sábado, 27 de octubre de 2012

CAPITULO 25

Voy a despertar a John. Creo que ya ha descansado bastante.

Anoche volvió a salir con el grupo después del concierto, así que imagino que no se sentirá muy bien.
No contesta a la puerta, por lo que tengo que usar mi llave.

–¡John!- Le llamo desde la puerta de la suite. –¡Tienes que levantarte!.- Añado alegremente.

No contesta. Entro, casi esperando encontrarme a dos fans en su cama otra vez, pero solo veo una mata de pelo enmarañada y un cuerpo bajo las arrugadas sábanas.

Miro alrededor. La habitación es un caos. Hay botellas vacías y colillas por todas partes. Oigo un murmullo procedente de la cama.

–¡Eh!- Digo mientras me acerco. –¿John? ¿Estas despierto? ¿Que tal la cabeza?- Aparto la colcha y me separo de un salto. Una chica con el cabello rubio revuelto y el rimel corrido me mira somnolienta. De repente parece que por fin me ve y abre la boca como alucinada. Se incorpora rápidamente y se cubre el pecho desnudo con las sábanas.

–¿Que mierda haces?- Me pregunta de mala manera en francés.

–Où est John?- Contesto mientras intento conservar la calma.

Se encoge de hombros, parece desconfiar de mi.

–Necesito saber donde esta.-

–No lo se.- Contesta en ingles. Entonces bosteza y se relaja. –La noche la paso aquí.- Añade y me mira con recelo.

Echo un vistazo al baño, por si estuviera ahí.
–¿Como estaba?- Le pregunto. –¿Iba puesto? A mi me lo puedes contar.- Añado mientras salgo del baño. –No te meterás en ningún lío.- 

–Creo que si.- Dice. Y por la expresión de su cara, yo diría que mas bien lo sabe. –¿Que ocurre?- Parece preocupada.

–Deberías irte.- Le digo de pie junto a la cama.

Me mira molesta durante un momento, luego levanta con desgana la colcha y busca por la cama hasta que saca una tanga negra de encaje. 

Siento que las nauseas van en aumento mientas le da la vuelta y se revuelve entre las sábanas para ponérsela. Sale de la cama con solo las bragas y toma un vestido rojo diminuto. Se lo esta poniendo por la cabeza, cuando oímos un gemido procedente del otro lado de la habitación.

Nos miramos sorprendidas y corremos hacia el lugar de donde procede el ruido. Detrás del sofá esta John, desnudo y cubierto de su propio vomito.

–Mon Dieu!- Exclama.

Me arrodillo, procuro ignorar la visión del flácido miembro que le cuelga entre las piernas. Puede que haya soñado con ver a John desnudo, pero no cubierto de su propio vomito. No, eso no estaba.

Rápidamente le doy palmadas en la cara.
–¡John! ¡John!-

–¿Esta bien?- Pregunta la chica inclinándose hacia delante. La aparto y me acerco al sofá, tomo la chaqueta de cuero de John y lo cubro con ella.

Vuelve a gemir.

–¡John!-

Abre los ojos y me mira como ido. Luego los vuelve a cerrar.

–¡John, despierta!- Le digo, dándole mas bofetones. Entre abre los ojos y se lleva una mano a la cabeza

–Oh...- Gime 

Tengo que sacar a la chica de la habitación y rápido. Lo ultimo que necesito es que venda la historia a alguna revista y no quiero que se involucre en esto mas de lo que ya esta. Me pongo de pie y tomo el bolso que he dejado colgando en la puerta. Vuelvo deprisa al sofá mientras saco doscientos euros de mi monedero.

–Toma.- Le digo mientras se los ofrezco. –Para un taxi. Te tienes que marchar. 

–¡No quiero tu dinero!- Me contesta.

–Tienes que irte ahora mismo.- Le repito en francés mientras agito los billetes de cincuenta euros.

Se levanta de golpe.
–¡No los quiero!- Repite mirando furiosa los billetes que sostengo en la mano.

Tomo un abrigo que supongo es suyo y se lo doy. Ella saca sus zapatos negros de tacón debajo de la mesita de café y se los pone. John gime de nuevo e intenta incorporarse. 

La chica lo mira.
–Espero que este bien.- 

–Se pondrá bien.- Contesto enseguida y la saco de la habitación. 

Cuando me acerco de nuevo al sofá, John está tumbado boca arriba inconsciente.













¡Hola de nuevo! aunque no fueron muchos comentarios, me alegra que sigan leyendo este fic :) 
En fin, regresare a las preguntas molestas :) Además de The Beatles ¿Que otra banda consideran su favorita? ¿Y cual canción su favorita? Lo se, son dos preguntas xD ¡Cuidense! 

viernes, 12 de octubre de 2012

CAPITULO 24.

La prensa del día siguiente asegura que John ha perdido el norte. En todas las publicaciones aparecen fotos, algunas mejores que otras. Es evidente que los curiosos que lo rodearon junto al río vendieron parte de sus fotos a las revistas.

Paul me llama a las once en punto de la mañana.

–¿Que mierda ha pasado?- Exclama por teléfono.

–Ya, es un desastre.- Le confirmo.

Mis padres también llaman. Están preocupados, al fin y al cabo han sido testigos directos de como John perdía el control.

–Tu padre esta preocupado por ti.- Dice mi madre. –Y yo también.-

–Tranquilos, estoy bien.-

–No nos parece que estés hecha para este tipo de trabajo. Estabas mucho mejor en tu anterior puesto, con aquella arquitecta tan guapa.-

–¡Mamá!- Protesto. –¡No digas tonterías!-

–¡No me gusta!- Me grita.

–¡A mi tampoco, mamá, pero no puedo renunciar y dejarlo tirado, así sin mas! ¡Me necesita!-

Quieren acercarse al hotel para verme, pero yo les digo que estoy muy ocupada. Lo ultimo que necesito es que mis padres me presionen para que deje mi glamuroso trabajo.

Llevo toda la mañana pendiente de John. Todavía no ha vuelto en si. No puedo creer que Brian todavía no haya cancelado el concierto de esta noche. Yo llevo toda la mañana hablando por teléfono con periodistas que me preguntan que va a pasar y no puedo hacer otra cosa que echar balones fuera.

Cuando llega Paul, lo llevo a la habitación de John. Brian nos cierra el paso en la puerta.

–Se esta espabilando.- Nos dice.

–¿Podemos pasar?- Pregunto.

–Denle un poco de tiempo.- Dice cerrándonos la puerta en las narices.

–Brian ¿por que no podemos verlo?-

–Esperen un poco.- Dice y cierra la puerta.

–Quince minutos.- Dice Paul. –Quince minutos y entramos.- Esperamos en mi habitación en un tenso silencio.

–¿No les he dicho que lo dejen en paz?- Ladra Brian asomado a la puerta, un cuarto de hora después.

–Vamos hombre, dejalos pasar.- Oigo que John dice desde dentro. Brian nos mira furioso, abre la puerta y se hace a un lado para dejarnos entrar.

–¿Que pasa amigo?- John se levanta y le da a Paul un caluroso abrazo. Luego se vuelve hacia mi. –¡Aaaaaqui esta Johnny!-

Yo doy un paso atrás, asustada.

Se ríe.
–Es broma Meg.-

No debo de parecer muy relajada porque añade:
–Tranquila ¡No es para tanto!-  Se sienta en el sofá, toma su guitarra y rasga las cuerdas con un rápido movimiento. Luego la deja en el suelo y toma el paquete de cigarrillos que hay sobre la mesa.

Lo miro desconfiada.
–¿Estas en condiciones de tocar esta noche?-

Brian resopla a mis espaldas.

–Si, claro.- John sonríe y se enciende un cigarrillo. –¿Que crees que soy un maldito blandengue?- Dice y tamborilea los dedos rápidamente sobre la mesa.

–¡Mierda, hombre, me has asustado!- Paul suspira aliviado y se derrumba sobre el sofá junto a él. John se ríe entre dientes y se frota la nariz.

Miro a Brian con recelo.

–Bueno, pues ya esta. Ya pueden irse.- Dice Brian, empujándome en dirección a la puerta. –Necesita descansar.-

–¡Espera!- Digo.

–¿Que?- John abre los ojos como platos fingiendo asombro y vuelve a reír. –¡Vaya cara!- Da codazos a Paul y me señala con la cabeza. –¿Verdad que esta guapa cuando se preocupa?-

Paul no contesta, pero estoy tan harta de que Brian y John no me tomen en serio que me doy media vuelta y me marcho.

John cumple con su compromiso esa noche y se muestra incluso mas energético que de costumbre. Lo observo desde un lado del escenario.

Bess me llama al día siguiente. Hace semanas que no hablo con ella, he estado muy liada.

–¡Hola! ¡Como me alegro de oír tu voz! ¿Que tal estas?-

–Bien, gracias ¿y tu?- Me parece un poco fría.

–Muy bien. Ocupada. Desde que salimos de gira no hemos parado.-

–Ya.- Contesta.

Se produce un extraño silencio durante el cual me pregunto por que me habrá llamado.

–¿Aun piensas venir a Liverpool?- Pregunta.

–¡Si, claro! Vamos para allá dentro de una semana.-

–¿Necesitas un sitio donde dormir?- Pregunta. Su tono es gélido.

–Pues no, nos alojaremos en un hotel. Aunque, gracias de todas formas.- Añado.

–Vale.-

Otra incomoda pausa.

–¡Mierda!- De repente me acuerdo. –Tengo que darte un par de entradas para el concierto.-

–¿Puedes?- Pregunta.

–¡Claro!- Le contesto. –Y también te conseguiré pases para verlo todo desde bastidores.

–¿De verdad?- Ahora ya parece mas contenta. –Eso si que seria genial.-

Sonrió.
–Te las enviare cuando lleguemos allá.-

–Oh.- Parece decepcionada. –Vale, seguro que estas hasta arriba de trabajo.-

–Si.- Contesto apenada. –O puedes venir al hotel y recogerlas tu misma, si quieres.-

–No, es igual.- Dice. –Yo también ando mal de tiempo. pero te veremos en el concierto ¿no?-

–¡Claro!- Exclamo. – Me muero de ganas. Oye, Bess tengo que dejarte. Me están llamando. Llevo dando largas a los periodistas desde que a John se le fue la pinza hace un par de noches.

–Serena me ha estado molestando para que te pregunte por eso.- Dice. –¿Que rayos paso?-

–Te lo contare cuando nos veamos.- Le miento. –Ahora tengo que atender otra llamada.-

Me entristece no poder contárselo todo como hacíamos antes. Cuando trabajaba para Marie, si tenia un mal día por culpa de un cliente grosero, me desahogaba con ella. Ahora es totalmente distinto.

Voy a despertar a John. Creo que ya ha descansado bastante.

Anoche volvió a salir con el grupo después del concierto, así que imagino que no se sentirá muy bien.
No contesta a la puerta, por lo que tengo que usar mi llave.













Se que mas de una querrá golpearme por desaparecer casi un mes, la escuela es mas complicada de lo que pense. Pero ya regrese, finalmente este fin de semana tengo tiempo de sobra para mis fics. Bueno y como ya es costumbre, les tengo una pregunta :P bien, aquí esta. ¿Si conocieras a un chico beatlemaniaco que te guste, como reaccionarias? lo se un poco muy extraña mi pregunta, pero creo que siempre he tenido esa duda :P espero sus comentarios. ¡Cuidense! :)

sábado, 15 de septiembre de 2012

CAPITULO 23

–¿Que sucede?- Pregunta mi madre.

–John ha desaparecido.- Le contesto mientras tomo mis cosas.

–¿De verdad tienes que irte?- Mi padre parece decepcionado.

–Si.- Aparto la silla. –El manager de John quiere que vuelva al hotel.

–¡Pero si ni siquiera has comido!- Señala mi madre frustrada.

–Lo siento este trabajo es así.- Es decir una jodida pesadilla. –¿Por que no tomamos un café mañana?- Sugiero, mientras me despido de ellos con un beso.

Me dirijo hacia la puerta sorteando las mesas y las estructuras de aluminio y bajo por las escaleras. Cruzo la plaza hacia la calle principal, paro un taxi y vuelvo al hotel.

–¿Adonde crees que habrá ido?- Pregunto a Brian.

–Ni idea. Pero mas le vale volver rápido. Terrence se va a poner fino cuando tenga que cancelar el concierto mañana.-

–¿Crees que llegara a eso?- Pregunto. –Quiero decir, ¿Por que estas tan preocupado? Probablemente haya ido a dar una vuelta o algo así.-

–Ringo me ha dicho que se estuvo comportando de forma extraña.- Brian me mira de reojo.

–¿Como de extraña?- Pregunto. –¿Estaba puesto?-

–Posiblemente.- Admite. –A saber que mierda habrá mezclado para ponerse así.- 

–¿A que te refieres? ¿Como se ha puesto?- Ahora si estoy preocupada.

–Se subió a la la barandilla del balcón de su habitación y se quedo ahí colgando, riendo a carcajadas.- 

–Joder.- Digo. Su suite esta en el ultimo piso.

–¿Y que te dijo cuando te llamo?- Me pregunta Brian.

–Queria que me uniera a su fiesta, pero no me dijo donde estaba.- 
El teléfono del hotel suena y Brian lo descuelga.

–¡Si! ¿Donde? ¿Donde esta eso? ¿Nos puede conseguir un coche? Vale, ahora vamos para allá.-

Brian cuelga y toma su chaqueta.
–Esta junto al río. Unos periodistas lo han visto y han llamado al hotel. Tiene que estar muy mal como para que nos avisen. Normalmente se limitan a hacer fotos y luego se largan.-

Mientras avanzamos bajo la lluvia por las calles de París en busca de John, en mi ventana aparece la torre Eiffel elevándose sobre los tejados. 
El fotógrafo dijo que había visto a John por aquí cerca, y esperamos e imploramos que siga en el mismo  sitio cuando lleguemos.
–Ojala no se haya tirado al río.- Murmura Brian.

El comentario me pone ligeramente histérica.
–¿Y por que iba a hacer algo así? ¿Por que? ¿Habia hecho algo parecido antes?- 

–¡Tranquilizate guapa! No creo que ahora sea un suicida. 

Cruzamos el río y avanzamos junto a la orilla en dirección a la torre. Yo miro por la ventana con la esperanza de ver a John, pero consientemente de que es una causa perdida. Ahora mismo podría estar en cualquier sitio.

–¡Ahi esta!- Grita de repente Brian.

–¿Donde?- Pregunto.

–¡Alli!-

Miro en la dirección que me indica y veo a un grupo de gente junto a un puente. No distingo a John, pero si los flashes de las cámaras de fotos. Hago uso de mi francés de sobresaliente y le indico al conductor que nos acerque todo lo posible, luego salimos del coche y nos abrimos paso entre toda la multitud.

Me quedo helada. John esta rodeando con su brazo izquierdo a un vagabundo. En la otra mano sostiene una botella vacía de whisky. Apenas se tiene en pie y se ríe a carcajadas.

–¡John!- Grito.

–¡Nutmeg!- Parece encantado y se acerca dando tumbos hacia mi, arrastrando con el al joven vagabundo. –¡Brian!- Grita, soltando al hombre y a la botella de whisky, que se rompe en mil pedazos al caer al suelo.

Camina con los brazos abiertos hacia Brian, que junto con la gente de seguridad, intenta, sin ningún éxito, dispersar a los curiosos que se han reunido ahí. Luego se vuelve, me abraza y apoya todo su peso sobre mi, consiguiendo que casi nos caigamos los dos. Apesta a una combinación de alcohol, tabaco y vomito. Desde luego no es un aroma que nadie embotellaría para venderlo como loción para el afeitado con la firma de John Lennon.

–Venga, vámonos al hotel.- Respiro por la boca para no oler e intento arrastrarlo entre el gentío. Muchos siguen disparando sus flashes, John Lennon borracho supone una atracción turística mucho mas llamativa que la famosa estructura de trescientos metros que se alza sobre nosotros.

–¡Espera, espera!- John me obliga a parar. –Ven, quiero presentarte a mis nuevos amigos.- Da media vuelta, me toma de la mano y tira de mi en dirección al puente, donde hay varias cajas de cartón amontonadas, algunas de las cuales están cubiertas por plásticos y basura de todo tipo. 
Parece que en interior reside un grupo de vagabundos.

–John, deja a esa gente en paz.- Tiro hacia atrás intentando resistirme.

–Que vergüenza, Nutmeg. También son personas, ¿sabes?- Y suelta otra risotada. –Escucha esto, ya veras, escucha.-  Dice y le grita al pequeño grupo de vagabundos que tiene delante. –¡Diganlo!

–¡Aqui esta Johnny!- Dice uno de ellos.

–Escucha, Nutmeg, escucha. ¡Dilo otra vez!-

–¡Aaaaaqui esta Johnny!- Repite el mismo.

John se da la media vuelta emocionado
–¡Aaaaaqui esta Johnny!- Grita –¡Aqui esta Johnny!- Grita de nuevo.

En ese momento, Brian y el equipo de seguridad se abren paso entre la multitud y lo arrastran hacia el coche.

–¡Rapido! ¡Vamonos!- Le grita Brian al conductor.

–Vite! Dépêchez-vous!- Repito en francés.

¿Quien mierda es esta persona? Intento tomarle la mano, pero se suelta de un manotazo y ríe histérico.
Aterrorizada, llegamos al hotel y les pido que llamen a un medico. John se ha calmado considerablemente, aunque es todo un triunfo conseguir que suba a su habitación y no vaya al bar del hotel, como le habría gustado. Retiro la colcha y las sabanas y le abro la cama, mientras Brian le quita los zapatos. Los de seguridad están con nosotros por si necesitaramos ayuda otra vez.

–Venga, colega.- Dice Brian, mientras intenta que John se siente sobre la cama.

–Nutmeg...- John extiende una mano hacia mi. –Ven aquí, Nutmeg.

Miro a Brian, este asiente y me acerco a la cama. John me toma de la mano.

–Eres una buena chica.- Balbucea y tira de mi para que me acueste a su lado.

–¡John! ¡No, vamos!- Brian consigue a duras penas que me suelte y John se derrumba sobre las almohadas, sonriendome adormilado.

Cuando llega el medico, John ronca ruidosamente. Tras examinarlo, dictamina que solo necesita dormir.
Brian se derrumba sobre una silla. 
–Yo me quedo con el. Tu descansa un poco.- Me dice malhumorado. Yo no se que hacer.

–¡Vete!- Insiste –Quiero estar seguro de que no se tira por la ventana antes del concierto de mañana.-

–Brian, no puede actuar en ese estado.- Intento razonar con el.

–¡Callate!- Me grita.

–¡No me hagas callar!- 

–¡No pretendas ser una experta en cosas de las que no sabes nada!- Me dice señalándome con el dedo.

Se que no voy a ganar esta discusión, así que me marcho.














Espero les guste el cap de hoy :P lo se dos semanas sin caps fue demasiado pero ya sabran la razon :S en fin... 
Espero sus comentarios :D y gracias por leer esta historia :D

sábado, 1 de septiembre de 2012

CAPITULO 22.


Llegamos a Barcelona a principios de Diciembre. Es la primera de las dos ciudades españolas en las que vamos a actuar, la siguiente sera Madrid.

Nos alojamos en el centro y tenemos la noche libre antes del concierto de mañana. Decido dar un paseo, así que me abrigo bien y salgo del hotel.
Unos focos iluminan la Sagrada Familia de Gaudí, y la enorme y profusamente decorada catedral ofrece una vista espectacular en la oscuridad de la noche.

Vuelvo al hotel, y casi al instante suena el timbre del teléfono.

–¿Si?-

–Meg, soy mamá.-

–¡Hola! ¿Como estas?-

–Pues no muy bien cariño.-

–¿Por que? ¿Que ha pasado?- Pregunto alarmada.

–Es la abuela. Ha muerto esta tarde.-

De repente me siento culpable. Yo quería a mi abuela y me doy cuenta de que no la llame ni una sola vez desde que llegue a Londres. Me siento fatal. Comienzo a llorar.

–Meg, Meg, no llores cariño. Estaba orgullosa de ti, ya lo sabes.

Eso hace que llore todavía mas.

–¿Por que no me avisaron que se encontraba mal?-

–No queríamos molestarte.- Se excusa mi madre. –Sabemos que estas muy ocupada...-

–¡Mamá! ¡Deberias habérmelo dicho! ¿Cuando es el funeral?-

–Pasado mañana.-

Ese día tocamos en Madrid.

–Ya se que no podrás venir...- Continua.

–¿Pero que dices? ¡Tengo que ir!-

Aunque protesto airada, se que sera muy difícil dejar la gira.

–Meg.- Me reprende. –No pasa nada. Ella no habría querido que sacrificaras tu trabajo. Se que John te necesita...-

Me recuesto en la cama, para regodearme en mi tristeza.
Oh, abuela... la idea de perderme el funeral hace que me sienta fatal. Pero cuando mas lo pienso, mas convencida estoy de que marcharme seria una pesadilla.

Probable mente debería avisar a John de que no lo acompañare a el ni a su grupo esta noche. Habíamos pensado ir a un bar del Barrio Gótico.
Se escucha música a todo volumen procedente de su cuarto y como no creo que me oiga llamar a la puerta, tomo el bolso y saco la llave.

Abro la puerta, entro en la suite y me encuentro con que John esta tomando LSD. Un tipo con pinta de colgado, de pelo oscuro y grasiento y barba de dos días, esta sentado en el sofá, junto a el.

–¿Quieres?- Me grita el tipo por encima de la música. Se inclina hacia delante y me muestra una bolsita con frascos de LSD.

–¡No!- John apoya su mano sobre el pecho del tipo y lo empuja con fuerza hacia atrás, contra el sofá, parece furioso.

–¡Eh!- Dice el hombre.

–Ella no se mete esta mierda.- Le contesta John, mientras baja el volumen de la música.

–Esta bien, hombre.- El individuo se inclina otra vez hacia delante y comienza a guardar a toda prisa en una bolsa de cuero todo.

Yo me quedo ahí de pie durante unos segundos, sin saber muy bien que decir o hacer. Lo que me apetece es dar media vuelta y salir corriendo, pero recuerdo las palabras de Brian, así que intento mantener la calma.

–John, quería hablar contigo porque...-
Me resulta difícil, apartar la vista de los frascos vacíos que quedan sobre la mesa, frente a mi. Además, el tipo de pelo grasiento, me hace sentir incomoda con su presencia.
–Queria decirte que...-

John sigue furioso. No se si esta enojado conmigo por verlo así, o con su amigo por ofrecerme.

–Esta noche no puedo salir con ustedes.- Consigo decir por fin.

–¿Por que no?- Pregunta clavandome sus ojos en los mios.

–Mi... mi... Me han dado malas noticias.- Balbuceo. –Son cosas personales, ¿vale?- Seguro que parezco desesperada por largarme. Quiero salir de la habitación ya.

–¡Meg! ¡Meg!- Dice mientras me dirijo a la puerta.

–Me tengo que ir...-

Me intercepta en la puerta.
–¿Que pasa?- Me mira fijamente y sujeta la puerta con una mano. Yo miro para otro lado. –¡Eh, Nutmeg! ¡Mirame!- Me ordena. –¿Que pasa?-

¿Aparte de ver al hombre del que estoy enamorada emborracharse todas las noches, tirarse a las fans y meterse LSD?
Tengo unas ganas terribles de echarme a llorar, no solo por mi abuela, sino por mi misma. Los últimos meses han sido muy intensos. Nunca se a que atenerme. John es encantador un día, frió otro y desagradable al siguiente. No paro de repetirme que este cuelgue se me pasara, que no es nada serio, pero siempre que lo veo tonteando con otras chicas entre bastidores siento un dolor casi físico. Ahora mismo, al alzar la vista hacia el, siento una punzada de dolor.
Me toma del brazo con brusquedad.

–Nutmeg ¿Que ocurre?- Pregunta otra vez.

–Es mi abuela.- Le cuento. –Ha muerto esta tarde y estoy un poco triste, eso es todo.-

–Lo siento, ¿te puedo ayudar en algo?-

–No, solo necesito estar sola.-

–Si, claro, claro.- Me suelta el brazo dejándolo frió. –¿Cuando es el funeral?-

–Pasado mañana.- Y a continuación añado que no voy a ir.

–¿Seguro?-

–Si, seguro.-

Poso la mano sobre el pomo de la puerta y lo miro, esperando que se aparte. Así lo hace. Luego abro la puerta y salgo al pasillo iluminado.




Ahora nos encontramos en París y otra vez esta puesto. El comportamiento de John ha ido claramente a peor. Nos alojamos en un bonito y antiguo hotel de cinco estrellas cerca de los Campos Elíseos, y tengo la noche libre antes del concierto de mañana.
Mis padres han viajado desde Grasse , en el sur, para cenar conmigo en el Centro Pompidou. Mi madre me esta contando como fue el funeral de mi abuela.

–¿Fueron Susan y Tony?- Tony es el esposo de mi hermana.

–Claro.- Contesta mi madre rotunda, sin darse cuenta de que su respuesta quizá hiera mis sentimientos , ya que yo no fui.

–¿Nadie dijo nada sobre que yo no estuviera ahí?- Insisto con la esperanza de que alivien mi sentimiento de culpa, a sabiendas de que probablemente el efecto sera el contrario.

–Todo el mundo lo entendió.- Mamá intenta consolarme, pero no lo consigue.

–Este restaurante es bastante elegante, ¿no les parece?- Papá intenta cambiar de tema.

Miro a nuestro alrededor, estamos rodeados por gigantescas estructuras de aluminio. Parecen salidas de otro mundo.
–¿Que pasara con su casa?- Vuelvo al tema de la abuela.

–La vamos a alquilar.- Contesta mi padre.

No me gusta mucho la idea de que otras personas vivan en la casa de mi abuela y se lo digo a mis padres.

–Tu madre y yo hemos pensado que quizá nos traslademos a vivir ahí algún día.-

–¿De verdad?- Me gusta y me sorprende la idea de que algún día vuelvan a Inglaterra.
El camarero me llama y dice que alguien pregunta por mi en el teléfono.

–¿Hola?-

–¡Nutmeg! ¿Donde jodidos te has metido?-
Es John y esta borracho.

–Estoy cenando con mis padres.- Intento mantener la calma. –Ya te había avisado.-

–Ven aquí, lo estamos pasando de la puta madre.-

–¿Y donde estas?- Le sigo la corriente.

–¿Donde mierda estamos?- Oigo que grita a alguien. Unos segundos después vuelve a contestar. –No tengo ni puta idea de donde estamos.- Y rompe a reír a carcajadas.

–¡John!- Alzo la voz. –¿Estas bien? ¿Quieres que te envié un coche?-

–No Nutmeg, no hace falta. ¡No hace falta!- Grita entre risotadas y me cuelga.

Regreso a la mesa.

–¿Va todo bien?- Pregunta mi madre con tacto.

–Si.- Digo con firmeza.

Pedimos la comida, pero estoy preocupada. Cuando me dicen que tengo otra llamada, me sobresalto, aunque en realidad casi lo esperaba.

–Meg, soy Brian ¿Donde estas?-

–En el Centro Pompidou, cenando con mis padres en el restaurante.-

–Pues vas a tener que volver. John ha desaparecido en combate.-

–¿Pero que dices? Si me acaba de llamar.-

–¿Te ha llamado?- Brian parece sorprendido.

–Si, hace un momento.-

–¿Que te dijo?-

–Queria que me encontrara con el. Pero no pudo decirme donde estaba.-
Miro a mis padres a lo lejos. Parecen preocupados.

Regreso a la mesa, al parecer tengo que regresar al hotel.

–¿Que sucede?- Pregunta mi madre.

–John ha desaparecido.- Le contesto mientras tomo mis cosas.
















¡WTF! John desaparecido :O Ese Lennon siempre dando sorpresas inesperadas.
Bueno chicas, les tengo una buena y una mala noticia. La mala es que la novela, originalmente solo dura 36 capítulos. Y la buena es que gracias a la imaginación de la chica detrás de la computadora que esta escribiendo esto, este fic, durara mas. En fin nunca me cansare de agradecerles por seguir leyendo :)

sábado, 25 de agosto de 2012

CAPITULO 21.

Después de Amsterdam viene Zurich y luego Milán y Roma. Se venden todas las entradas en todos los conciertos mientras las ciudades europeas comienzan a confundirse en mi cabeza.
No estoy disfrutando tanto como pensaba. Eso de tener que viajar constantemente y el no saber a que atenerme con John me dejan totalmente descontrolada.

Ahora mismo estoy entre bambalinas, en Oslo. Contemplo la mesa llena de bebidas y no puedo creer la cantidad de alcohol que llevamos consumido en la gira, y eso que todavía nos queda mas de la mitad. John cada vez bebe mas, se pasea entre bastidores con su guitarra.

–¡Aqui estas! A ver que te parece esto.-

Lleva unos días de lo mas animado, nada que ver con como comenzó la gira. Al menos Brian si tenia razón en eso.
Se sienta a mi lado y comienza a tocar unas notas.

–Es una introducción nueva para Help!- Dice.

Help! es una de sus mejores canciones.
–¿Por que?- Pregunto, pues creo que suena genial tal y como esta.

–Me aburre.-

–¡Solo hace un mes que la tocas!- Ya le hizo unos cambios antes de salir de gira.

–Si y me aburre.- Repite, haciendo énfasis en las palabras para dejar claro su opinión.

–Bueno, esta bien.- Le digo, no quiero ser una aguafiestas.

Comienza a tocar, mientras habla por encima para contarme lo que tiene planeado.

–Pues creo que suena fenomenal.- Y señalo con la cabeza la guitarra de John.

–Gracias.- Contesta.

He reservado un teatro en desuso para que puedan ensayar, y ahora mismo estoy sentada en el patio de butacas con una revista. Pero no leo, observo. Observo como John se dirige al grupo. Todos iban a tener un par de días de descanso, pero en lugar de eso, ahora tienen que trabajar. Siento un renovado respeto por el, por lo que es capaz de hacer.
Por eso me duele tanto ver cosas como las de anoche.
Yo estaba en su habitación mostrándole algunos recortes de prensa cuando alguien llamo a la puerta.



–¡Servicio de habitaciones!-

–¿Les digo que vuelvan mas tarde?- Pregunto a John.

–No, necesito mas perlas de gel.-

–¿Perlas de gel?-

–¿Que?-

–Nada. ¡Adelante!- Grito.

–¡Servicio de limpieza!- Y llaman cinco veces a la puerta.

–Que si, que adelante.-

Vuelven a llamar.

–¡Que raro!- Murmuro. –¿Por que no tiene una llave?- Abro la puerta y me encuentro frente a una morena muy guapa que no aparenta mas de dieciocho. –¿Eres del servicio de limpieza?-

Va vestida con el uniforme de una camarera de hotel, pero su rostro irradia tanta emoción cuando intenta pasar a la habitación que me hace sospechar. No puedo creer que este tan contenta por limpiar el baño de nadie.

–¿De verdad eres empleada del hotel?- Pregunto desconfiada.

Ella asiente con la cabeza, mecánicamente.

–No me lo creo.- Y comienzo a cerrar la puerta.

–Espera.- Dice John. –Que pase.-
Se acerca hasta la puerta y apoya su brazo derecho contra el marco

–¡John Lennon!- Dice la supuesta camarera totalmente encantada.

–Hola.- Sonríe.

–¡John Lennon!- Repite –¿Paso?

–Bueno, ya esta bien.- Le interrumpo. –Gracias, ahora te puedes marchar.- Y me dispongo a cerrar la puerta, pero John la abre otra vez.

–No seas aguafiestas Nutmeg.- Me dice mientras mira de arriba a abajo a la chica vestida de camarera. Ella sonríe, pero baja la mirada.

–¿Paso?- Pregunta de nuevo, esta vez con un tono mas sexy.

John abre la puerta un poco mas, y se aparta para dejarla entrar.

–¡John!- Ahora si que estoy enojada, pero eso no evita que la chica pase por delante de mi y entre en la habitación.

–Ya te puedes marchar, Meg.- Y con esas me despacha.

Yo me quedo paralizada

–¿No hablas mi idioma, verdad?- Le pregunta a la chica.

–No, no hablo.- Dice con un fuerte acento italiano. –No, no hablo.-

–Ni falta que te hace.- Me guiña un ojo y cierra la puerta, dejandome en el pasillo.



Jamas me acostumbrare a las groupies. Cada vez que lo veo con otras mujeres, me siento como si arrancaran una parte de mi.

–Suena muy bien. Vamos a descansar un rato.- John baja del escenario y se acerca por el pasillo del patio de butacas. Me incorporo en mi asiento.

–¿Me puedes traer un sandwich o algo de comer?- Me pregunta.

–Claro.- Tomo mi abrigo. –¿Te lo vas a comer aquí?-

–Si. Quiero seguir trabajando. Creo que al riff de guitarra le falta algo.

Trabaja duro, este John. Al principio no me di cuenta, con eso de trasnochar todas las noches, la bebida y las mujeres, pero si que trabaja.
Vuelvo al poco tiempo con un sandwich de atún y mayonesa.

–Gracias.- Dice. Le da un mordisco y se pone de pie. Mete la mano en un bolsillo y saca una pequeña petaca, la abre y la inclina sobre la boca. –Mierda, no hay.- Me dice mientras me la pasa. –¿Me la llenas?-

–Claro.- Digo un tanto confusa. –¿De que?-

–De whisky, ¿De que va a ser?- Me mira divertido.

–¿Y no quieres que le eche algo mas? ¿Coca-cola, Pepsi?-

–Coca.- Me sonríe con cara de bobo. Al principio no capto la broma, pero luego caigo. Rompe a reír al ver la cara que pongo. –No, guapa, solo whisky, gracias.-

–Pero ¿ahora?-

–Si.-

–John, me preocupa lo mucho que estas bebi...-

–Gracias.- Me interrumpe y señala con la cabeza a la petaca que sostengo en la mano. Doy media vuelta y recorro el pasillo para salir a la calle en busca de una licoreria. Sabia que debería haber preparado la habitual mesa con comida y bebida para el teatro, pero John me dijo que para los ensayos no hacia falta.

Dos días después, estoy entre bastidores, en Munich, cuando John aparece a mi lado. Esta noche parece mas frenético de lo normal.

–¿Te encuentras bien?- Le pregunto.

–¡Si, si, Nutmeg! ¡Este concierto va a ser genial!-

Esta eufórico, saltando arriba y abajo sin moverse del sitio
Un técnico aparece con su guitarra, pero tarda en colocársela porque John no para quieto.

Suenan los primeros compases de Help!, con la nueva modificación. Y estoy nerviosa, yo diría que mas que el. En los ensayos sonaba fenomenal, pero cuando tocas delante miles de personas la cosa cambia.

–No estés tan nerviosa.- Se planta delante de mi y me pone las manos en las caderas, mientras me mira directamente a los ojos. El corazón me da un vuelco mientras estudia mi cara. Luego me sonríe. Tiene los ojos raros. No para de moverlos. Es evidente que esta de subidón, y de repente se me ocurre que quizás no sea por causas naturales.

–¿Estas bien John?- Pregunto de nuevo, esta vez con mas preocupación.

–¡Que si, que si, que si! ¡Relajate mujer!-

Me masajea frenéticamente las caderas con las manos y luego se sorbe la nariz antes de soltarme y ponerse a saltar otra vez.

–Alla vamos.- Dice, mirando al escenario.

Suena la primera estrofa de la canción, volviendo a todo el mundo loco. En momentos así, me parece increíble que los conozca; yo conozco a John Lennon.

Lo observo acariciar el micrófono con las manos mientras la canción languidece justo antes de que intervenga el coro. Lo contemplo llena de orgullo, pero entonces recuerdo esa mirada esquiva y de nuevo vuelve la preocupación.
Después del concierto esta todavía mas histérico y lo mismo ocurre en el siguiente concierto en Niza y en los dos días previos al de Barcelona.

–¿Y?- Pregunta.

–¿Como que Y?- Contesto.

–¿Donde esta el problema? ¿No habíamos hablado ya de John y la bebida?-

–Si, si, si.- Digo llena de frustración. –Y me da igual que me consideres una mojigata. Estoy preocupada por el, Brian.

–¡Joder, con la niña! Descansa un poco. De todas formas, ¿que crees que puedo hacer yo?-

–No lo se, ¿decirle que no lo haga?-

–¿Decirle que?- Se ríe. –¿Decirle que? ¿Crees que me hará caso? Ya es mayorcito. Y hace lo que le parece. Ahora vete por ahí y deja ya de molestar.-

Como podrán suponer, este Brian comienza a tocarme las narices.

Llegamos a Barcelona a principios de Diciembre. Es la primera de las dos ciudades españolas en las que vamos a actuar, la siguiente sera Madrid....
















¡Hey! Es bueno saber que aun leen este fic :) finalmente puedo escribir un cap, después de toda la semana :P maldita universidad :P en fin ¿saben? me encantan sus comentarios, así que ¡comenten mucho! :) se vienen las cosas buenas en la historia :)

sábado, 18 de agosto de 2012

CAPITULO 20.

Para la próxima ciudad, reservo habitaciones en dos hoteles por si tenemos que trasladarnos otra vez, y decido hacerlo ya siempre para lo que queda de la gira. A veces necesitaremos la otra habitacion, otras, la seguridad será mejor y no hará falta, pero es preferible pagar la cancelación y estar preparados para todo. Aunque lo mas probable es que el director nos lo perdone si quiere que volvamos a su hotel en un futuro.

Ahora estamos en Amsterdam, donde nos quedaremos cuatro días y tras el bajón del comienzo de la gira, parece que John ya esta recuperado.
Es por la tarde, y tenemos la noche libre antes del concierto de mañana. Ayer dieron el primero de los tres conciertos de Amsterdam y fue alucinante.

Alguien llama a la puerta. John esta sentado en la cama, tocando las cuerdas de su guitarra y yo estoy enfrente, plácidamente en el sofá. Me levanto para abrir la puerta.

–¡Hola John!- Dice George al tiempo que me mira nervioso. –Estábamos pensando en dar una vuelta por el... bueno, por el barrio rojo. ¿Te apetece venir?-

Yo me pongo tensa de inmediato, pero el contesta al momento que no y me vuelvo a relajar, hasta que añade:
–¿Por que pagar si lo puedes tener gratis?- Y enfatiza sus palabras con un rápido rasgado de guitarra.

George se rie y cierra la puerta tras de si.

–Nutmeg.- Dice John en un tono cortante en cuanto me vuelvo hacia el. Es la primera vez que me llama Nutmeg en semanas, y siento que una oleada de ternura me calienta el corazón. –No me llevaste a aquella chica la otra noche.-

–¿Que?- Pregunto. –¿De que hablas?-

–Lo sabes perfectamente.-

–Te refieres a lo de Viena?- Pregunto para estar segura.

–Hum.-

–Perdona, me pareció que estabas demasiado borracho para darte cuenta.-

–Nunca estoy demasiado borracho.- Afirma, y me guiña un ojo. –Bueno, ¿Adonde quiere ir Paul esta noche?- Pregunta mientras deja la guitarra apoyada contra la cama.

–No lo se, al Dinner Club, o algo así.-

–¿Al Supperclub?-

–Si, eso.-

–Lo conozco. Vale, si reserva una mesa. Ven tu también.-

–Esta bien.- Contesto contenta. Es la primera vez que me incluye en sus planes, desde que estuvimos en Cardiff. –¿A eso de las nueve?- Pregunto.

–Si, esta bien.-




–Eh, se me ha olvidado decirte que mi hermano se ha prometido.- Le dice Paul a John.

Estamos cruzando una canal de camino al restaurante. John queria retar al frio de Amsterdam e ir dando un paseo en vez de tomar el auto. El Supperclub esta a menos de un kilometro del hotel.

–¡Vaya! Que bien, felicitalo de mi parte.-

–¿Como se llama tu hermano?- Pregunto. No es un dato relevante, para la conversación, pero es la única forma de intervenir.

–Mike.- Contesta Paul. –¿Y tu que Meg? ¿Tienes hermanos o hermanas?- Pregunta.

–Tengo una hermana, Susan. Es mayor que yo. Tiene treinta y dos. Esta casada y es aburrida. No nos llevamos bien.

–¿Por que no?- Pregunta John interesado.

–Es una engreida. Y no me gusta su esposo, es un imbécil.-

Los dos se rien.
–Adelante, no te corte Meg.- Dice Paul.

–Es que lo es. Pasamos las ultimas Navidades con mis padres que viven en el sur de Francia.- Explico. –Y una noche, sin decirle a nadie abrió una botella de vino que mi padre conservaba desde hacia siglos. Se bebió la mitad como si fuera agua y no compro nada para reponerla durante todo el tiempo que estuvo alli. Y me da mucha rabia que mi hermana nunca le diga nada.-

–La novia de mi hermano, bueno ahora prometida es un poco así también.- Dice Paul. –A mi padre lo vuelve loco. Enseguida se pone comoda cuando va a casa. Si te pilla curioseando en sus instrumentos o algo así hay que pedirle permiso.-

Me rio.
–¿Era así también con Jane?- Paul parece un poco desconcentrado al oir el nombre de su ex y lamento haberla sacado a colacion, pero se recupera enseguida.

–Si, un poco.- Murmura. –Quizás esa sea una de las razones por las que me dejo.-

John y yo nunca nos enteramos porque habían roto el y Jane. Ahora siento curiosidad.

John nos mira a los dos y sonríe.
–Bueno, ¿Donde esta el maldito restaurante? ¿Y de quien fue la genial idea de ir andando?-



–¿Por que rompieron tu novia y tu?- Le pregunto a Paul, dos horas y varias copas de vino después.

–Atropello a mi perro.-

–¡No!- Exclamo. John se rie entre dientes y entonces miro a Paul con expresión hastiada. –No tienes perro ¿verdad?-

–No desde que lo atropello.- Contesta Paul con cara triste.

–¡Para ya! ¡Dime la verdad!- Le digo mientras le clavo un dedo en las costillas.

–¡Ay! No sigas por ahi o acabaras mal.- Me avisa.

–Esta bien ¡Pero dime ya!-

–Teníamos opiniones diferentes.- Dice

–Ya, ¿Sobre que?- Pregunto.

–No era nada golosa, odiaba los dulces, Megan. De verdad chocábamos en todo.-

–Vale, me rindo.- Digo mientras me recuesto sobre el respaldo de la silla y le dedico a John una mirada de resignación. –¿Es siempre así?- Pregunto

–Eso me temo.- Contesta Joh y llama a una de las exageradamente guapas camareras para pedir otra botella de vino para Paul y para mi. El hace rato que se paso a los licores mas fuertes, lo que significa que Paul y yo ya llevamos dos botellas entre los dos.

–Oh no, yo ya no puedo beber mas.- Protesto.

La camarera nos mira a los tres esperando una respuesta definitiva.

–Traenos la botella.- Le dice John. Apesar de la tenue luz es evidente que esta nerviosa. Intenta ser profesional y no parecer impresionada por la identidad del cliente, pero eso no es facil. Ya nos han interrumpido tres veces clientes del restaurante para pedir autografos. John y Paul los firman muy amablemente, incluso con la boca llena.

–En serio, cuando me paso con la bebida no me tengo en pie.- Aviso.

–¿No querrás que nos pongamos a discutir ahora por el consumo del alcohol, eh, Nutmeg?- Pregunta John arqueando una ceja. –Ademas nosotros te cuidaremos, ¿verdad, Paul?-




Cuando cambiamos de local, yo ya voy bien cargadita. Quería volver al hotel, pero los chicos me arrastran a un club y estoy demasiado borracha para resistirme. Ahora estoy sentada en un oscuro reservado, rodeada por Paul, John, George, Ringo y demás que se nos han unido tras su <<aventura erótica>>.

Mi presencia no les impide contar lo que han hecho. Si no estuviera tan borracha, probablemente me daría asco. Aunque, de todas formas, ya empiezo a encontrarme mal gracias a todo el vino que he bebido.

–¿Te encuentras bien Megan?- Balbucea Paul a mi oído.

–No.- Le contesto de la misma manera. –Me parece que voy a vomitar.-

–¿No ira a echar todo aqui verdad?- Pregunta Ringo.

–¿Te acompaño al baño Megan?-

–Humm...- Asiento con la cabeza, aunque en realidad no quiero que venga conmigo. ¿Donde están las amigas cuando las necesitas?. –En realidad lo que quiero es volver al hotel.-

–Esta bien.- Se pone de pie y me ofrece una mano. Yo poco a poco intento salir del reservado. John me toma por el brazo.

–¿Adonde vas?- Pregunta molesto.

–La llevo al hotel.- Contesta Paul.

–¿Por que?-

–Mirala hombre, esta fatal.-

Tropiezo y Paul evita que me caiga.

–Que va. Estas bien ¿verdad Nutmeg?- John intenta parecer alegre.

–No.- Digo al tiempo que niego con la cabeza.

Paul se dispone a guiarme hacia la salida.

–Oh, venga ya.- Protesta John. –¡La fiesta acaba de empezar!-

–Hasta mañana.- Responde Paul.

Apenas recuerdo nada del viaje hasta el hotel, solo se que de repente me vi delante de la puerta de mi habitacion.
–No encuentro la llave.- Me quejo desesperada y vacío el contenido de mi bolso en la alfombra del pasillo. Inmediatamente, Paul se agacha para tomar la llave, luego recoge todas mis cosas y las mete de nuevo en el bolso mientras yo me apoyo vacilante contra la pared.

–Uh ¿Estas bien Meg?-

No contesto. El mete la llave en la cerradura, abre la puerta y me ayuda a pasar.

–Voy al baño.- Digo.

Cinco minutos después llama a la puerta.

–Meg, estoy preocupado, ¿puedo pasar?-

–Si, arg...-

Estoy de rodillas en el suelo del cuarto de baño, frente al excusado. Todavía no he conseguido vomitar.

–Joder, deja que te ayude con el abrigo, debes estar asada.- Dice y luego añade. –He llamado al servicio de habitaciones. Van a traer ¿unas tostadas?-

Parece sorprendentemente sobrio con todo lo que ha bebido. Pero claro, eso es porque lo comparo con como estoy yo.
Me obliga a comer dos tostadas antes de sentarme en la cama y retirar la colcha. Se arrodilla y me quita los zapatos de tacon, luego se inclina sobre mi y baja la cremallera de mi vestido.

–Así te lo podrás quitar cuando me haya ido.- Me dice, todo un caballero.

A mi se me va la onda e intento sacarmelo por la cabeza, pero se me queda atascado, así que tiene que subir a la cama y ayudarme. Menos mal que llevo sujetador esta noche.

Se sienta en el sofa frente a la cama.

–¿Que haces?- Le pregunto medio ida.

–Me quedo aquí contigo.- Dice mientras se acomoda en el sofá.

–No seas tonto, estoy bien.-

–Meg, no me discutas.-

–Paul, estoy bien, vete a dormir.-

–No, Meg. Duermete.-

–Pues si te quedas.- Le digo, mientras le hago un hueco en la cama. –No puedes dormir ahí.-

Echa un vistazo a la enorme cama, y no tengo que decirselo dos veces.
–Solo si estas segura.- Dice.

–No es la primera vez que dormimos juntos, si, estoy segura.-

A la mañana siguiente, me despierto con un resacon de cuidado.

Gimo.

–¿Estas bien?- Susurra Paul.

–¿Por que le haré caso?- Pregunto con una mano en la frente.

–No tenias otra opcion. Es muy difícil negarle nada.-

–Pero tu lo consigues casi siempre.-

–Son años de experiencia, Meg.- Su voz suena mas grave de lo habitual. Incluso un poco ronca.

Me incorporo lentamente. Necesito urgentemente mis pastillas para el dolor de cabeza, pero no quiero salir de la cama prácticamente desnuda.

–¿Que necesitas?- Pregunta Paul al notar mi ansiedad.

Se lo digo.

–¿Donde están?-

–En mi neceser, en el curto de baño.-

Me trae las pastillas junto con un vaso de agua.
–Venga, tomatelas.-

Hago lo dice y me tumbo a su lado. Mi brazo roza el suyo y me aparto en cuanto me doy cuenta.
De repente salta de la cama.

–¿Adonde vas?- Le pregunto sorprendida.

–Vuelvo a mi habitacion.- Se pone los pantalones. –Tu ya te encuentras bien ¿no?-

–Si, claro.-

Se calza, toma su chaqueta y se dirige hacia la puerta.
–¿Nos vemos en el desayuno?-

–Si.-

Por un momento pienso horrorizada en la posibilidad de que John lo vea salir de mi cuarto y suponga lo  que no es. Pero no lo ve. Y cuando por fin salgo de mi habitacion un poco mas tarde, Paul habia salido.














¿Y ustedes que harían si estuvieran en lugar de Meg? Por lado ella quiere a John, quien al parecer no lo nota y por el otro, Paul es demasiado lindo con ella. Gracias por seguir comentando :) En serio, nunca creí que este fic, llegara a ser tan leído como lo es :D

domingo, 12 de agosto de 2012

CAPITULO 19.

–¿Esta bien?-

Doy media vuelta y me topo con Paul. Parece preocupado.
–Eso dice Brian.-

Damos un paseo hacia la zona común del escenario donde hay dos mesas enormes que siempre han de estar bien provistas de comida y de cualquier bebida que exista sobre la faz de la tierra. De eso me encargo yo. Paul se lanza directo por una caja de cereales de colores brillantes.

–¿Fruity Jewels, Meg?- Pregunta sonriente.

–Solo para ti.- Contesto. –Y creo que por ahí encontraras también unos caramelos.- Añado.

–Como asistente personal no tienes precio.- Dice. –Eres mucho mejor que la tal Paola.-

Me rió.
–Eso espero, solo duro ocho meses, ¿no?- 

–¿Solo?- Pregunta sorprendido. –Pues a mi me pareció mucho mas.-

–¿La conociste bien?- Aun siento curiosidad por ella.

–No.- Se encoge de hombros y se da media vuelta. –¿Donde esta John? Nos toca salir dentro de nada.

Cuando por fin salen al escenario, todos están bastante emocionados. John da media vuelta. Nuestras miradas se cruzan por un momento, pero aparta la vista cuando el técnico le entrega su guitarra eléctrica.

Como me gustaría que volviera a ser conmigo como antes de dar aquel concierto hace meses, mi primer concierto. Echo de menos al John de Cardiff. No se que ha cambiado desde entonces, pero me apena que no se muestre cercano conmigo. Será mejor no pensar en ello.

El publico arma tanto escándalo que apenas se escucha nada entre bastidores, y eso que el concierto todavía no ha empezado.
Entonces, sale el grupo, comienza a tocar y todos se vuelven completamente locos.
John mira a Paul y sonríe.

Yo me asomo y veo a decenas de personas gritando como si fueran una sola. Es un panorama increíble.
Las cámaras que graban la actuación se centran en la multitud, y de nuevo regresan hacia los chicos.

Cuando vamos a la zona común que hay detrás del escenario una vez terminado el concierto. Aparecen chicas por todas partes. En los sofás, o de pie junto a la mesa de la bebida, mientras no le quitan un ojo de encima a Ringo. No se quienes son ni de donde han salido, pero comienzo a sentirme bastante incomoda.

De repente John entra en la habitación junto con George y Paul al tiempo que se les une Ringo, y todo el mundo rompe a aplaudir. John camina directo hacia la mesa de la bebida y abre una botella de whisky. Un grupo de chicas lo rodea.
Hay una especialmente guapa con el pelo ondulado, largo y rubio y un escote de impresión, que conforme avanza la noche me doy cuenta, con todo el dolor de mi corazón, que cada vez es mas descarada en su coqueteo con John. Ahora mismo le ha puesto la mano sobre el pecho y le esta diciendo algo al oído. John mira a Paul que me esta contando entre risas algo que ha visto en la tele hace poco.

–¿Te diviertes?- Le pregunta Paul.

–¿Tu que crees?- Le sonríe John.

Yo pertenezco ahí plantada como una lechuga.

–Tengo una para ti, colega.- Dice John al momento que mira de reojo a un grupo de chicas que lo observan.

Sin embargo y para mi alivio, Paul dice que no, gracias.

–¿Por que no?- Pregunta John molesto.

–No me apetece.- Contesta Paul encogiendose de hombros.

–Como quieras.- John aparta la vista y le da un trago a su botella de whisky. –Pero tu te lo pierdes.- Dice mirando a Paul de nuevo y guiñandole un ojo.

–Si no me necesitas mas, creo que volveré al hotel.- Le informo, mientras trago la bilis que me sube por la garganta.

–No, quedate.- Me ordena.

–¿Por que?- Pregunto. No soporto mas este espectáculo.

–Porque quizá te necesite.- Dice y se vuelve a las chicas. –¿Mas?- Pregunta a la mas guapa. Ella asiente con la cabeza sonriendo coqueta.

Pasa otra hora y soy testigo de como John esta cada vez mas borracho. Las chicas también están muy mal. El se tambalea y ellas ríen e intentan sostenerlo. Paul y yo, en cambio estamos totalmente sobrios. Y Ringo y George ya se han ido.
–Ahora si que estoy cansada.- Me quejo con Paul. 

–Si, creo que yo también me voy a ir ya.- 

–No se por que no quiere que me marche.- Miro de reojo a John, que acaba de rodear con un brazo a la rubia guapa y a aprovechado para manosearla.

–Tu vete.- Me aconseja Paul.

John se acerca a nosotros tambaleándose y casi hace caer a la chica por no soltarla a tiempo. Los dos se miran y rompen a reír histéricos. 

–John, me voy a marchar ya.- Le digo decidida.

–Yo también.- Balbucea. –Llevala.- Dice refiriéndose a la mas guapa. 

–Claro.- Contesto, aunque no tengo la menor intención de llevarla conmigo. La muy zorra tendrá que buscarse otro transporte. 

John sale de la habitación dando tumbos, apoyandose en Paul, que por otra parte no parece muy contento. Yo los sigo, y antes llamo por teléfono para pedir que que nos recoja el coche en la puerta de atrás.

Aunque el concierto termino ya hace horas, y lo mas lógico es que todos se hubieran marchado ya, aun hay multitud de personas esperándolo fuera. Su insistencia es admirable porque hace un frió que mata y es muy probable que nieve. 

–¿Puedes firmar autógrafos?- Pregunto.

John niega con la cabeza y farfulla algo totalmente incomprensible. Paul abre la puerta del coche y sube instantáneamente. Echo una mirada a la multitud que ahora abuchea.

–Lo siento.- Grito. –Lo siento, pero nos tenemos que ir.- 

Da igual lo que diga, están furiosos y mientras el coche se aleja, nos tiran envoltorios de comida y todo lo que encuentran a su alcance. Paul y yo nos encogemos con cada impacto, pero John ni se inmuta, se ha desmayado en una esquina.















Ya regrese :) en fin me gustaría hacerles una pregunta. ¿En el fic, les molesta que no salgan mucho George y Ringo? Bien, creo que solo tenia esa duda :)

sábado, 11 de agosto de 2012

CAPITULO 18.

Sabia que John era famoso, claro que lo sabia, pero esta claro que he estado viviendo en una burbuja durante los últimos meses, por esto amigas, es ridículo.

Estamos en Viena, dispuestos a comenzar los conciertos de la gira europea y la muchedumbre que se ha congregado en el aeropuerto para darles la bienvenida, es increíble. Jamas he visto nada igual, pero ahora se que se repetirá en la siguiente ciudad.

Los flashes me ciegan por completo, y en cuanto a los gritos, no hay tapón que los amortigue. En estos momentos, unos guardias de seguridad, grandes como armarios, prácticamente me llevan en volandas por el pasillo. John va por delante, mas fresco que una lechuga, con sus gafas de sol y sus andares de rockero.
Cuando lo veo así, no puedo creer que lo conozca. Es una forma muy salvaje de poner los pies en el suelo. Cuando esta en casa, en la piscina con su guitarra o en la cocina en calzoncillos, es solo John, un veiteañero bastante bueno de Liverpool que además resulta que es mi jefe.

Desde que volvimos de Cardiff, hace mes y medio se ha mostrado distante conmigo. Los recuerdos de que nos bañamos en la piscina climatizada comienzan a parecerme un sueño. Y la noche siguiente cuando me dio un beso de buenas noches, es casi como si la hubiera imaginado.

Al día siguiente, seguimos con el trabajo como si nada. Nos marchamos un día después. Davey vino a recogerme y John decidió pasar unos días con Paul. Fue un final extraño a unos días extraños, la verdad. Y cuando volvió parecía otra persona, profesional y directo. Muy raro. Yo me concentre en lo mío y trabaje duro para que todo estuviera listo para la gira.

Nos alojamos en un hotel de cinco estrellas en el centro de Viena. Se supone que la elección del hotel es secreta, pero de eso nada. Debe de haber al menos unos doscientos fans esperando fuera. Los de seguridad hacen lo que pueden para contener al gentío cuando los chicos aparecen. Cuando llegan al vestíbulo, donde ya no hay peligro, John esta visiblemente enojado.

–Tenemos que cambiar de hotel.- Me dice

–Ya me he ocupado.-

Asiente mas tranquilo.

–Pero ahora sube a tu habitación.- Le digo. –Aun no podemos movernos sin que nos persigan.-

Me sigue sin contestar. Los gritos de la calle son ensordecedores. John se sienta en la cama y oculta la cara entre las manos. Me preocupa.
Hay demasiada gente en la habitación. El director del hotel, los de vestuario, etc, etc, etc. John me mira con expresión de angustia y yo, muy educadamente, los reuno a todos y los hago salir del cuarto. Parecen molestos por echarlos así, pero supongo que conocen a John lo bastante bien para saber que no le gusta que lo agobien.
Cierro la puerta y me giro para contemplar a mi jefe.

–¿Estas bien?-

Asiente, pero no dice nada. Lleva así semanas y no se muy bien que hacer, excepto darle ánimos lo mejor que puedo. Esta como encerrado en si mismo. Llegue a pensar, que hay que ser idiota, que quizás era por mi, pero es que tenia el ego por las nubes. Me alegro de no haberle contado a nadie lo que paso en Cardiff.
Lo que paso en Cardiff. ¡Ja! Que chiste. No paso nada Meg, ahí esta el problema.

Bess quería que le contara todos los detalles escabrosos, pero yo le dije que de eso no había nada. Ella también a ha estado distante conmigo. El contrato de confidencialidad ha dificultado las cosas. Bess no lo entiende pero tengo las manos atadas. Cree que no confío en ella y no puedo hacer nada para que cambie de opinión.
Kitty al menos, no me pregunta. Y tampoco me cuenta nada sobre Rod. Si una de las dos esta de bajón por el trabajo, resulta reconfortante saber que hay alguien que la entiende y que no pide detalles.
Ahora mi vida en Liverpool parece muy lejana.

Detrás de mi, John se ha tumbado boca arriba sobre la cama, con el rostro oculto tras las manos. Que diferente me parece aquí y ahora. Antes la idea de salir de gira le emocionaba, ahora parece que le de igual. No se, lo mismo esta deprimido. ¿En eso consiste la depresión?

–¿John?- Digo en voz baja. –¿Necesitas algo?-

Aparta las manos de la cara y se las coloca detrás de la nuca, mientras mira taciturno al techo.

–¿John?-

Niega con la cabeza tan tenuemente que casi resulta imperceptible.

Abajo se rompe el cristal de una ventana. John levanta la cabeza alarmado.
Llamo rápidamente a seguridad y descubren que los fans han empezado a tirar piedras a las ventanas. Estamos en el ultimo piso del edificio de siete plantas, así que ya pueden tirar lo que quieran que no nos alcanzarán, pero si lo que pretendían era llamar la atención de alguien, desde luego que lo han conseguido. Están empeñados en que se asomen a la ventana, que se dejen ver, que les den la oportunidad de volverse histéricos como Dios manda, pero como lo haga, no habrá forma de poner freno a su locura. Querrán mas.

–No pasaremos la noche aquí.- Le aseguro.

Estamos entre bastidores, se han vendido todas las entradas y la atmósfera es electrizante. Todos están en su camerino con la puerta cerrada. Yo estoy afuera con Brian.

–¿Se pone siempre así cuando están de gira?- Le pregunto preocupada.

–Si, siempre.- Contesta Brian. –No te preocupes, estará bien, siempre lo esta. En cuanto acabe el concierto ya veras como estará deseando dar el siguiente.-

–Entonces ¿no llamo al medico?-  Pregunto por duodécima vez.

–¡Pero que medico ni que nada!- Dice. –No digas chorradas. Ya te he dicho que no hace falta.- Y me da unas palmaditas en la cabeza en plan amistoso.

–Voy a entrar a ver como esta.- Sugiero mientras hago ademán de abrir la puerta.

–¡Largo, anda!- Me gruñe. –Ya voy yo.-

Lo miro, no me convence, pero me toma con fuerza de los brazos y me aparta de la puerta del camerino. Supongo que tiene su lógica. Brian lleva años con el. Yo solo conozco a John desde hace unos meses.

–¿Esta bien?-

Doy media vuelta y me topo con Paul. Parece preocupado.
–Eso dice Brian.-














Se que mas de una tendrá ganas de golpearme por no haber subido a tiempo, pero les diré porque.
Primero, en la semana en que iba a subir caps nuevos se me ocurrió armar el rompecabezas que no podía comenzar desde hace mes y a la sig. semana, salí de viaje sin computadora :S fue lo peor :S 
Pero gracias a eso, ahora tengo unos caps listos que estoy comenzando a subir :) así que comenten mucho mucho!! :D

domingo, 29 de julio de 2012

Los Capitulos se acaban...

Bueno, si como todas lo sabemos, los capitulos tienen final ¿o no? hahaha ok mi broma es un poco muy estupida, en fin solo vengo a explicarles el porque no he subido capitulos y para eso necesito que den click aqui, ahi esta toda la explicacion y una pequeña sorpresa :D bueno, espero lo lean y no desesperen esta semana vienen dos capitulos del sexy Lennon :) gracias por seguir leyendo chicas :D








viernes, 20 de julio de 2012

CAPITULO 17.

Una hora y media después estoy tumbada sobre un costado de mi cama contemplando el fuego. La chimenea no da mucho calor, pero el olor a madera quemada llena la habitacion y me siento tan relajada y a gusto que casi no puedo concentrarme en la lectura.
Un golpe en la pared me saca de mi estado de ensoñacion.

–¿Si?- Digo, resistiendome a dejar mi cálida, comoda y altísima cama.

–¡Abre!- Oigo que dice Paul.

¿Que querrá a estas horas?

–¡Abre!- Ahora es John el que habla.

Oh, y los dos parecen molestos. Esto puede tener su gracia. Salgo de la cama y busco la bata, pero me he dado cuenta de que la he dejado en el cuarto de baño, al otro lado de la habitacion. Abro la puerta rápidamente con el pijama puesto y corro hacia la cama mientras grito:

–¡Rapido! ¡Que me muero de frio!-

–Perdona Nutmeg- John intenta parecer sobrio mientras se apoya contra el marco de la puerta. –No pensé que estuvieras ya en la cama.-

Paul lo aparta a un lado, lleva una botella de champan en la mano y tres copas.
–¡Tomate una copa con nosotros!- Dice prácticamente a gritos.

A estas alturas yo ya estoy totalmente sobria así que el hecho de que un par de borrachos interrumpan mi tranquila velada podría parecer un problema, pero la verdad es que estoy encantada de que hayan venido.

–Venga, suban.- Y doy unas palmaditas en la cama.

Paul intenta subir una pierna, pero se cae hacia atrás y casi acaba dentro de la chimenea.

–Venga, pasame eso.- Me ofrezco para tomar la botella y las copas.

Con las manos libres tiene mas suerte, pero se mueve con mucha torpeza. Lo miro desde arriba y me río, mientras John permanece en la puerta, con cara de estar diviertiendose. Parece un poco mas entero que su colega.

–Venga, hombre.- Paul anima a John a que suba. Y lo hace con bastante mas agilidad. Se tumba sobre un costado, detrás de Paul, junto a mi, y apoya la cabeza sobre una mano. Estoy sentada contra la pared, con las piernas cruzadas bajo las sabanas y Paul esta sentado a mis pies, con las piernas colgando por fuera.

–¿En la piscina bien?- Pregunto mientras señalo con la cabeza la bata de baño de Paul. Miro a John, lleva la suya abierta por el pecho. Aparto la vista rápidamente.

–Si, si.- Dice Paul, agitando las manos ante mi, sin apartar la vista de la botella de champan que sostengo.

–Ni se te ocurra descorchar el champan y mancharme toda la colcha.- Le aviso pasandole la botella.

–Intentare no descorchar nada que pueda mancharte la colcha...- Asegura Paul con una sonrisa mientras John se ríe a carcajadas.

–Oh por Dios.- Los regaño. –Son como dos adolescentes.-

Todavia sonriendo satisfecho por su ingenioso comentario, Paul descorcha la botella y comienza a llenar con agilidad las copas.

–Pareces distinta sin maquillaje.- Dice Paul.

–Ya me has visto antes sin maquillaje.- Le recuerdo.

–Ah, si.- Contesta. –¿Te has terminado ya la caja de Fruity Jewels? Ahora mismo me apetecerían unos pocos, la verdad.- Prosigue sin esperar a que le conteste.

–Ustedes dos y los Fruity Jewels.- Comenta John.

–¡Eh! ¿Y que pasa con la apuesta?- Exclama de repente Paul. La ultima vez que hablamos, apostamos sobre quien seria mi nuevo y único jefe y en fin, termine perdiendo.

–No lo he olvidado.- Contesto. –De hecho, si me pasas el bolso, podre saldar mi deuda ahora mismo.

Paul gime.
–¿El bolso? ¿Donde?-

–Allí.- Señalo. –Ese.-

–No puedo bajar.- Dice apenado.

–Oh, por amor de Dios.- Protesto. Bajo de la cama y tomo dos bolsas de caramelos y luego subo de nuevo a la cama.

John se sienta a mi lado, mas cerca, y se cierra la bata sobre el pecho.

–¿Tienes frio?- Pregunto.

Asiente inmediatamente.
–¿Me puedo meter yo tambien debajo de la colcha?- Pregunta.

–¡Eh, eh!- Rie Paul.

–Jodete hombre.- Contesta John.

–¿El bañador esta seco?- Pregunto.

Asiente con la cabeza.

–Vale, venga.-

John salta de la cama, se quita la bata y vuelve a subir.

–Eso no es justo.- Dice Paul, sacudiendo la cabeza al vernos a los dos, calientes y secos bajo las sabanas.

De nuevo me sorprende lo diferentes que son estos dos amigos
–¿Seguro que esta seco?- Pregunto otra vez intentando no parecer sorprendida ante el hecho de que se haya acercado todavía mas.

–Que si.- Asiente. –Mira, toca.- Me toma una mano y la mete bajo las sabanas para que toque el tejido del bañador. me quedo tan alucinada que ni siquiera noto si el bañador esta seco o no.

–¡Mierda!- Grita Paul. –¡Dejala en paz!-

John rie y me suelta la mano. Yo intento reír tambien mientras saco la mano de debajo de la colcha. Menos mal que el la habitacion solo esta la luz del fuego, así al menos nadie notara que me sonrojo.

Paul estudia las dos bolsas de caramelos que le he comprado.
–Sabor tropical y los de siempre.- Murmura. –Buena elección Megan.-

Me rio.
–No me llamo Megan.-

–Ni tampoco Nutmeg.- Dice. –Pero no te importa que el te llame así.-

No digo nada. Paul abre las bolsas. Siento a John acercarse un poco mas. Noto como su cálido brazo roza el mío y me estremezco.
Paul vacía las bolsas de caramelos en dos pilas diferentes.

–Fresa.- Dice mientras mastica.

–Pasame uno.- Me inclino hacia delante y me da un caramelo.

–¿John?- Le ofrezco, pero niega con la cabeza.

–A John no le gustan los dulces.- Dice Paul mientras busca un caramelo de color morado.

–Claro que si.- Dice John.

–¿Tu golosina favorita?- Le reta Paul.

John medita su respuesta un momento antes de decir:
–After Eight.-

Paul rompe a reír a carcajadas.
–Habia olvidado que a ti te gustan esas cosas. Hombre, tu en el 'golosimetro' darías noventa años. Eres una abuelita.

–¿Cual es tu sabor favorito?- Le pregunto a Paul reprimiendo la carcajada. No quiero reirme de John.

Se tranquiliza sorprendentemente rapido considerando el alboroto anterior y contesta:
–Hasta ahora... uva y fresa.-

–¡Como yo!- Me inclino hacia delante. –Bueno yo pondría el sabor fresa por delante.- Seguimos platicando por mas de cinco minutos acerca de los sabores de los caramelos.

Oigo a John suspirar detrás de mi, y me doy cuenta de que lo estamos dejando fuera.

–Bueno, ya esta bien de tanto caramelo.- Digo recostandome sobre las almohadas. Rozo con mi brazo el cálido bíceps de John y me da la sensación de que esta todavía mas cerca. Se aparta un poco para dejarme espacio, pero luego se vuelve a pegar. Que raro.

Paul esta tumbado boca arriba mirando al techo.

–¿Quieres mas?- Me pregunta John en voz baja.

–Vale.- Me sirve mas burbujeante champan.

–¡Si!.- Contesta Paul incorporandose un poco y ofreciendo su copa.

–Y bueno.- Dice John. –¿Que tal esta Jane?-

Paul baja la vista a su copa y da un buen trago.
–Pues no lo se.- Contesta. –Lo hemos dejado.-

John se incorpora de repente.
–¿Que dices?-

–Si.- Paul hipa.

–Joder.- Dice John.

–Si.- Paul vuelve a hipar, luego bebe otro trago de champan.

–¿Por qué...? ¿Que ha pasado?- Pregunta John.

Su amigo se limita a encogerse de hombros

–Lo siento mucho.- Digo en voz baja. No se me ocurre nada mas.

–¿Por qué? Si no la conoces.- Señala Paul. –Ni tu tampoco.- Le dice a John.

Los dos nos quedamos en silencio. Paul ríe en forma extraña.
–Ah, son cosas que pasan.- Explica. –No estábamos hechos el uno para el otro.- Vuelve a hipar. –Deberíamos acostarnos.- Le dice a John. –Vamos a dejar que Meg duerma un poco.-

–¿No puedo dormir aquí?- Pregunta John sumergiendose aun mas bajo las sabanas. Me roza con una pierna.

–¡No!- Insiste Paul. –Saca el trasero de la cama de la pobre Megan.

Me rio.
–¡Que no me llamo Megan!- Le digo de nuevo.

–¿Puedo dormir aquí Nutmeg?- John me mira suplicante con sus tremendos ojos cafés.

Que hombre, nunca para de coquetear. ¿Será así con todo el mundo?
–No, ni hablar.- Contesto entre risas.

–Por fa...- Se acerca aun mas y me pasa una pierna por encima de la mía, bajo las sabanas. Paul salta de la cama y tira de las sabanas.

–¡Joder, quitate de encima!-

–¡No!- Protesta John en broma.

Paul lo arrastra fuera de la cama, mientras John intenta no derramar lo poco que le queda de champan en la copa.

–¡Pide perdón a tu asistente personal!- Paul insiste.

John parece comicamente arrepentido.

–¡Que te disculpes, he dicho!- Grita Paul de nuevo, ahora entre risas.

–Tengo frio.- Se queja John, saltando de un pie a otro con solo el bañador puesto. –Por favor ¿Puedo volver a la cama?-

–¡No!- Grita Paul. –Ponte la bata, tonto.-

John se pone la bata a regañadientes y mira con nostalgia el hueco que acaba de dejar en la cama.
Es curioso como de repente te das cuenta de lo absurdo de la situacion. John Lennon quiere dormir en mi cama. ¡Conmigo! Es de locos ¿No?.

Paul se lleva a John al otro lado de la cama, en dirección a la puerta.

–Venga, buenas noches.- Digo sonriendo.

–Buenas noches.- Contesta John desde la puerta.

–Oh.- Paul vuelve y se lleva los caramelos que quedan sobre la cama. Separa unos cuantos y los deja en la mesita de noche.

–¡Venga, vamos!- Le llama John a sus espaldas.

–Espero que sean de fresa y no de uva.- Dice.

–Yo también lo espero.- Contesto muy seria.

–Buenas noches.- Sonríe y yo le devuelvo la sonrisa.

John regresa, aparta a Paul de la cama y lo empuja fuera de la habitacion

–Adios Nutmeg.- Dice inclinandose sobre mi.

–¡Adios!- Le contesto alegre.

Luego se agacha y me besa en los labios. Los ojos le brillan cuando se da media vuelta, baja de la cama y cierra la puerta al salir

–¡Que te pasa!- Oigo que dice Paul mientras bajan las escaleras de mi cabaña.

Alucinada, me acaricio con un dedo el lugar exacto donde aun puedo sentir los labios de John, y me quedo ahí tumbada, seria, mirando como se mecen las hojas a través de la ventana del techo.

















¡Al fin! Existe un beso entre estos dos :) Gracias por seguir comentando. Por cierto, si tienen alguna duda, sobre algo que no haya explicado bien en la novela o algo así pueden preguntar libremente, no muerdo :D

jueves, 19 de julio de 2012

CAPITULO 16.

Toc, Toc, Toc.
¿Quien sera? La camarera no. Cuando volvi de desayunar esta mañana me encontre la cabaña inmaculada y la nevera magicamente reabastecida.
Fue como si hubieran entrado los gnomos. Ya he decidido que quiero vivir aqui el resto de mis dias. Con los gnomitos.
Toc, Toc, Toc.
Bueno, mas vale que abra.

–¡Un momento!- Grito al tiempo que aparto la silla del escritorio de la esquina. He intentado sacar un poco de trabajo adelante. Esta claro que John esta recuperando el sueño perdido porque no llego a tiempo a desayunar. De todas formas le he tomado unos bollos. Paul se va a volver loco con el bufe que ponen aqui por las mañanas.

Abro la puerta y me encuentro con Paul, en persona, plantado en el umbrar.

–¡Hola!- Grito.

–¡Meg!- Me rodea con su brazo derecho y me atrae hacia si para abrazarme, luego me suelta y me mira sonriente. Yo le devuelvo la sonrisa mirandole a esos ojos color avellana.

–¡Ya estas aqui!-
Lleva el cabello un poco mas largo y no se ha afeitado todavia.

–Acabo de llegar.- Explica.

–¡Pues que rapidez! No te esperaba hasta despues de comer.-

–Bueno es que son las dos.- Dice.

–¿Ya son las dos?- He estado tan ocupada trabajando que no me he dado cuenta. Intento mantener al dia el correo de John para que no se acumule.

–Eh ¿Puedo ver tu habitacion?- Pregunta mirando con curiosidad por encima de mi hombro.

–Claro.- Contesto apartandome a un lado.

–Estas vistas son increibles.- Pertenece de pie mirando las montañas mientras sacude su cabeza maravillado. Mira a su alrededor. –¡Joder y la cama es altisima!-

–¡Ya!- Me rio. –Anoche casi no logro subir.-

Se sube a la cama y da vuelta para sentarse. Luego rebota un par de veces. Parece tan entusiasmado como un niño de cinco años.

–Mierda hombre ¡Me despisto un momento y ya te has subido a la cama de Meg!- Dice John desde la puerta. –¿Cuantas veces tengo que decirte que no acoses a mis empleados?-

Paul salta de cama y se abrazan entre risas.

–Joder, Meg ¡Que cama mas alta!- Dice John de repente.

–¿Has visto?- Dice Paul casi a voz en grito.

John sube a la cama y Paul lo sigue, luego los dos se dan la vuelta para sentarse y saltan arriba y abajo como si fueran niños.

–Bueno ¿Y ustedes cuantos años tienen?- Pregunto.

Los dos se rien.

–¿Ya han comido?- Pregunta Paul.

–Pero si yo ni siquiera he desayunado todavia.- Contesta John.

–Tu nunca desayunas.- Apunto.

–Es verdad.-

–De todas formas te traje unos bollos.- Digo.

Me sonrie con cariño.
–No, gracias Nutmeg ¿Vamos a comer algo?- Le pregunta a Paul

–Si genial vamos.- Contesta su amigo.

–¿Vienes Meg?- Pregunta John.

–Hum, creo que voy a seguir trabajando un rato.- Contesto, porque me imagino que les apetecera charlar a solas antes de que yo me pegue como una lapa.

–¿Segura?- Insiste.

–Si, gracias.-

Y salen por la puerta.

Yo sigo trabajando un par horas mas, hasta que llegan las fotos de una de las revistas para las que John poso hace poco. El director artistico las ha mandado. Ya las habiamos aprobado pero siempre es interesante ver el resultado final.
Las fotografias son alucinantes. En la primera aparece John de pie mirando con expresion malhumorada a la camara. Paso a la siguiente. Esta es un primer plano. Siento que sus ojos cafe claro me taladran, y me quedo alli sentada estudiandolos por un momento. Sus labios tienen la forma perfecta, ni demasiado finos ni demasiado gruesos.

¡Ay Dios, como me gusta! Si, me gusta. Aunque sea un cabron con las mujeres. No lo puedo evitar.
Eh ¿Que ha pasado con las pecas? En la nariz no tiene ninguna. La primera vez que lo vi me pregunte por que nunca las habia visto en las fotos.

Bueno ¿Y estos donde estaran? No los he vuelto a ver desde que se fueron a comer hace un par de horas.
Sin nada mas que hacer, decido tomarme un descanso y dar una vuelta, a ver si veo a John y Paul.
Los encuentro en el banco donde nos sentamos John y yo anoche. Paul tiene su cuaderno para canciones enfrente y esta escribiendo. John esta inclinado hacia delante, sobre el banco, con los codos apoyados en las rodillas mientras fuma un cigarrillo. No se si acercarme, pero John alza la vista y hace señas para que vaya. Paul se gira y sonrie, asi que voy para alla.

–¿Que tal?- Pregunto.

–Bien, bien.- Responde Paul. –Me esta poniendo al dia de lo que ha pasado ultimamente.-

–Wow.- Contesto. –Iba a dar un paseo. John, ya nos han mandado las fotos. ¿Te las enseño en la cena?-

–Si, si, vale. Muy bien Meg.-

Los dejo y giro en direccion a un bosque situado en un profundo desnivel y lleno de enormes pinos escandinavos. Me adentro en la oscuridad y pronto me sumo en mis pensamientos.

Anoche no dormi bien. La cabeza me daba vueltas y estaba mas borracha de lo que creia. Ademas no dejaba de pensar en John. Su cuerpo medio desnudo en la piscina, su cuerpo pegado al mio... Esta mañana baje a desayunar nerviosa, y me volvia cada vez que alguien entraba en el comedor. Pero el no aparecio. No sabia como se comportaria conmigo, pero cuando lo vi en habitacion tuve la sensancion de que todo estaba bien. Completamente normal. Como cuando estaba con Paul.

Me siento un poco tonta. Probablemente el no volvio a pensar en lo que paso en la piscina. Seguro que me estoy montando una pelicula. Pero es que me gusta tanto...
Me voy a quedar aqui quieta, en el bosque, con los ojos cerrados, escuchando el lejano canto de los pajaros.

Estaba tan cerca. Me imagino acariciandole el pecho, suave y mojado por el agua. Su estomago desnudo. Abro los ojos porque me siento acalorada y a punto de perder el equilibrio. Me abanico con la mano para refrescarme un poco y sigo caminando.

Esa tarde me entretengo mas de lo normal en arreglarme. Decido ponerme el vestido negro y me aparto el cabello de la cara. No me paso con el maquillaje, me pinto un poco y con colores discretos, solo resalto un poco los ojos con una raya negra.
No quiero ser la primera en llegar a la mesa, pero a las siete y veinticinco ya no puedo mas. Soy una maniatica en lo que se refiere a la puntualidad. Puedo soportar que otra gente llegue tarde, pero soy incapaz de hacerlo yo.

Por supuesto soy la primera en aparecer. El camarero me sienta en el medio, de modo que las sillas de los dos chicos quedan una a cada lado. Estamos en una mesa cuadrada, frente al mar, con el acantilado justo debajo de nosotros.
Miro al mar por si veo alguna otra ballena mientras el camarero me trae la carta de vinos y me sugiere alguno para esta noche.
Paul llega despues.

–Estas estupenda.- Me dice mientras se sienta.

–Gracias, tu tambien.- Aparece un camarero para servirnos el vino.

–Bueno ¿que has estado haciendo?- Me pregunta.

Enseguida me relajo en su compañia, lo que esta muy bien, porque John no aparece hasta media hora despues. Para entonces, Paul y yo ya llevamos media botella de vino y nos hemos comido una cesta de pan untado en mantequilla.
No explica porque llega tarde, y no le preguntamos.
Pedimos la comida porque Paul dice que se muere de hambre, y entonces John me pregunta si le he traido las fotos. Asi es. Saco el sobre de mi bolso.
Las estudia durante un minuto, mientras Paul y yo esperamos pacientemente, despues asiente y dice:

–Estan geniales.-

–¿Puedo verlas?- Pregunta Paul. John le pasa el sobre.

–¿Que le han pasado a tus pecas.- Le pregunto a John señalando una foto. –¿Adonde han ido?-

Parece un poco avergonzado.

–Las han quitado.- Contesta Paul. –Con el maquillaje, tu sabes.-

–Pero ¿por que te quitan las pecas?- Insisto.

John se encoge de hombros.

–¿Te gustan sus pecas, Meg?- Me toma el pelo Paul.

–Si.- Contesto en voz baja. –Me gustan.-

–Aahhh...- John se inclina hacia delante y me frota el brazo con cariño.

Paul se rie y cierra el sobre.

La noche avanza. Voy por el tercer plato y ya no puedo mas (segun parece hay cinco), pero aun asi hago un hueco para el postre. Paul en cambio, come con gran apetito y John picotea todo y no le importa dejarse la mitad de la comida en el plato.
Se que deberia retirarme a mi habitacion y dejar a los dos amigos solos, pero cuando lo sugiero se niegan en rotundo.

–¡No jodas Meg!.- Dice Paul. –¡Vamos a la piscina climatizada!-

–Hum...- Dudo. Por el rabillo del ojo veo que John me esta observando.

–Venga.- Insiste Paul. –No puedes ir a la cama ya ¿verdad, John?-

John solo se encoge de hombros.

–No, de verdad.- Intento hacerme la fuerte. –No me vendría mal acostarme temprano. De todas formas esta noche hace frío para bañarse en la piscina.-

–Por algo la llaman piscina climatizada ¿sabes?- Dice Paul.

–Lo se.- Contesto. –Pero la idea de volver a mi cuarto encender la chimenea y meterme en la cama me resulta muy tentadora.-

–Como quieras.- Dice John poniendo fin a la conversacion. Después se vuelve hacia su amigo. –¿Que bebemos?-

Me marcho a mi cabaña y los dejo solos.



















¿Como andan? espero que bien :) en fin he aquí un nuevo cap, se que muchas están esperando un beso entre Meg y John pero no desesperen :D

viernes, 13 de julio de 2012

CAPITULO 15.

–Yo he tenido la misma idea.- Dice una voz familiar a mi espalda. Me doy la vuelta y veo a John con una botella de vino tinto en una mano y una copa medio vacía en la otra.
Alzo mi botella de vino blanco. Camina hacia mi y se sienta en el mismo banco en el que me encuentro.

–Salud.- Hacemos chinchín con las copas.

–Este sitio es increíble.- Digo.

–A mi me encanta.-

–¿Vienes mucho?- 

–Con cierta frecuencia. Lo descubrí hace unos años. Me ayuda a aclarar las ideas.-

–Se respira tranquilidad.- Digo.

–Si ¿verdad? A veces conviene salir de la ciudad. Y me encanta conducir por la carretera de la costa.- Añade.

–No hace falta que me lo jures.- Contesto.

–¿No iría muy rápido para ti, verdad?- Pregunta sorprendido.

–No, que va.- Le tranquilizo. –Aunque tomaste algunas de las curvas igualito que a un profesional.- 

–Siempre quise ser piloto de carreras.- Dice.

–Pero ahora ya eres demasiado mayor ¿no?- Comento.

–Joder Meg, solo tengo veintiséis.- 

–Ya pues lo que yo decía, estas madurito.-

Hace como que me da un pequeño golpe en la cabeza con suavidad.

–¡Eh!- Le recrimino. –¡Que me despeinas!- 

–Que va, estas estupenda.- 

Miro hacia el océano y bebo un poco de vino mientras me pregunto por que de repente me siento tan cohibida.
No me he vuelto a sentir a gusto con el desde la noche del Ivy. Lo que paso con Amber ha hecho que lo vea desde otra perspectiva, aunque el también ha estado distante conmigo. Vale, ha tenido mucho trabajo, pero durante estos días me ha hecho sentir mas como una empleada que durante las dos primeras semanas. Vuelvo la cabeza y descubro que sigue mirándome. Entonces, algo se mueve tras el y me quedo paralizada. Tres ciervos avanzan en silencio entre los matorrales hasta el prado que da a esta parte del océano.

–¡Mira!- Susurro. John se da vuelta y mira en la dirección que le indico. 

Dos de los ciervos se sobresaltan al oír mi voz y corren hacia el bosque del que salieron, pero el tercero no percibe ningún peligro y sigue mordisqueando la hierba. Lo observamos en silencio durante un rato, hasta que queda satisfecho y desaparece de nuestra vista. 

–Wow.- Digo asombrada.

John me mira y me sonríe.
–¿Tienes hambre?- Pregunta.

Medito mi respuesta.
–Si un poco ¿Voy por un poco de queso y unas galletas?- 

–¡Si!- Contesta animado mientras me ofrece la mano para tomar mi copa. Regreso a mi habitación y vuelvo cargada con comida de la nevera.
Abro la bolsa de galletas saladas y el queso, corto una rebanada con un cuchillo pequeño, luego se lo paso. John mientras tanto me sirve vino.

–Así que Paul viene mañana ¿no?- Digo.

–¿A que hora te dijo Davey que llegarían?- Pregunta John.

–Dijo que saldrían pronto, así que supongo que estarán aquí por la tarde.- Contesto.

–¿Que rayos es eso?- Pregunta súbitamente señalando al océano. –No me digas que...- 

–¿Que es?- Pregunto.

–Una ballena.- Dice asintiendo. –Si, es una ballena azul.- 

–¡No!-

–¡De verdad, mira!- Dice y se acerca tanto que nuestras cabezas casi se tocan. Yo miro en la dirección que me indica con el índice.

–¡Oh, Dios mío!- Exclamo. La ballena expulsa agua como un surtidor. De repente otra ballena aparece tras ella. –¡Hay dos!- 

–¡Wow!- Exclama. –Hace años que vengo aquí y nunca había visto una ballena azul. Migran en esta época del año.- Me explica mirándome de reojo. 

–¿Eres aficionado a estas cosas de la naturaleza?- 

–¡No!- Dice negando con la cabeza de inmediato. 

–Claro que si, admitelo.- Le tomo el pelo. –El dios de la música, el megawow John Lennon es un amante de la naturaleza.-

–Meg ¿Me acabas de llamar dios de la música y megawow?-

–No.-

–Si.- 

–No, no me has entendido bien. Yo no he dicho nada semejante.-

Se ríe.
–Dame otro trozo de queso, anda.- Dice.

–Luego no tendrás hambre para la cena.- Le digo mientras le paso el queso. Después corto otro trozo para mi. 

–Ya, bueno.- Dice. –Saca las patatas fritas.- 

Permanecemos allí sentados durante otros cuarenta y cinco minutos, puliéndonos el vino y los aperitivos hasta que llega el momento de cancelar la reserva o ir a cenar.

–Cancelala.- Decide John. –Y vamos a darnos un baño en la piscina de agua caliente.- 

–¡Vale!- 

–Nos hemos quedado sin vino ¿Quieres seguir con el blanco?- Pregunta.

–Si ¿Y tu con el tinto?- 

Si, bueno, trae tu botella de tinto, que yo traeré la mía de blanco. Nos vemos aquí dentro de cinco minutos.- Me dice.

Y nos vamos cada uno a nuestra habitación. Mientras subo las escaleras hacia la cabaña, me doy cuenta de que el vino también se me ha subido a la cabeza. Tiro las botellas vacías y los paquetes de la comida y dejo mi botella de vino tinto junto a la puerta, después saco el biquini. Me pongo una bata blanca y unas pantuflas y llamo para cancelar la reserva antes de salir hacia la piscina. No veo a ningún otro huésped por los alrededores, probablemente todo el mundo se encuentre en el restaurante.

John ya esta en el agua, apoyado contra el bordillo, mirando el océano. Sus brazos descansan sobre los bordes de la piscina y las luces de fondo iluminan su espalda con un cálido resplandor. 
Percibe mi presencia, se da vuelta y me observa mientras dejo su botella de vino tinto junto a la de blanco y luego me quito la bata.

–Acabo de ver otra ballena.- Me dice mientras camino hacia las escaleras.

–¿Ah si?- Pregunto achispada. –Caray esta caliente.- Digo mientras meto la punta del pie en el agua.

Avanza hacia el otro lado de la piscina para servir el vino, después se da media vuelta y me ofrece la copa mientras yo me sumerjo hasta que el agua me cubre los hombros. 

–Gracias.-

Después caminamos hacia el otro lado de la piscina para ver el océano. El sol casi se ha puesto y el paisaje es precioso. Lo contemplamos en silencio durante un rato y mi cuerpo se va acostumbrando al calor. El agua esta caliente como la de una bañera.

–Que gozada.- Dice por fin, dejando escapar un suspiro. 

–Es alucinante.- Admito. –Gracias por dejarme venir.-

–De nada.- Gesticula para quitarle importancia y después hace chocar su copa contra la mía por segunda vez en lo que va de la tarde. –Salud.-

–Salud.- Contesto. –¿Que sensaciones tienes con respecto a la gira.- 

–Ah, Nutmeg, no quiero hablar de trabajo...-

–Vale.- Lo miro de reojo. –¿Pues de que quieres hablar entonces?- 

–¿Crees que notaran si me pongo a fumar aquí?- 

–Bueno, yo no veo a nadie...-

Me guiña un ojo y luego me pasa su copa para que se la sostenga mientras el sale del agua. Lleva un bañador azul oscuro ajustado. Se seca las manos con una de las muchas toallas limpias que hay junto a la piscina y busca en su bata. Saca un paquete de cigarrillos y se enciende uno. Me doy cuenta de que le he dado la espalda a la puesta de sol para verlo y tengo que hacer un esfuerzo considerable para no quedarme mirando cuando entra de nuevo en la piscina.

Alza el brazo en busca de su copa con el cigarrillo encendido colgando de sus labios. De repente me apetece un montón una probadita.

–¿Me das?- Pregunto señalando el cigarrillo.

Absorbe con mas fuerza y niega con la cabeza, mientras me mira con el ceño fruncido.
–No.- Contesta antes de expulsar el humo.

–¿Por que no?- Me siento un poco decepcionada.

–Porque tu no fumas.- Contesta.

–A veces si.- Le respondo.

–¿Cuando fue la ultima vez que fumaste?- 

–No se, en el colegio.- 

–Exacto. O sea que no fumas.- Dice mientras le da otra profunda calada y luego expulsa el humo lejos de mi.

Yo miro para otro lado molesta.

–¿Que pasa? ¿Y ahora te enojas?-

Me vuelvo y miro directamente a sus ojos.
–No.-

¡Claro que si!- Se ríe y me da un suave golpe en la cabeza.

–¡Quita!- Le aparto. –¡No soy un estúpido perro!-

Se ríe y hecha la ceniza a un lado.

–Terminate la copa cariño.- Dice mientras apoya la espalda contra el bordillo de la piscina y da unas patadas en el agua.

–Yo no soy tu novia, así que no me llames cariño.- Contesto mientas imito su lenguaje corporal.

–Joder, y menos mal.- Dice.

–¡Eh!- Le doy un manotazo en las costillas. –Eso lo tendría que decir yo. A juzgar por como te has portado...- Añado mas seria.

John toma aire entre dientes.
–Joder, Nutmeg, no me eches la bronca mujer.- 

–Pero es que te mereces una buena.- Digo con mi mejor tono severo. –Eres un sinvergüenza.- 

–¿Un sinvergüenza?- Se ríe.

–Si, un sinvergüenza.- 

–Eso es muy fuerte Nutmeg, muy fuerte.- 

–Acabate el cigarrillo que te voy a salpicar.- 

–Ni se te ocurra.- Me avisa.

–¿Por qué?- 

–Porque si lo haces, lo lamentaras.- 

–¿No me digas?- Dios, la tentación es muy grande. ¿Me atreveré?

–Estas avisada.- 

Me aparto del borde de la piscina y doy la vuelta para enfrentarme a el desde el otro lado mientras subo las piernas. Seria tan fácil...

Rápido como un relámpago, deja el cigarrillo sobre una piedra, su copa de vino en el bordillo y toma impulso para salir tras de mi.

–¡Aaaah!- Retrocedo y dejo rápidamente mi copa a un lado por miedo a que salpique tirando mi vino. Pero no. En lugar de eso, me sujeta los brazos con fuerza, para que no pueda moverme.

–A ver como me salpicas ahora, lista.- Bromea.

–¡Eh! ¡Suelta!- Le grito mientras me retuerzo para intentar liberarme. Es imposible. Es demasiado fuerte. –Como te de una patada en tus partes veras.- Le amenazo. 

Su respuesta es enrollar una pierna alrededor de mi trasero y apretarse contra mi, de modo que quedo atrapada entre el bordillo y él. Su cara esta a centímetros de la mía.

Me ha dejado prácticamente sin habla. Lo único que puedo hacer es respirar.
Me mira a los ojos serio. Esta tan cerca que podría contar las pecas de su nariz. Una ola de deseo me recorre de arriba abajo y juraría que siento que algo duro me roza las piernas. Medio segundo después me suelta y se echa hacia atrás, propulsándose hacia el otro lado de la piscina. Los dos nos reímos incómodos.

Yo me doy media vuelta y tomo mi copa de vino, mientras el extiende el brazo para tomar la suya. Me parece que hemos bebido demasiado.
Bueno yo desde luego si, pero no pienso parar a estas alturas, estoy lanzada.

–Eres una provocadora.- Dice cuando de nuevo me mira a la cara.

–¿Yo?- Pregunto ofendida. –Yo no soy ninguna provocadora.- Contesto.

Arquea una ceja coqueto.

–¡Que no!- Insisto.

–Lo que tu digas.- Dice. –Seguro que nadie ha intentado corromperte.-

–Eh yo no he dicho que no lo hayan intentado...- 

–¡Ja! Los chicos con los que te codeas no tienen ni idea de lo que es eso.- Dice, tras lo cual se acaba la copa de un solo trago. Se propulsa de una patada junto a mi y se sirve otra copa de vino, mientras su brazo izquierdo roza el mio. Tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano para quedarme donde estoy. El instinto me dice que me aleje de el inmediatamente. John toma la botella de vino blanco y me llena la copa, después vuelve a su puesto al otro lado de la piscina.

–No quiero ni pensar en la cantidad de chicas que habrás corrompido.- Le digo medio en broma.

El se encoge de hombros.
–Pues no se ha quejado nadie.-

–¿Sabes algo de Amber?- Y ahora ¿Por que mierdas pregunto eso?

Baja la cabeza y mira al agua.
–No.-

Durante un rato ninguno de los dos dice nada. Por fin comenta:
–Creo que esta con alguien.- 

–Eso es bueno ¿no?- Digo. Lo mejor es asegurarse.

–Si.- Asiente. –Si, eso es bueno.-

–¿Entonces no estaba embarazada?- No se de donde saco el valor para interrogarlo así. Ah, ya lo se, del vino blanco.

–¡Joder Meg, no! ¡Por Dios! Tan idiota no soy.-

Vaya alivio.

–Siempre utilizo condón.- Añade en un gesto de complicidad.

–Vale jefe, no lo olvidare.- Contesto. –Bueno ¿Y que fue lo que paso exactamente?- 

–Se nos rompió uno.- 

¿De verdad me esta contando esto?

–Vaya.- Digo.

–Pues si vaya.- Repite.

De repente me acuerdo de la chica con la que lo vi en las escaleras. No tenia pinta de ir a usar condón. La imagen de John restregandose contra ella junto a la habitación donde su novia estaba durmiendo me espabila instantáneamente.

–¿Que pasa?- Pregunta la ver mi expresión.

–Nada.- Contesto.

–Si, algo pasa, cuéntamelo.- 

–Bueno, no tenias mucha pinta de pensar en condones la otra noche cuando Amber te pillo con aquella chica.- 

–¡Nutmeg! ¿nos viste?- Pregunta con una sonrisa.

¡Mierda pero que tonta soy! Me pongo roja tan rápido que casi siento como voy a entrar en ebullición.
–¡No!- Contesto enseguida.

–Nos estabas mirando ¿verdad?.- Pregunta divertido.

–Eh, borra esa expresión de satisfacción de la cara. No es algo de lo que quieras estar orgulloso ¿Sabes?-

Se pone serio de repente.
–Ya lo se. Tienes razón. Mierda.-

Uf. Buena salida Meg. Me vuelvo hacia el vino. La verdad es que ya no quiero mas. Dejo la copa.

–¿Te sirvo?- Le pregunto. –Yo ya no quiero mas.-

–Si, como sigamos aquí nos vamos a arrugar como pasas y mañana Paul no nos va a reconocer.-

La idea de ver a Paul me cambia el humor inmediatamente.
–¡Estoy muy contenta de que venga!-

–Si.- Contesta John con menos entusiasmo. Camina hacia las escaleras. Yo lo sigo, intentando no mirarle ese trasero tan bonito que tiene. No lo consigo. Me pasa una toalla y nos secamos rápidamente antes de ponernos las batas.

–Ah, si tus fans pudieran verte ahora.- Bromeo. –El dios de la música, el megawow John Lennon en bata y pantuflas.-

–Oye hasta los dioses de la música megawows necesitan relajarse de vez en cuando.- 

Caminamos de nuevo hacia el sendero que conduce a los alojamientos. 

–Yo me quedo aquí.- Digo cuando llegamos a mis escaleras.

–Vale. Que descanses, Nutmeg.- Dice, mientras se inclina y me aprieta el brazo.

–Gracias.- Lo miro. –Tu también.- 

–A la cama temprano, para variar.- Dice mirándome de reojo mientras avanza por el sendero.

–¡Te vendrá bien!- Contesto mientras observo como desaparece dentro de su cuarto. Yo entro en el mio sintiéndome un poco triste.














Hola, antes que nada, he aquí unas recomendaciones.
No More Lonely Nights de Alma, con tan solo 3 capitulos ya me tiene enviciada :D deben leerla ya!!

Baby It's You de Ayee McCartney Lennon. Si son Lennonianas de corazon, deben seguir este blog ya! :D

Y bien, espero sus comentarios y gracias por seguir leyendo! :D al parecer, este es el capitulo mas largo :)