jueves, 17 de julio de 2014

CAPITULO 37.

–No puedes salir con esas pintas.- Me río. –Es un pueblo pequeño. Los que no te reconozcan van a a pensar que estas pirado.-

John lleva sus pantalones de cuero y una camisa azul. Por supuesto se ha puesto las gafas de sol de rigor.
–Pues entonces mi estilista, ¿que sugieres tu?-

Subo las escaleras y entro en su cuarto. Deshice su equipaje al segundo día de estar aquí, así que abro un par de cajones y busco en ellos. Se que tiene una sudadera por alguna parte y juraría que también le metí unos jeans azules. Encuentro lo que estaba buscando y saco también una camiseta. Huele a tabaco y a humo de chimenea.

Aparece en el umbral justo cuando estoy a punto de acercarme la camiseta a la nariz para oler. ¡Que vergüenza hubiera pasado si me cacha!

–Bien, aquí esta.- Me levanto enseguida y le doy la ropa. Comienza a desabotonarse la camisa. Esta de pie, en mi camino a la puerta, así que finjo que le estoy ordenando los cajones. Alzo la vista justo cuando se esta sacando la camisa por la cabeza y veo de reojo su torso desnudo. Suspiro.

Tomo las llaves del coche que guardo en mi paquete de dulces (ahí he estado muy lista) y salimos hacia el coche.

Es Año nuevo y el pueblo bulle de actividad. Paseamos por las calles empedradas y miramos los escaparates de las tiendas.

–¿Y si te regalo una chaqueta de pelo de oveja por Navidad?- Pregunta John.
Me río
–No gracias.-

–¿Una alfombra de pelo de oveja?-
Me río otra vez.

–¿Pero apuesto que una oveja si te gustaría?- Sonríe.

–Las ovejas me gustan mucho.-

Hace como que va a entrar.
–¡No John, es broma!- Exclamo tras de él.

–Te lo voy a comprar Nutmeg.- Me dice.

Rápidamente echo un vistazo a mi alrededor para ver si alguien me ha oído llamarlo John. Queremos pasar desapercibidos. Lo he convencido de dejar las gafas de son en casa y lleva un sombrero de lana para ocultar el cabello. Hace semanas que dejo de afeitarse así que ya comienza a tener una barba que con el tiempo podría resultar bastante impresionante. Aunque nadie creería que John Lennon esta de paseo por este pueblo.

John vuelve con una bolsa marrón de papel y me la ofrece.
–Feliz Navidad.- Dice sonriendo.

–Gracias.- Contesto mirando en su interior. Hay una oveja de juguete. Me río al pensar lo que diría Kitty. Rod le compro un coche por Navidad el año pasado.

Hay una banda de música tocando en la plaza del pueblo y nos acercamos a escuchar.

Esa misma noche, mientras estamos sentados intentando resolver otro rompecabezas, miro a John, al otro lado de la mesa. A veces, cuando lo contemplo así, siento una punzada en el estomago. Como ahora mismo. Casi nunca estoy relajada en su compañía.

–¿En que piensas?- Me pregunta tras un rato. Entonces caigo en la cuenta de que sigo observandolo.

–En nada.- Contesto, concentrándome de nuevo en el rompecabezas.

–No me mientas Meg.-

–Que tranquilo es esto ¿verdad?- Digo, intentando cambiar de tema.

–Si, mucho.-

–Apenas has tocado tu guitarra desde que estamos aquí.-

–No la he tocado en absoluto.- Me corrige.

–¿Por que no?-

Se encoge de hombros.
–Porque no me ha apetecido.-

Me derrumbo en mi silla.
–No quiero volver a Londres.- Le confieso de repente.

Imita mi lenguaje corporal y se apoya en el respaldo de a silla, mirándome fijamente desde su lado de la mesa con expresión seria.

Espero que diga algo, que haga una broma, lo que sea, pero no lo hace.

Me mira a los ojos por unos segundos. Ninguno de los dos habla. Por fin se levanta.
–Salgo a fumar.- Dice, mientras busca en sus bolsillos. Se pone la chaqueta y sale por la puerta principal.

Me levanto sintiéndome mal y muy nerviosa y sin entender muy bien la razón. Me siento frente a la chimenea y comienzo a arrancar las paginas de una revista que ya hemos leído. Hago bolas con ellas y luego coloco un par de troncos encima.

John vuelve poco después. Se une a mi frente a la chimenea y echa otro tronco y mas hojarasca. Luego saca su encendedor del bolsillo y prende fuego al papel de fondo.

–¿Te apetece un café?- Pregunto.

–Claro.-

Cuando vuelvo, lo encuentro en el sofá, contemplando el fuego. Le ofrezco una taza. La toma sin decir nada y la deja sobre el suelo. Yo me siento junto a él, mirando también el fuego en silencio.
Echa la cabeza hacia atrás, sobre el sofá y se gira para mirarme. Yo le miro a los ojos y siento mariposas en el estomago, además del conocido dolor.

Me mira los labios, me tiende una mano y me acaricia la mejilla. Después se inclina lentamente hacia mi y me atrae hacia si para darme un beso largo y lento.

Cuando se aparta, me siento como borracha. Apoya la cabeza de nuevo contra el sofá y me mira.
Yo estoy alucinada. No puedo hablar. ¿Acaba de pasar lo que creo que ha pasado?

–Te deseo.- Dice

No contesto. Sé que no debería. Sé que esta mal, que lo acabare lamentando. Sé que probablemente pierda mi trabajo. Sé que soy una mas.











¡Hola! Apuesto que quieren saber que hará Meg hahaha ¿Ustedes que harían en esa situación? En fin, espero disfruten este capitulo :) Ya saben, cualquier duda, comentario y sugerencia, la pueden dejar el los comentarios, o si no, también pueden pasar por mi Twitter @cookierush :) 
Btw, si quieren leer una historia sobre George, pueden pasar a mi otro fic One Feeling :D ¡Cuidense!