estuve anoche. Tenían servicio de aparcacoches.

–Ahora me ocupo.-
Pero eso el ya lo sabia.

–Entonces tomare la otra.- Decide.

Después subo a mi cuarto. La bolsita blanca de la farmacia sigue en el suelo, junto al armario. Me siento en la cama y la miro fijamente. Se que no debería fisgar lo que hay dentro, pero la curiosidad me esta matando.
Sera mejor que me deshaga de ella ya.
La tomo y bajo las escaleras. Llamo a los de seguridad y les pido que me preparen el coche. Conduzco durante varios kilómetros, mirando a menudo por el espejo retrovisor por si me siguiera alguien. Por fin veo un cubo de basura en la carretera y paro el coche.
Contemplo la bolsa. ¿Y si echo un vistazo? No. No es asunto mío.
Un momento. Si John va a ser padre, si que es asunto mío. Como su asistente personal, tengo que saber estas cosas, ¿no?
Alzo la bolsa y la agito. El contenido se mueve dentro. Tengo que decidirme ya. Bastante sospechoso debe ser haber aparcado un auto así a un lado de la carretera.
A la mierda, voy a mirar.

Abro la bolsa y saco la primera caja que agarro. Oh. Esta cerrada. Saco la siguiente. Lo mismo, el plástico del envoltorio esta intacto ¿Que rayos es esto?.
Pero la tercera caja esta abierta y supongo que Amber no vio la necesidad de seguir probando. La abro y saco el test de embarazo. Lo sostengo un poco alejado de mi, como si fuera la posible madre. Y entonces le doy la vuelta.
Nada.
La pantalla estaba vacía. Ha utilizado el test, pero con todo el tiempo que ha pasado, se ha borrado lo que había en la pantalla. He violado la confianza de Amber y sigo sin saber nada. La verdad es que no me siento muy orgullosa de mi misma.
















Creo que este es uno de mis capítulos favoritos ¿Por que? mmm la verdad no lo se :P pero en fin, espero les guste :) y como ya saben siempre mendigo por sus comentarios así que dejen muchos muchos!!! :D

5 comentarios:

  1. *-* amee el cap! igualmente no es bueno ser curioso pero... en casos Lennonianos! yo aria lo mismo hahahhaha! sinceramente me encanta tu nove y siempre estoy al pendiente! Espero subas pronto! Nos leemos y cuidate!

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  2. ¡No seas cruel y sube rápido!
    ¿Sabes? Siempre había querido leer una novela especialmente así únicamente de John Lennon y al fin encuentro una bastante buena :')
    Jhasja la curiosidad mató al gato xD
    amé mucho el cap, en verdad, soy tu fan xD Amo como escribes :3 ya quiero que se enamoreeeeeen D: jeje
    no tardes en subir D:

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    1. Cuando dije que al fin había encontrado una así con mucho John Lennon me refería a la tuya xD
      Es que soy Lennonmaníatica y pues... me emociona tanto John *O*

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  3. aaaa John me encanta aunque se pasa ¬¬ pero aaa dime que se enamorara de meg?!! anda anda!

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  4. John es jodidamente sexy xD lo siento pero cada que leo tu novela siento la necesidad de decirlo xD Aunque es tan confuso xD

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