domingo, 29 de julio de 2012

Los Capitulos se acaban...

Bueno, si como todas lo sabemos, los capitulos tienen final ¿o no? hahaha ok mi broma es un poco muy estupida, en fin solo vengo a explicarles el porque no he subido capitulos y para eso necesito que den click aqui, ahi esta toda la explicacion y una pequeña sorpresa :D bueno, espero lo lean y no desesperen esta semana vienen dos capitulos del sexy Lennon :) gracias por seguir leyendo chicas :D








viernes, 20 de julio de 2012

CAPITULO 17.

Una hora y media después estoy tumbada sobre un costado de mi cama contemplando el fuego. La chimenea no da mucho calor, pero el olor a madera quemada llena la habitacion y me siento tan relajada y a gusto que casi no puedo concentrarme en la lectura.
Un golpe en la pared me saca de mi estado de ensoñacion.

–¿Si?- Digo, resistiendome a dejar mi cálida, comoda y altísima cama.

–¡Abre!- Oigo que dice Paul.

¿Que querrá a estas horas?

–¡Abre!- Ahora es John el que habla.

Oh, y los dos parecen molestos. Esto puede tener su gracia. Salgo de la cama y busco la bata, pero me he dado cuenta de que la he dejado en el cuarto de baño, al otro lado de la habitacion. Abro la puerta rápidamente con el pijama puesto y corro hacia la cama mientras grito:

–¡Rapido! ¡Que me muero de frio!-

–Perdona Nutmeg- John intenta parecer sobrio mientras se apoya contra el marco de la puerta. –No pensé que estuvieras ya en la cama.-

Paul lo aparta a un lado, lleva una botella de champan en la mano y tres copas.
–¡Tomate una copa con nosotros!- Dice prácticamente a gritos.

A estas alturas yo ya estoy totalmente sobria así que el hecho de que un par de borrachos interrumpan mi tranquila velada podría parecer un problema, pero la verdad es que estoy encantada de que hayan venido.

–Venga, suban.- Y doy unas palmaditas en la cama.

Paul intenta subir una pierna, pero se cae hacia atrás y casi acaba dentro de la chimenea.

–Venga, pasame eso.- Me ofrezco para tomar la botella y las copas.

Con las manos libres tiene mas suerte, pero se mueve con mucha torpeza. Lo miro desde arriba y me río, mientras John permanece en la puerta, con cara de estar diviertiendose. Parece un poco mas entero que su colega.

–Venga, hombre.- Paul anima a John a que suba. Y lo hace con bastante mas agilidad. Se tumba sobre un costado, detrás de Paul, junto a mi, y apoya la cabeza sobre una mano. Estoy sentada contra la pared, con las piernas cruzadas bajo las sabanas y Paul esta sentado a mis pies, con las piernas colgando por fuera.

–¿En la piscina bien?- Pregunto mientras señalo con la cabeza la bata de baño de Paul. Miro a John, lleva la suya abierta por el pecho. Aparto la vista rápidamente.

–Si, si.- Dice Paul, agitando las manos ante mi, sin apartar la vista de la botella de champan que sostengo.

–Ni se te ocurra descorchar el champan y mancharme toda la colcha.- Le aviso pasandole la botella.

–Intentare no descorchar nada que pueda mancharte la colcha...- Asegura Paul con una sonrisa mientras John se ríe a carcajadas.

–Oh por Dios.- Los regaño. –Son como dos adolescentes.-

Todavia sonriendo satisfecho por su ingenioso comentario, Paul descorcha la botella y comienza a llenar con agilidad las copas.

–Pareces distinta sin maquillaje.- Dice Paul.

–Ya me has visto antes sin maquillaje.- Le recuerdo.

–Ah, si.- Contesta. –¿Te has terminado ya la caja de Fruity Jewels? Ahora mismo me apetecerían unos pocos, la verdad.- Prosigue sin esperar a que le conteste.

–Ustedes dos y los Fruity Jewels.- Comenta John.

–¡Eh! ¿Y que pasa con la apuesta?- Exclama de repente Paul. La ultima vez que hablamos, apostamos sobre quien seria mi nuevo y único jefe y en fin, termine perdiendo.

–No lo he olvidado.- Contesto. –De hecho, si me pasas el bolso, podre saldar mi deuda ahora mismo.

Paul gime.
–¿El bolso? ¿Donde?-

–Allí.- Señalo. –Ese.-

–No puedo bajar.- Dice apenado.

–Oh, por amor de Dios.- Protesto. Bajo de la cama y tomo dos bolsas de caramelos y luego subo de nuevo a la cama.

John se sienta a mi lado, mas cerca, y se cierra la bata sobre el pecho.

–¿Tienes frio?- Pregunto.

Asiente inmediatamente.
–¿Me puedo meter yo tambien debajo de la colcha?- Pregunta.

–¡Eh, eh!- Rie Paul.

–Jodete hombre.- Contesta John.

–¿El bañador esta seco?- Pregunto.

Asiente con la cabeza.

–Vale, venga.-

John salta de la cama, se quita la bata y vuelve a subir.

–Eso no es justo.- Dice Paul, sacudiendo la cabeza al vernos a los dos, calientes y secos bajo las sabanas.

De nuevo me sorprende lo diferentes que son estos dos amigos
–¿Seguro que esta seco?- Pregunto otra vez intentando no parecer sorprendida ante el hecho de que se haya acercado todavía mas.

–Que si.- Asiente. –Mira, toca.- Me toma una mano y la mete bajo las sabanas para que toque el tejido del bañador. me quedo tan alucinada que ni siquiera noto si el bañador esta seco o no.

–¡Mierda!- Grita Paul. –¡Dejala en paz!-

John rie y me suelta la mano. Yo intento reír tambien mientras saco la mano de debajo de la colcha. Menos mal que el la habitacion solo esta la luz del fuego, así al menos nadie notara que me sonrojo.

Paul estudia las dos bolsas de caramelos que le he comprado.
–Sabor tropical y los de siempre.- Murmura. –Buena elección Megan.-

Me rio.
–No me llamo Megan.-

–Ni tampoco Nutmeg.- Dice. –Pero no te importa que el te llame así.-

No digo nada. Paul abre las bolsas. Siento a John acercarse un poco mas. Noto como su cálido brazo roza el mío y me estremezco.
Paul vacía las bolsas de caramelos en dos pilas diferentes.

–Fresa.- Dice mientras mastica.

–Pasame uno.- Me inclino hacia delante y me da un caramelo.

–¿John?- Le ofrezco, pero niega con la cabeza.

–A John no le gustan los dulces.- Dice Paul mientras busca un caramelo de color morado.

–Claro que si.- Dice John.

–¿Tu golosina favorita?- Le reta Paul.

John medita su respuesta un momento antes de decir:
–After Eight.-

Paul rompe a reír a carcajadas.
–Habia olvidado que a ti te gustan esas cosas. Hombre, tu en el 'golosimetro' darías noventa años. Eres una abuelita.

–¿Cual es tu sabor favorito?- Le pregunto a Paul reprimiendo la carcajada. No quiero reirme de John.

Se tranquiliza sorprendentemente rapido considerando el alboroto anterior y contesta:
–Hasta ahora... uva y fresa.-

–¡Como yo!- Me inclino hacia delante. –Bueno yo pondría el sabor fresa por delante.- Seguimos platicando por mas de cinco minutos acerca de los sabores de los caramelos.

Oigo a John suspirar detrás de mi, y me doy cuenta de que lo estamos dejando fuera.

–Bueno, ya esta bien de tanto caramelo.- Digo recostandome sobre las almohadas. Rozo con mi brazo el cálido bíceps de John y me da la sensación de que esta todavía mas cerca. Se aparta un poco para dejarme espacio, pero luego se vuelve a pegar. Que raro.

Paul esta tumbado boca arriba mirando al techo.

–¿Quieres mas?- Me pregunta John en voz baja.

–Vale.- Me sirve mas burbujeante champan.

–¡Si!.- Contesta Paul incorporandose un poco y ofreciendo su copa.

–Y bueno.- Dice John. –¿Que tal esta Jane?-

Paul baja la vista a su copa y da un buen trago.
–Pues no lo se.- Contesta. –Lo hemos dejado.-

John se incorpora de repente.
–¿Que dices?-

–Si.- Paul hipa.

–Joder.- Dice John.

–Si.- Paul vuelve a hipar, luego bebe otro trago de champan.

–¿Por qué...? ¿Que ha pasado?- Pregunta John.

Su amigo se limita a encogerse de hombros

–Lo siento mucho.- Digo en voz baja. No se me ocurre nada mas.

–¿Por qué? Si no la conoces.- Señala Paul. –Ni tu tampoco.- Le dice a John.

Los dos nos quedamos en silencio. Paul ríe en forma extraña.
–Ah, son cosas que pasan.- Explica. –No estábamos hechos el uno para el otro.- Vuelve a hipar. –Deberíamos acostarnos.- Le dice a John. –Vamos a dejar que Meg duerma un poco.-

–¿No puedo dormir aquí?- Pregunta John sumergiendose aun mas bajo las sabanas. Me roza con una pierna.

–¡No!- Insiste Paul. –Saca el trasero de la cama de la pobre Megan.

Me rio.
–¡Que no me llamo Megan!- Le digo de nuevo.

–¿Puedo dormir aquí Nutmeg?- John me mira suplicante con sus tremendos ojos cafés.

Que hombre, nunca para de coquetear. ¿Será así con todo el mundo?
–No, ni hablar.- Contesto entre risas.

–Por fa...- Se acerca aun mas y me pasa una pierna por encima de la mía, bajo las sabanas. Paul salta de la cama y tira de las sabanas.

–¡Joder, quitate de encima!-

–¡No!- Protesta John en broma.

Paul lo arrastra fuera de la cama, mientras John intenta no derramar lo poco que le queda de champan en la copa.

–¡Pide perdón a tu asistente personal!- Paul insiste.

John parece comicamente arrepentido.

–¡Que te disculpes, he dicho!- Grita Paul de nuevo, ahora entre risas.

–Tengo frio.- Se queja John, saltando de un pie a otro con solo el bañador puesto. –Por favor ¿Puedo volver a la cama?-

–¡No!- Grita Paul. –Ponte la bata, tonto.-

John se pone la bata a regañadientes y mira con nostalgia el hueco que acaba de dejar en la cama.
Es curioso como de repente te das cuenta de lo absurdo de la situacion. John Lennon quiere dormir en mi cama. ¡Conmigo! Es de locos ¿No?.

Paul se lleva a John al otro lado de la cama, en dirección a la puerta.

–Venga, buenas noches.- Digo sonriendo.

–Buenas noches.- Contesta John desde la puerta.

–Oh.- Paul vuelve y se lleva los caramelos que quedan sobre la cama. Separa unos cuantos y los deja en la mesita de noche.

–¡Venga, vamos!- Le llama John a sus espaldas.

–Espero que sean de fresa y no de uva.- Dice.

–Yo también lo espero.- Contesto muy seria.

–Buenas noches.- Sonríe y yo le devuelvo la sonrisa.

John regresa, aparta a Paul de la cama y lo empuja fuera de la habitacion

–Adios Nutmeg.- Dice inclinandose sobre mi.

–¡Adios!- Le contesto alegre.

Luego se agacha y me besa en los labios. Los ojos le brillan cuando se da media vuelta, baja de la cama y cierra la puerta al salir

–¡Que te pasa!- Oigo que dice Paul mientras bajan las escaleras de mi cabaña.

Alucinada, me acaricio con un dedo el lugar exacto donde aun puedo sentir los labios de John, y me quedo ahí tumbada, seria, mirando como se mecen las hojas a través de la ventana del techo.

















¡Al fin! Existe un beso entre estos dos :) Gracias por seguir comentando. Por cierto, si tienen alguna duda, sobre algo que no haya explicado bien en la novela o algo así pueden preguntar libremente, no muerdo :D

jueves, 19 de julio de 2012

CAPITULO 16.

Toc, Toc, Toc.
¿Quien sera? La camarera no. Cuando volvi de desayunar esta mañana me encontre la cabaña inmaculada y la nevera magicamente reabastecida.
Fue como si hubieran entrado los gnomos. Ya he decidido que quiero vivir aqui el resto de mis dias. Con los gnomitos.
Toc, Toc, Toc.
Bueno, mas vale que abra.

–¡Un momento!- Grito al tiempo que aparto la silla del escritorio de la esquina. He intentado sacar un poco de trabajo adelante. Esta claro que John esta recuperando el sueño perdido porque no llego a tiempo a desayunar. De todas formas le he tomado unos bollos. Paul se va a volver loco con el bufe que ponen aqui por las mañanas.

Abro la puerta y me encuentro con Paul, en persona, plantado en el umbrar.

–¡Hola!- Grito.

–¡Meg!- Me rodea con su brazo derecho y me atrae hacia si para abrazarme, luego me suelta y me mira sonriente. Yo le devuelvo la sonrisa mirandole a esos ojos color avellana.

–¡Ya estas aqui!-
Lleva el cabello un poco mas largo y no se ha afeitado todavia.

–Acabo de llegar.- Explica.

–¡Pues que rapidez! No te esperaba hasta despues de comer.-

–Bueno es que son las dos.- Dice.

–¿Ya son las dos?- He estado tan ocupada trabajando que no me he dado cuenta. Intento mantener al dia el correo de John para que no se acumule.

–Eh ¿Puedo ver tu habitacion?- Pregunta mirando con curiosidad por encima de mi hombro.

–Claro.- Contesto apartandome a un lado.

–Estas vistas son increibles.- Pertenece de pie mirando las montañas mientras sacude su cabeza maravillado. Mira a su alrededor. –¡Joder y la cama es altisima!-

–¡Ya!- Me rio. –Anoche casi no logro subir.-

Se sube a la cama y da vuelta para sentarse. Luego rebota un par de veces. Parece tan entusiasmado como un niño de cinco años.

–Mierda hombre ¡Me despisto un momento y ya te has subido a la cama de Meg!- Dice John desde la puerta. –¿Cuantas veces tengo que decirte que no acoses a mis empleados?-

Paul salta de cama y se abrazan entre risas.

–Joder, Meg ¡Que cama mas alta!- Dice John de repente.

–¿Has visto?- Dice Paul casi a voz en grito.

John sube a la cama y Paul lo sigue, luego los dos se dan la vuelta para sentarse y saltan arriba y abajo como si fueran niños.

–Bueno ¿Y ustedes cuantos años tienen?- Pregunto.

Los dos se rien.

–¿Ya han comido?- Pregunta Paul.

–Pero si yo ni siquiera he desayunado todavia.- Contesta John.

–Tu nunca desayunas.- Apunto.

–Es verdad.-

–De todas formas te traje unos bollos.- Digo.

Me sonrie con cariño.
–No, gracias Nutmeg ¿Vamos a comer algo?- Le pregunta a Paul

–Si genial vamos.- Contesta su amigo.

–¿Vienes Meg?- Pregunta John.

–Hum, creo que voy a seguir trabajando un rato.- Contesto, porque me imagino que les apetecera charlar a solas antes de que yo me pegue como una lapa.

–¿Segura?- Insiste.

–Si, gracias.-

Y salen por la puerta.

Yo sigo trabajando un par horas mas, hasta que llegan las fotos de una de las revistas para las que John poso hace poco. El director artistico las ha mandado. Ya las habiamos aprobado pero siempre es interesante ver el resultado final.
Las fotografias son alucinantes. En la primera aparece John de pie mirando con expresion malhumorada a la camara. Paso a la siguiente. Esta es un primer plano. Siento que sus ojos cafe claro me taladran, y me quedo alli sentada estudiandolos por un momento. Sus labios tienen la forma perfecta, ni demasiado finos ni demasiado gruesos.

¡Ay Dios, como me gusta! Si, me gusta. Aunque sea un cabron con las mujeres. No lo puedo evitar.
Eh ¿Que ha pasado con las pecas? En la nariz no tiene ninguna. La primera vez que lo vi me pregunte por que nunca las habia visto en las fotos.

Bueno ¿Y estos donde estaran? No los he vuelto a ver desde que se fueron a comer hace un par de horas.
Sin nada mas que hacer, decido tomarme un descanso y dar una vuelta, a ver si veo a John y Paul.
Los encuentro en el banco donde nos sentamos John y yo anoche. Paul tiene su cuaderno para canciones enfrente y esta escribiendo. John esta inclinado hacia delante, sobre el banco, con los codos apoyados en las rodillas mientras fuma un cigarrillo. No se si acercarme, pero John alza la vista y hace señas para que vaya. Paul se gira y sonrie, asi que voy para alla.

–¿Que tal?- Pregunto.

–Bien, bien.- Responde Paul. –Me esta poniendo al dia de lo que ha pasado ultimamente.-

–Wow.- Contesto. –Iba a dar un paseo. John, ya nos han mandado las fotos. ¿Te las enseño en la cena?-

–Si, si, vale. Muy bien Meg.-

Los dejo y giro en direccion a un bosque situado en un profundo desnivel y lleno de enormes pinos escandinavos. Me adentro en la oscuridad y pronto me sumo en mis pensamientos.

Anoche no dormi bien. La cabeza me daba vueltas y estaba mas borracha de lo que creia. Ademas no dejaba de pensar en John. Su cuerpo medio desnudo en la piscina, su cuerpo pegado al mio... Esta mañana baje a desayunar nerviosa, y me volvia cada vez que alguien entraba en el comedor. Pero el no aparecio. No sabia como se comportaria conmigo, pero cuando lo vi en habitacion tuve la sensancion de que todo estaba bien. Completamente normal. Como cuando estaba con Paul.

Me siento un poco tonta. Probablemente el no volvio a pensar en lo que paso en la piscina. Seguro que me estoy montando una pelicula. Pero es que me gusta tanto...
Me voy a quedar aqui quieta, en el bosque, con los ojos cerrados, escuchando el lejano canto de los pajaros.

Estaba tan cerca. Me imagino acariciandole el pecho, suave y mojado por el agua. Su estomago desnudo. Abro los ojos porque me siento acalorada y a punto de perder el equilibrio. Me abanico con la mano para refrescarme un poco y sigo caminando.

Esa tarde me entretengo mas de lo normal en arreglarme. Decido ponerme el vestido negro y me aparto el cabello de la cara. No me paso con el maquillaje, me pinto un poco y con colores discretos, solo resalto un poco los ojos con una raya negra.
No quiero ser la primera en llegar a la mesa, pero a las siete y veinticinco ya no puedo mas. Soy una maniatica en lo que se refiere a la puntualidad. Puedo soportar que otra gente llegue tarde, pero soy incapaz de hacerlo yo.

Por supuesto soy la primera en aparecer. El camarero me sienta en el medio, de modo que las sillas de los dos chicos quedan una a cada lado. Estamos en una mesa cuadrada, frente al mar, con el acantilado justo debajo de nosotros.
Miro al mar por si veo alguna otra ballena mientras el camarero me trae la carta de vinos y me sugiere alguno para esta noche.
Paul llega despues.

–Estas estupenda.- Me dice mientras se sienta.

–Gracias, tu tambien.- Aparece un camarero para servirnos el vino.

–Bueno ¿que has estado haciendo?- Me pregunta.

Enseguida me relajo en su compañia, lo que esta muy bien, porque John no aparece hasta media hora despues. Para entonces, Paul y yo ya llevamos media botella de vino y nos hemos comido una cesta de pan untado en mantequilla.
No explica porque llega tarde, y no le preguntamos.
Pedimos la comida porque Paul dice que se muere de hambre, y entonces John me pregunta si le he traido las fotos. Asi es. Saco el sobre de mi bolso.
Las estudia durante un minuto, mientras Paul y yo esperamos pacientemente, despues asiente y dice:

–Estan geniales.-

–¿Puedo verlas?- Pregunta Paul. John le pasa el sobre.

–¿Que le han pasado a tus pecas.- Le pregunto a John señalando una foto. –¿Adonde han ido?-

Parece un poco avergonzado.

–Las han quitado.- Contesta Paul. –Con el maquillaje, tu sabes.-

–Pero ¿por que te quitan las pecas?- Insisto.

John se encoge de hombros.

–¿Te gustan sus pecas, Meg?- Me toma el pelo Paul.

–Si.- Contesto en voz baja. –Me gustan.-

–Aahhh...- John se inclina hacia delante y me frota el brazo con cariño.

Paul se rie y cierra el sobre.

La noche avanza. Voy por el tercer plato y ya no puedo mas (segun parece hay cinco), pero aun asi hago un hueco para el postre. Paul en cambio, come con gran apetito y John picotea todo y no le importa dejarse la mitad de la comida en el plato.
Se que deberia retirarme a mi habitacion y dejar a los dos amigos solos, pero cuando lo sugiero se niegan en rotundo.

–¡No jodas Meg!.- Dice Paul. –¡Vamos a la piscina climatizada!-

–Hum...- Dudo. Por el rabillo del ojo veo que John me esta observando.

–Venga.- Insiste Paul. –No puedes ir a la cama ya ¿verdad, John?-

John solo se encoge de hombros.

–No, de verdad.- Intento hacerme la fuerte. –No me vendría mal acostarme temprano. De todas formas esta noche hace frío para bañarse en la piscina.-

–Por algo la llaman piscina climatizada ¿sabes?- Dice Paul.

–Lo se.- Contesto. –Pero la idea de volver a mi cuarto encender la chimenea y meterme en la cama me resulta muy tentadora.-

–Como quieras.- Dice John poniendo fin a la conversacion. Después se vuelve hacia su amigo. –¿Que bebemos?-

Me marcho a mi cabaña y los dejo solos.



















¿Como andan? espero que bien :) en fin he aquí un nuevo cap, se que muchas están esperando un beso entre Meg y John pero no desesperen :D

viernes, 13 de julio de 2012

CAPITULO 15.

–Yo he tenido la misma idea.- Dice una voz familiar a mi espalda. Me doy la vuelta y veo a John con una botella de vino tinto en una mano y una copa medio vacía en la otra.
Alzo mi botella de vino blanco. Camina hacia mi y se sienta en el mismo banco en el que me encuentro.

–Salud.- Hacemos chinchín con las copas.

–Este sitio es increíble.- Digo.

–A mi me encanta.-

–¿Vienes mucho?- 

–Con cierta frecuencia. Lo descubrí hace unos años. Me ayuda a aclarar las ideas.-

–Se respira tranquilidad.- Digo.

–Si ¿verdad? A veces conviene salir de la ciudad. Y me encanta conducir por la carretera de la costa.- Añade.

–No hace falta que me lo jures.- Contesto.

–¿No iría muy rápido para ti, verdad?- Pregunta sorprendido.

–No, que va.- Le tranquilizo. –Aunque tomaste algunas de las curvas igualito que a un profesional.- 

–Siempre quise ser piloto de carreras.- Dice.

–Pero ahora ya eres demasiado mayor ¿no?- Comento.

–Joder Meg, solo tengo veintiséis.- 

–Ya pues lo que yo decía, estas madurito.-

Hace como que me da un pequeño golpe en la cabeza con suavidad.

–¡Eh!- Le recrimino. –¡Que me despeinas!- 

–Que va, estas estupenda.- 

Miro hacia el océano y bebo un poco de vino mientras me pregunto por que de repente me siento tan cohibida.
No me he vuelto a sentir a gusto con el desde la noche del Ivy. Lo que paso con Amber ha hecho que lo vea desde otra perspectiva, aunque el también ha estado distante conmigo. Vale, ha tenido mucho trabajo, pero durante estos días me ha hecho sentir mas como una empleada que durante las dos primeras semanas. Vuelvo la cabeza y descubro que sigue mirándome. Entonces, algo se mueve tras el y me quedo paralizada. Tres ciervos avanzan en silencio entre los matorrales hasta el prado que da a esta parte del océano.

–¡Mira!- Susurro. John se da vuelta y mira en la dirección que le indico. 

Dos de los ciervos se sobresaltan al oír mi voz y corren hacia el bosque del que salieron, pero el tercero no percibe ningún peligro y sigue mordisqueando la hierba. Lo observamos en silencio durante un rato, hasta que queda satisfecho y desaparece de nuestra vista. 

–Wow.- Digo asombrada.

John me mira y me sonríe.
–¿Tienes hambre?- Pregunta.

Medito mi respuesta.
–Si un poco ¿Voy por un poco de queso y unas galletas?- 

–¡Si!- Contesta animado mientras me ofrece la mano para tomar mi copa. Regreso a mi habitación y vuelvo cargada con comida de la nevera.
Abro la bolsa de galletas saladas y el queso, corto una rebanada con un cuchillo pequeño, luego se lo paso. John mientras tanto me sirve vino.

–Así que Paul viene mañana ¿no?- Digo.

–¿A que hora te dijo Davey que llegarían?- Pregunta John.

–Dijo que saldrían pronto, así que supongo que estarán aquí por la tarde.- Contesto.

–¿Que rayos es eso?- Pregunta súbitamente señalando al océano. –No me digas que...- 

–¿Que es?- Pregunto.

–Una ballena.- Dice asintiendo. –Si, es una ballena azul.- 

–¡No!-

–¡De verdad, mira!- Dice y se acerca tanto que nuestras cabezas casi se tocan. Yo miro en la dirección que me indica con el índice.

–¡Oh, Dios mío!- Exclamo. La ballena expulsa agua como un surtidor. De repente otra ballena aparece tras ella. –¡Hay dos!- 

–¡Wow!- Exclama. –Hace años que vengo aquí y nunca había visto una ballena azul. Migran en esta época del año.- Me explica mirándome de reojo. 

–¿Eres aficionado a estas cosas de la naturaleza?- 

–¡No!- Dice negando con la cabeza de inmediato. 

–Claro que si, admitelo.- Le tomo el pelo. –El dios de la música, el megawow John Lennon es un amante de la naturaleza.-

–Meg ¿Me acabas de llamar dios de la música y megawow?-

–No.-

–Si.- 

–No, no me has entendido bien. Yo no he dicho nada semejante.-

Se ríe.
–Dame otro trozo de queso, anda.- Dice.

–Luego no tendrás hambre para la cena.- Le digo mientras le paso el queso. Después corto otro trozo para mi. 

–Ya, bueno.- Dice. –Saca las patatas fritas.- 

Permanecemos allí sentados durante otros cuarenta y cinco minutos, puliéndonos el vino y los aperitivos hasta que llega el momento de cancelar la reserva o ir a cenar.

–Cancelala.- Decide John. –Y vamos a darnos un baño en la piscina de agua caliente.- 

–¡Vale!- 

–Nos hemos quedado sin vino ¿Quieres seguir con el blanco?- Pregunta.

–Si ¿Y tu con el tinto?- 

Si, bueno, trae tu botella de tinto, que yo traeré la mía de blanco. Nos vemos aquí dentro de cinco minutos.- Me dice.

Y nos vamos cada uno a nuestra habitación. Mientras subo las escaleras hacia la cabaña, me doy cuenta de que el vino también se me ha subido a la cabeza. Tiro las botellas vacías y los paquetes de la comida y dejo mi botella de vino tinto junto a la puerta, después saco el biquini. Me pongo una bata blanca y unas pantuflas y llamo para cancelar la reserva antes de salir hacia la piscina. No veo a ningún otro huésped por los alrededores, probablemente todo el mundo se encuentre en el restaurante.

John ya esta en el agua, apoyado contra el bordillo, mirando el océano. Sus brazos descansan sobre los bordes de la piscina y las luces de fondo iluminan su espalda con un cálido resplandor. 
Percibe mi presencia, se da vuelta y me observa mientras dejo su botella de vino tinto junto a la de blanco y luego me quito la bata.

–Acabo de ver otra ballena.- Me dice mientras camino hacia las escaleras.

–¿Ah si?- Pregunto achispada. –Caray esta caliente.- Digo mientras meto la punta del pie en el agua.

Avanza hacia el otro lado de la piscina para servir el vino, después se da media vuelta y me ofrece la copa mientras yo me sumerjo hasta que el agua me cubre los hombros. 

–Gracias.-

Después caminamos hacia el otro lado de la piscina para ver el océano. El sol casi se ha puesto y el paisaje es precioso. Lo contemplamos en silencio durante un rato y mi cuerpo se va acostumbrando al calor. El agua esta caliente como la de una bañera.

–Que gozada.- Dice por fin, dejando escapar un suspiro. 

–Es alucinante.- Admito. –Gracias por dejarme venir.-

–De nada.- Gesticula para quitarle importancia y después hace chocar su copa contra la mía por segunda vez en lo que va de la tarde. –Salud.-

–Salud.- Contesto. –¿Que sensaciones tienes con respecto a la gira.- 

–Ah, Nutmeg, no quiero hablar de trabajo...-

–Vale.- Lo miro de reojo. –¿Pues de que quieres hablar entonces?- 

–¿Crees que notaran si me pongo a fumar aquí?- 

–Bueno, yo no veo a nadie...-

Me guiña un ojo y luego me pasa su copa para que se la sostenga mientras el sale del agua. Lleva un bañador azul oscuro ajustado. Se seca las manos con una de las muchas toallas limpias que hay junto a la piscina y busca en su bata. Saca un paquete de cigarrillos y se enciende uno. Me doy cuenta de que le he dado la espalda a la puesta de sol para verlo y tengo que hacer un esfuerzo considerable para no quedarme mirando cuando entra de nuevo en la piscina.

Alza el brazo en busca de su copa con el cigarrillo encendido colgando de sus labios. De repente me apetece un montón una probadita.

–¿Me das?- Pregunto señalando el cigarrillo.

Absorbe con mas fuerza y niega con la cabeza, mientras me mira con el ceño fruncido.
–No.- Contesta antes de expulsar el humo.

–¿Por que no?- Me siento un poco decepcionada.

–Porque tu no fumas.- Contesta.

–A veces si.- Le respondo.

–¿Cuando fue la ultima vez que fumaste?- 

–No se, en el colegio.- 

–Exacto. O sea que no fumas.- Dice mientras le da otra profunda calada y luego expulsa el humo lejos de mi.

Yo miro para otro lado molesta.

–¿Que pasa? ¿Y ahora te enojas?-

Me vuelvo y miro directamente a sus ojos.
–No.-

¡Claro que si!- Se ríe y me da un suave golpe en la cabeza.

–¡Quita!- Le aparto. –¡No soy un estúpido perro!-

Se ríe y hecha la ceniza a un lado.

–Terminate la copa cariño.- Dice mientras apoya la espalda contra el bordillo de la piscina y da unas patadas en el agua.

–Yo no soy tu novia, así que no me llames cariño.- Contesto mientas imito su lenguaje corporal.

–Joder, y menos mal.- Dice.

–¡Eh!- Le doy un manotazo en las costillas. –Eso lo tendría que decir yo. A juzgar por como te has portado...- Añado mas seria.

John toma aire entre dientes.
–Joder, Nutmeg, no me eches la bronca mujer.- 

–Pero es que te mereces una buena.- Digo con mi mejor tono severo. –Eres un sinvergüenza.- 

–¿Un sinvergüenza?- Se ríe.

–Si, un sinvergüenza.- 

–Eso es muy fuerte Nutmeg, muy fuerte.- 

–Acabate el cigarrillo que te voy a salpicar.- 

–Ni se te ocurra.- Me avisa.

–¿Por qué?- 

–Porque si lo haces, lo lamentaras.- 

–¿No me digas?- Dios, la tentación es muy grande. ¿Me atreveré?

–Estas avisada.- 

Me aparto del borde de la piscina y doy la vuelta para enfrentarme a el desde el otro lado mientras subo las piernas. Seria tan fácil...

Rápido como un relámpago, deja el cigarrillo sobre una piedra, su copa de vino en el bordillo y toma impulso para salir tras de mi.

–¡Aaaah!- Retrocedo y dejo rápidamente mi copa a un lado por miedo a que salpique tirando mi vino. Pero no. En lugar de eso, me sujeta los brazos con fuerza, para que no pueda moverme.

–A ver como me salpicas ahora, lista.- Bromea.

–¡Eh! ¡Suelta!- Le grito mientras me retuerzo para intentar liberarme. Es imposible. Es demasiado fuerte. –Como te de una patada en tus partes veras.- Le amenazo. 

Su respuesta es enrollar una pierna alrededor de mi trasero y apretarse contra mi, de modo que quedo atrapada entre el bordillo y él. Su cara esta a centímetros de la mía.

Me ha dejado prácticamente sin habla. Lo único que puedo hacer es respirar.
Me mira a los ojos serio. Esta tan cerca que podría contar las pecas de su nariz. Una ola de deseo me recorre de arriba abajo y juraría que siento que algo duro me roza las piernas. Medio segundo después me suelta y se echa hacia atrás, propulsándose hacia el otro lado de la piscina. Los dos nos reímos incómodos.

Yo me doy media vuelta y tomo mi copa de vino, mientras el extiende el brazo para tomar la suya. Me parece que hemos bebido demasiado.
Bueno yo desde luego si, pero no pienso parar a estas alturas, estoy lanzada.

–Eres una provocadora.- Dice cuando de nuevo me mira a la cara.

–¿Yo?- Pregunto ofendida. –Yo no soy ninguna provocadora.- Contesto.

Arquea una ceja coqueto.

–¡Que no!- Insisto.

–Lo que tu digas.- Dice. –Seguro que nadie ha intentado corromperte.-

–Eh yo no he dicho que no lo hayan intentado...- 

–¡Ja! Los chicos con los que te codeas no tienen ni idea de lo que es eso.- Dice, tras lo cual se acaba la copa de un solo trago. Se propulsa de una patada junto a mi y se sirve otra copa de vino, mientras su brazo izquierdo roza el mio. Tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano para quedarme donde estoy. El instinto me dice que me aleje de el inmediatamente. John toma la botella de vino blanco y me llena la copa, después vuelve a su puesto al otro lado de la piscina.

–No quiero ni pensar en la cantidad de chicas que habrás corrompido.- Le digo medio en broma.

El se encoge de hombros.
–Pues no se ha quejado nadie.-

–¿Sabes algo de Amber?- Y ahora ¿Por que mierdas pregunto eso?

Baja la cabeza y mira al agua.
–No.-

Durante un rato ninguno de los dos dice nada. Por fin comenta:
–Creo que esta con alguien.- 

–Eso es bueno ¿no?- Digo. Lo mejor es asegurarse.

–Si.- Asiente. –Si, eso es bueno.-

–¿Entonces no estaba embarazada?- No se de donde saco el valor para interrogarlo así. Ah, ya lo se, del vino blanco.

–¡Joder Meg, no! ¡Por Dios! Tan idiota no soy.-

Vaya alivio.

–Siempre utilizo condón.- Añade en un gesto de complicidad.

–Vale jefe, no lo olvidare.- Contesto. –Bueno ¿Y que fue lo que paso exactamente?- 

–Se nos rompió uno.- 

¿De verdad me esta contando esto?

–Vaya.- Digo.

–Pues si vaya.- Repite.

De repente me acuerdo de la chica con la que lo vi en las escaleras. No tenia pinta de ir a usar condón. La imagen de John restregandose contra ella junto a la habitación donde su novia estaba durmiendo me espabila instantáneamente.

–¿Que pasa?- Pregunta la ver mi expresión.

–Nada.- Contesto.

–Si, algo pasa, cuéntamelo.- 

–Bueno, no tenias mucha pinta de pensar en condones la otra noche cuando Amber te pillo con aquella chica.- 

–¡Nutmeg! ¿nos viste?- Pregunta con una sonrisa.

¡Mierda pero que tonta soy! Me pongo roja tan rápido que casi siento como voy a entrar en ebullición.
–¡No!- Contesto enseguida.

–Nos estabas mirando ¿verdad?.- Pregunta divertido.

–Eh, borra esa expresión de satisfacción de la cara. No es algo de lo que quieras estar orgulloso ¿Sabes?-

Se pone serio de repente.
–Ya lo se. Tienes razón. Mierda.-

Uf. Buena salida Meg. Me vuelvo hacia el vino. La verdad es que ya no quiero mas. Dejo la copa.

–¿Te sirvo?- Le pregunto. –Yo ya no quiero mas.-

–Si, como sigamos aquí nos vamos a arrugar como pasas y mañana Paul no nos va a reconocer.-

La idea de ver a Paul me cambia el humor inmediatamente.
–¡Estoy muy contenta de que venga!-

–Si.- Contesta John con menos entusiasmo. Camina hacia las escaleras. Yo lo sigo, intentando no mirarle ese trasero tan bonito que tiene. No lo consigo. Me pasa una toalla y nos secamos rápidamente antes de ponernos las batas.

–Ah, si tus fans pudieran verte ahora.- Bromeo. –El dios de la música, el megawow John Lennon en bata y pantuflas.-

–Oye hasta los dioses de la música megawows necesitan relajarse de vez en cuando.- 

Caminamos de nuevo hacia el sendero que conduce a los alojamientos. 

–Yo me quedo aquí.- Digo cuando llegamos a mis escaleras.

–Vale. Que descanses, Nutmeg.- Dice, mientras se inclina y me aprieta el brazo.

–Gracias.- Lo miro. –Tu también.- 

–A la cama temprano, para variar.- Dice mirándome de reojo mientras avanza por el sendero.

–¡Te vendrá bien!- Contesto mientras observo como desaparece dentro de su cuarto. Yo entro en el mio sintiéndome un poco triste.














Hola, antes que nada, he aquí unas recomendaciones.
No More Lonely Nights de Alma, con tan solo 3 capitulos ya me tiene enviciada :D deben leerla ya!!

Baby It's You de Ayee McCartney Lennon. Si son Lennonianas de corazon, deben seguir este blog ya! :D

Y bien, espero sus comentarios y gracias por seguir leyendo! :D al parecer, este es el capitulo mas largo :)

miércoles, 11 de julio de 2012

CAPITULO 14.

Durante las siguientes semanas, intento olvidarme de la posible paternidad de John y a pesar de que no paro ni un momento, no es fácil.
La presentación televisiva consigue los mayores índices de audiencia de su historia y en toda la prensa se habla de la próxima gira de The Beatles y de su nuevo disco.

Estoy hasta arriba de trabajo, tengo que organizarlo todo y con los nuevos cambios que recientemente acabamos de pasar, John cada vez se vuelve mas complicado. Gracias a Brian, desde ahora los chicos tienen una asistente para cada uno o mejor dicho un asistente. Por antigüedad, a mi me toco ser asistente de John ¿Irónico, cierto?.

La prensa no ha dejado de especular sobre la ruptura de Amber y John. En general se ha dicho que la causa son las infidelidades de John, pero nadie ha mencionado un posible embarazo.
Yo me fijo siempre en las fotos de Amber en las que aparece de perfil, analizo su vestuario por si estuviera tratando de ocultar una barriguita, pero esta claro que es demasiado pronto para que se note nada.

El viaje a Cardiff seria la ultima oportunidad para poder descansar un poco antes de que comenzara la siguiente gira.
El único en venir, además de John y yo, es Paul, gracias a que Jane se encuentra grabando su mas reciente película o eso se dice.

Davey esta listo para llevarnos a los tres, pero el día que vamos a salir, hay un cambio de planes. Primero, Paul tiene que ver a su padre por algunos asuntos familiares. En ese momento no tenemos idea de si el retraso será de solo unas horas o de varios días. Y segundo, John decide que quiere conducir. Según parece, hace meses no se pone al volante de su auto. Así que al final damos instrucciones a Davey para que este pendiente de la llegada de Paul y lo traiga en cuanto pueda.

John y yo mientras tanto metemos lo que cabe de nuestro equipaje en el maletero del coche y dejamos el resto para que lo lleve Davey mas tarde

A John no le importa en lo mas mínimo superar los limites de velocidad. Avanzamos por una retorcida carretera de dos sentidos que se abre paso entre un denso bosque de pinos y abruptos acantilados de roca.

Llevamos la música alta, así que no hablamos; John esta ocupado cantando canciones de artistas que no me suenan de nada. No me se ni una letra y aunque no fuera el caso, no cantaría.
Después de un par de horas de viaje, la música comienza a darme dolor de cabeza y pregunto a John si puede poner un poco de Tchaikovsky. Esto le parece increíblemente gracioso, pero un poco después baja el volumen de la música. Supongo que mi cara debía de ser todo un poema.

–¿Estas bien Nutmeg?-

–Si, si muy bien.- Contesto en un intento por parecer animada.

–¿Harta de tanta música?-

–Hum, un poco, si.-

John sonríe.
–Bien, descansaremos un rato.-

Avanzamos por la tortuosa carretera con campos verdes a nuestra derecha y el océano a nuestra izquierda. Las olas chocan con violencia contra la costa y al fondo el mar azul oscuro parece salpicado por crestas de espuma blanca. Algunas gaviotas se lanzan al agua y otras sobre vuelan las playas rocosas.

Llegamos al Post Inn justo después de las seis de la tarde, después de volar por la sinuosa carretera, con John tomando las curvas como si fuera piloto de formula 1. Yo ya llevaba un rato mareada, pero no dije nada para no borrar la expresión de felicidad de su cara.

Hace una hora llame para saber que pasa con Paul. Davey me ha dicho que estaba en camino y que llegaría ya muy tarde, así que emprenderán el viaje a Cardiff a primera hora del día siguiente.

Tenemos mesa para cenar a las ocho, así que decidimos instalarnos en nuestras habitaciones.

Las casas en las que se hospedaran John y Paul, casi no se distinguen porque sus tejados curvos están cubiertos por una suave alfombra de hierba y flores silvestres. Yo estoy en una cabaña en un árbol al otro lado del camino. Es cuna estructura triangular de madera construida sobre piares bajo un grupo de viejos arboles. Yo tengo vistas al bosque y son espectaculares.

No se cuanto faltara para la puesta de sol, así que decido dar un paseo con mi ropa de vino y disfrutar del atardecer.
Salgo de la cabaña armada con la copa y la botella y giro a la derecha, para caminar por el sendero. A mi izquierda y varios metros mas abajo, esta el océano. Distingo una piscina a la orilla del acantilado. Esta llena, a rebosar de agua caliente y no puedo contener mi alegría ante la idea de probarla mañana.

Este es el mejor lugar en el que he estado nunca. El sol de la tarde todavía brilla con tanta fuerza que tiñe el mar de blanco

–Yo he tenido la misma idea.- Dice una voz familiar a mi espalda. Me doy la vuelta y veo a John con una botella de vino tinto en una mano y una copa medio vacía en la otra.
Alzo mi botella de vino blanco. Camina hacia mi y se sienta en el mismo banco en el que me encuentro.











Un poco aburrido este capitulo :S pero no desesperen los siguientes van a estar mucho pero MUCHO mejor :D Les prometo que amaran a mas a John :) En fin gracias por los comentarios, en verdad me encanta que les guste mi fic barato :P 

viernes, 6 de julio de 2012

CAPITULO 13.

Me despierto sintiéndome exhausta y con la sensación de que necesito desesperadamente dormir mas, pero en cuanto me espabilo un poco, me doy cuenta de que no lograre conciliar el sueño otra vez.

¿Seguira la chica de anoche en el cuarto de John? ¿Y como se sentirá el esta mañana? Probablemente fatal.
¿Y estará Amber embarazada? Si lo esta ¿Tendra el niño? La cabeza me duele solo de pensar en todo esto. Contemplo la bolsa blanca de la farmacia tirada en el suelo de mi cuarto. No he mirado su contenido.

Pienso en llamar a Bess para charlar un rato, pero creo que no tengo energía para hablar. Y de todas formas no puedo comentar este tema. Ni con ella, ni con nadie. Si lo hiciera, estaría quebrantando el acuerdo de confidencialidad que firme. La idea hace que me sienta mas sola.

Desde que los chicos se marcharon ya no hago ningún largo, y por supuesto ahora no puedo ni pensar en nadar. Pero se que debería, que después me sentiré mejor, aunque solo sea momentáneamente, y que merece la pena el esfuerzo. Salgo de la cama, me pongo el biquini y bajo las escaleras como ida.

No oigo ningún ruido en la habitación de John y no me sorprende a estas horas de la mañana. Aunque son las diez pasadas, si consideramos lo de anoche, todavía es temprano.
Cuando llega Santiago para su sesión de jardinería y limpieza de la piscina semanal, me duelen los brazos de tanto nadar Me he aplicado y he descubierto que el dolor me proporciona cierto placer. Llevo cuarenta y tres largos, pero cuando lo veo aparecer, me siento aliviada por tener una excusa para dejarlo.

–No pares por mi.- Dice alegre con su blanca sonrisa perlada que casi refleja los rayos de sol.

–Ya he nadado bastante.- Contesto, evitando a duras penas un gemido. Salgo de la piscina y me pasa la toalla. Me cubro con ella.

–¡Wow! Tienes una pinta de no haber dormido mucho anoche.- Dice mirándome la cara.

Ya se que no tengo buena cara. No hay corrector suficiente para tapar los círculos morados que se han formado debajo de mis ojos, así que me alegro de no tener que ir a ningún sitio hoy.
Vuelvo a pensar en Amber y en como lo estará pasando esta mañana.

–¿No habrás vuelto a salir con John, verdad?- Pregunta Santiago con descaro.

–¿Que? ¡No!- Contesto molesta.

–Los vi en las revistas.- Dice en tono de burla. –Una preciosa y romántica cena en el Ivy, el fin de semana pasado. ¡Te he pillado, lista!-

Lo miro seria. Su tono de broma rápidamente deja paso a la preocupación.
–Eh ¿Estas bien?-

–Si, muy bien.- Contesto para que se quede tranquilo. –Pero me duelen los brazos de tanto nadar.-

–¿Cuantos largos has hecho hoy?- Me sigue la corriente con el cambio de conversación hasta que me despido de el para darme una ducha.

La chica sale del cuarto de John poco después. Estoy en la cocina y escucho unas pisadas en las escaleras. Parece medio dormida cuando me ve.

–¿Que tal?- Pregunto. –¿Quieres que te pida un taxi para que te lleve a casa?-

–Eso seria genial.- Contesta mientras mira a su alrededor para familiarizarse con el lugar. –¡Vaya! ¡Que buenas vistas!- Camina hacia el cuarto de estar, mientras yo entro en el despacho y le pido un taxi. No tengo corazón para despertar a Davey otra vez, no después de la noche que ha pasado.

Salgo del despacho y me encuentro a la chica de pie, en la terraza, hablando con Santiago. Se ríe y lo mira mientras se pasa su largo pelo rubio por detrás de las orejas. Escucho atenta, pero no oigo ni un ruido procedente del cuarto de John. Saco la cabeza por la puerta.

–El taxi llegara en diez minutos.-

–¡Genial, gracias!- Me mira sonriente. –Fuimos al mismo colegio.- Dice emocionada refiriéndose a Santiago. –¡Estaba loquita por el!-

Santiago sonríe encantado por el halago.

Después cuando llega el taxi para recogerla, Santiago pregunta por Amber.
–¿Que pasa, ya no están juntos?- Susurra en voz alta.

Yo me encojo de hombros.

–¿Se ha ido, verdad?- Insiste. Yo no digo nada. –¡Si! ¡Se acabo!- Dice entusiasmado. Lo dejo y entro de nuevo en la casa.

Por la tarde estoy en la cocina, tomándome una taza de té cuando por fin aparece John.

–¡Hola!- Le saludo. La verdad es que me sorprende verlo, aunque sabia que acabaría saliendo de su cuarto antes o después. Me pongo en pie. –¿Quieres un café, un té?-

–Un té estaría bien.- Su voz suena ronca. Toma una silla y la arrastra ruidosamente. El sonido me retumba en la cabeza.

–Oh.- Dice mientras toma asiento.

Me giro para verlo Tiene la cabeza apoyada sobre una mano y me observa mohíno.

Yo le sonrío con tristeza. El me devuelve la sonrisa taciturno.
–La he jodido bien.- Dice.

–Si, yo diría que bastante bien.- Admito.

Suspira mientras echo agua agua hirviendo en su taza.

–¿Leche? ¿Azúcar?- Es la primera vez que le preparo el té.

–Solo leche. No, ponme también azúcar- Dice cambiando de opinión. –Una cucharada.-

Le llevo la taza a la mesa y aparto la silla en volandas, para que no arañe el suelo y nos estalle a los dos la cabeza. Me siento y tomo mi propia taza.

–¿Te apetece hablar?-

Vuelve a suspirar.
–La verdad es que no. ¿Adonde ha ido?-

–Se ha ido en un taxi a su casa. ¡Oh!- Digo de repente. –¿A quien te refieres? A Amber o...-

Sacude la cabeza, serio.
–No se como se llama.-

–Santiago si, fueron al mismo colegio.-

–Joder, ¿No me digas? No, gracias.- Me mira con ironía. –No creo que nos volvamos a ver.-

–Bueno.- Prosigo. –Davey llevo a Amber a su casa, si eso es lo que querías saber.-

–Vale, genial.-

Ninguno de los dos dice nada mas durante un rato, concentrados en nuestros tés. Luego pregunto:

–¿Quieres que haga algo?-

–¿Sobre que?-

–Amber.-

–No.-

–¿Estas seguro? Bueno ya se que no eres de los que mandan flores, pero...-

–Estoy seguro.- Me interrumpe.

–Ah, vale, bueno.-

–Oye.- Añade. –Se acabo. Se estaba poniendo muy pesada. Esto iba a pasar antes o después.

Me levanto de la mesa y siento que me ha decepcionado, aunque Amber no me cayese particularmente bien.

–¿Y a ti que te pasa ahora?- Pregunta visiblemente irritado.

–Nada.- Contesto mientras dejo la taza en el lavavajillas. No me pagan por juzgarlo.

–No, algo te pasa.- Dice

–No, de verdad.- Me doy vuelta y le dedico una sonrisa forzada. –¿Quieres otra taza de té? ¿Alguna otra cosa?-

–No.- Empuja la silla hacia atrás con gran estruendo y se pone de pie. –Nutmeg.- Dice. –Yo soy así. No voy a cambiar, ni por ti, ni por Amber, ni por nadie.-

Asiento.
–Lo se.-

–Voy a dar una vuelta en la moto.- Me informa.

–¿Donde la tienes?- Pregunto al recordar que anoche tuvo que dejarla en alguna parte.

–Hum. Ni idea. Lo sabrán en alguno de los clubes donde estuve anoche. Tenían servicio de aparcacoches.

–Ahora me ocupo.-
Pero eso el ya lo sabia.

–Entonces tomare la otra.- Decide.

Después subo a mi cuarto. La bolsita blanca de la farmacia sigue en el suelo, junto al armario. Me siento en la cama y la miro fijamente. Se que no debería fisgar lo que hay dentro, pero la curiosidad me esta matando.
Sera mejor que me deshaga de ella ya.
La tomo y bajo las escaleras. Llamo a los de seguridad y les pido que me preparen el coche. Conduzco durante varios kilómetros, mirando a menudo por el espejo retrovisor por si me siguiera alguien. Por fin veo un cubo de basura en la carretera y paro el coche.
Contemplo la bolsa. ¿Y si echo un vistazo? No. No es asunto mío.
Un momento. Si John va a ser padre, si que es asunto mío. Como su asistente personal, tengo que saber estas cosas, ¿no?
Alzo la bolsa y la agito. El contenido se mueve dentro. Tengo que decidirme ya. Bastante sospechoso debe ser haber aparcado un auto así a un lado de la carretera.
A la mierda, voy a mirar.

Abro la bolsa y saco la primera caja que agarro. Oh. Esta cerrada. Saco la siguiente. Lo mismo, el plástico del envoltorio esta intacto ¿Que rayos es esto?.
Pero la tercera caja esta abierta y supongo que Amber no vio la necesidad de seguir probando. La abro y saco el test de embarazo. Lo sostengo un poco alejado de mi, como si fuera la posible madre. Y entonces le doy la vuelta.
Nada.
La pantalla estaba vacía. Ha utilizado el test, pero con todo el tiempo que ha pasado, se ha borrado lo que había en la pantalla. He violado la confianza de Amber y sigo sin saber nada. La verdad es que no me siento muy orgullosa de mi misma.
















Creo que este es uno de mis capítulos favoritos ¿Por que? mmm la verdad no lo se :P pero en fin, espero les guste :) y como ya saben siempre mendigo por sus comentarios así que dejen muchos muchos!!! :D

domingo, 1 de julio de 2012

CAPITULO 12. Parte 2.

–¿Quieres que espere aquí?- Pregunto.

No contesta, así que no se que hacer. Camino de arriba abajo del cuarto durante diez minutos hasta que ya no puedo mas. Ya debe tener los resultados. No se tarda mas de dos minutos en hacer estas pruebas ¿o no?
Llamo a la puerta.

–Amber.- Digo. –¿estas bien?-

Oigo como tira de la cadena. Un momento después la puerta se abre y noto una corriente de aire que sale de la habitación con un aullido. Doy un paso atrás sorprendida. Amber me planta la bolsa de la farmacia en las manos.

–Deshazte de esto.- Me dice. –Pero no lo eches a los cubos de la basura de afuera.-

–¿Y donde quieres que lo tire?- Pregunto.

Me fulmina con la mirada.

–¿Que no sabes que los periodistas buscan en la basura de los famosos?-

–Hum, si, si lo se.- Tartamudeo.

–Bueno, pues tiralo en otro sitio, en un contenedor de la calle o lo que sea. Pero asegurate que no te vea nadie.-

Doy media vuelta para salir del cuarto.

–Oh, mierda.- Escupe. –Damelo.-

Me vuelvo. Ahora si que no entiendo nada.
–¿Que?- Pregunto.

–Tu tampoco lo puedes tirar. Te han sacado fotos cenando en el Ivy con mi novio, los estúpidos periodistas pensaran que los test de embarazo son tuyos. Y no te veo capaz de tirarlos sin que te descubran.-

Me quedo paralizada por un momento. Decido no recordarle que la que ha ido a comprar los test a la farmacia he sido yo. No creo que nadie me viera.

–¡Que me los des!- Grita, quitándomelos de las manos de mala manera. –Imbécil.- Añade después entre dientes.

Yo no se que responder. Ni siquiera tengo animo para decirle que no me puede hablar así.

–Ahora vete.- Me ordena.

La miro asustada, ahora me doy media vuelta y me marcho. Aun escucho música procedente del estudio, hasta que de repente se para. Supongo que es por Amber. Escucho por un momento al pie de las escaleras, pero no oigo nada. Entonces justo cuando voy a entrar en la cocina para hacerme un té. oigo a Amber hablar en voz alta. Pronto se pone a llorar.

No entiendo lo que dice, pero John también alza la voz. Intento no escuchar escuchar, cuando de repente la puerta del estudio se abre y se cierra con un portazo. Oigo retumbar los pasos de John bajando la escalera, parece fuera de si. Sus ojos se encuentran con los míos, y me aguanta la mirada tres segundos antes de girar a la derecha y salir por la puerta principal. Yo me quedo petrificada sin saber que hacer. Luego me acerco a la puerta. Unos segundos después su moto sale de la casa a toda velocidad.

Horas después, John llama a las ocho.

–¡Hola!- Digo.

–¿Sigue ahí?- Pregunta.

–Si.-
–¿Me puedes reservar una mesa en el Lounge?-

–¿Como? ¿Para ahora?- Pregunto.

–Si, ahora.- Contesta. –Diles que llegare en diez minutos y vamos a ser unos seis.-

–Muy bien.- Contesto. Luego cuelga.

–¿Era John?- Me pregunta Amber desde lo alto de las escaleras. –¿Que quería?-

Me acerco al pie de la escalera para hablar con ella.
–Queria que le reservara una mesa en el Lounge.-

–¿Como en el Standard?-

–Si en ese.-

Después de eso entra en el cuarto de John y cierra la puerta de un portazo.

John vuelve a llamar justo después de las once para que lo incluyera en la lista del bar Marmont.

–John ¿estas bien?-
–Estoy genial Nutmeg.-

–¿Dejaste la moto aparcada verdad?-
–Meg ya te he dicho que estoy bien. ¿Sigue ahí?-

–Si.-

Una vez mas Amber sale del cuarto para que la informe y una vez mas vuelve a encerrarse dentro.
La siguiente llamada la hace a las dos de la mañana. Yo claro ya estoy en cama.

–El Room, Meg. Mesa para... ¿cuantos?- Le pregunta a alguien. Oigo de fondo a una chica que comienza a contar y luego rompe a reír cuando llega a ocho. –¡Que sea para diez!- Grita John en el teléfono.

–¿Donde estas?-

–¿Donde estamos?- Grita a la gente que esta con el.

–¡En la puerta del bar Marmont!- Contesta otra chica.

–John, voy a pedirle a Davey que vaya a buscarte. No te muevas de donde estas. ¡Y no tomes la moto!-

–Eres una buena chica Nutmeg.- Balbucea y la llamada se corta.

John llama de nuevo a las cuatro y media.
–¿Sigue ahí?- Balbucea.

–Creo que si.- Contesto medio dormida. Y cuelga.

Cuarenta y cinco minutos después oigo que entra en casa. ¡Dios que alivio! Salto de la cama y me pongo corriendo la bata. Antes de llegar a la puerta, oigo la risilla de una mujer dentro de la casa. No es Amber. Abro la puerta con cuidado y echo un vistazo. John esta en mitad de las escaleras con una rubia bajita, vestida con una minifalda. Se ríe cuando el le pone la mano en la cara y la besa. Yo observo, y trago bilis cuando le acaricia con la mano derecha el pecho y con la izquierda acerca su cuerpo al suyo. La oigo gemir cuando se aprieta contra ella.
Mierda y Amber esta a solo unos metros.

John se aparta y suben las escaleras torpemente. Ella se rie a carcajadas y el entre dientes. Tropieza al llegar al ultimo escalón, pero se agarra a la chica para no caerse, luego la empuja contra la pared y se aprieta contra ella mientras la besa apasionadamente una vez mas. Le sube la camiseta y torpemente le tira del sujetador para descubrirle los pechos. Me siento como una pervertida pero no puedo moverme.

Segundos después le sube bruscamente la minifalda y se baja la cremallera de los pantalones. ¡Ay dios, no! Por favor no te la tires en el pasillo junto a la puerta donde esta tu novia. Quiero gritar, avisarle de que Amber esta dentro. Tengo que hacer que se detenga ¿pero como?.
Al final resulta que no es necesario.
La puerta de la habitacion de John se abre y sale Amber, pálida y totalmente vestida.

–¡Uy!- Dice la chica mientras intenta bajarse la falda. Pero John se queda donde esta, no se aparta de la rubia.

Veo que mira a Amber a los ojos por un momento, cuando ella pasa por delante de el en dirección a las escaleras. Segundos después John toma de la mano a la chica, la conduce hasta su cuarto y cierra la puerta de un portazo.
Pobre Amber, salgo de mi cuarto y salgo tras ella.
–¡Amber!- Grito. –¡Lo siento mucho!-

Ella no me mira, solo toma sus cosas, lleva el rostro bañado en lagrimas.

–Por favor.- Le ruego. –¿Puedo hacer algo por ti?-
–Necesito... necesito que te deshagas de esto.- Dice tartamudeando entre lagrimas. Lleva la bolsa de la farmacia en la mano izquierda.

–No me vera nadie.- Le prometo. Me la pasa y en ese momento siento lastima por ella.

Los faros del coche de Davey se abren camino en la pálida mañana. Amber avanza hacia el. Davey sale rápidamente y le abre la puerta, mientras alza una mano en modo de saludo hacia mi. Luego se vuelve a subir al coche y cierra la puerta. Me quedo ahí, mirando como se aleja el coche.

Cuando giro a la derecha en lo alto de las escaleras para volver a la cama, escucho a la chica que esta dentro del cuarto de John gritar como si tuviera un orgasmo. Me entran nauseas y siento que una arcada esta a punto de salirse con la suya justo cuando entro en mi habitacion.





























Finalmente el capitulo completo :D espero les guste :) espero sus cometarios!! :D

CAPITULO 12. Parte 1.

Como ha estado fura mas de tres dias, John y yo tenemos que ponernos al día sobre varias cosas. Necesito saber para cuando fijo la entrevista que no se hizo el miercoles. Como tuve que cancelar su segunda cita con el medico prevista para el jueves por la mañana, ahora hay que buscar un hueco para la semana siguiente y debemos repasar una lista, tan larga como mi brazo, de temas tan diversos como la sesión de fotos para el nuevo álbum o en que hotel quiere alojarse cuando vayamos a Cardiff, dentro de unas semanas.

El problema y esto le he ido descubriendo con el tiempo, es que John se distrae con una mosca, lo que me obliga a pasar el día detrás de el, intentando que me preste atencion. Pero la distracción de hoy se llama Amber y después de interrumpir por tercera vez su sesión en la piscina, para pedir a John que le de el visto bueno a todo, ella suspira melodramática.

–¿De verdad tiene que hacer esto ahora?- Pregunta mirando me con hastío.

–Cariño...- Le reprende John.

–En serio.- Dice ella. –No te he visto en mucho tiempo ¿No nos puede dejar tranquilos?-

Yo no lo sabia, pero debo tener poderes especiales porque estoy alli, delante de ellos, y no parecen verme.

–¿Porque no le das el dia libre?- Sugiere. –Que haga un poco de turismo. ¿Ha ido ya de compras?-

–¿Quieres descansar hoy Meg?- Pregunta John.

–Hum... Claro.-

–Esta bien pues, vamos, vete.- Dice Amber. –No te pierdas de la ciudad, conoce, ve al cine, ya sabes, ese tipo de cosas.

–Bueno.- Contesto. Esta claro que me quiere fuera de la casa como sea. –¿Entonces me voy?- Miro a John.

–Si claro Meg. Disfruta un poco.-

–Esta bien gracias.-

–Toma uno de los autos si quieres.-

–¿El que sea?- Le pregunto con una sonrisa.

–Si.- Me devuelve la sonrisa.

–¡De acuerdo!.- Doy media vuelta y camino hacia la casa.

–¡John, no le puedes dejar tus autos!.- Oigo como Amber le dice entre dientes, mientras yo entro.

Hablo con Kitty, quien gustosa acepta salir en el auto de John.
Después de gastar lo equivalente a dos semanas de sueldo en las tiendas, decido que ya es hora de volver a casa. Me gustaría ahorrar algo de dinero mientras estoy aquí.

John y Amber están tumbados frente al televisor cuando vuelvo, pero ella me hace sentir tan incomoda que directamente subo a mi cuarto y me acuesto temprano.
A la mañana siguiente Amber sigue aquí, así que aunque es mi dia libre, no me apetece salir a la piscina. Estoy en mi habitacion leyendo un libro, cuando alguien llama a la puerta.

–Adelante.- Digo y me quedo atónita cuando veo a Amber.

–Necesito que me hagas un favor.- Dice rápidamente.

–Ah...-

–No lo puedo hacer yo porque me acribillarían a fotos. Se que es tu dia libre.- Añade sin darle mucha importancia. –Peor como ayer no trabajaste...-

–Esta bien.- La podria mandar por un tubo, porque yo no trabajo para ella. Ahora que lo pienso ¿esta no tiene asistente personal? –¿No tienes asistente personal?- Pregunto.

–No.- Dice alzando la barbilla desafiante. –Todavia no.-

–¿Que necesitas?- Pregunto.

Respira hondo.

–Una prueba de embarazo.-

Siento que me pongo pálida al momento.

–Por favor no se lo digas a nadie.- Me ruega.

–¡Claro que no!- Contesto ofendida mientras me levanto.

–Sobre todo a John.-

–Esta bien.- Contesto confusa. –¿Donde esta?-

–En el estudio, así que no tengo mucho tiempo.-

–Voy por uno ahora mismo.-

No merece la pena llamar a Davey, así que tomo yo misma tomo el auto de nuevo. Media hora después, equipada con tres tipos de test de embarazo distintos, vuelvo a casa. Oigo música procedente del estudio. Encuentro a Amber en la habitacion de John, sentada en la cama con la mirada perdida. Siento una pizca de lastima por ella cuando se levanta con el rostro demacrado y toma los test. No dice nada, simplemente entra en el cuarto de baño y me cierra la puerta en las narices.











Me gusta dejarlas en suspenso hahaha :D ok ya se eso no es bueno :P