Son las ocho de la mañana. Esta noche vuela a Londres y yo me voy a trabajar ya. No lo veré antes de irse.
—Saluda a John de mi parte —le digo por encima del hombro, luego me detengo y me doy media vuelta—: Mejor no —decido.
—¿De verdad? —pregunta.
—Sí.
Parece aliviado.
—Hasta la semana que viene —dice.
Bess viene esa misma noche para hacerme compañía y ver una peli de chicas. —¿Qué tal va todo? —pregunta.
—Muy bien —contesto.
—Entonces ¿estan juntos, no?
—Sí —me río—. Duermo todas las noches con él, así que más vale que lo estemos, de lo contrario sería raro.
Ha pasado un mes desde la primera vez que nos acostamos. Y nos va bien. Me gusta mucho.
—Me alegro por ti —dice Bess—. Es un hombre muy guapo. ¿Qué piensa su familia de todo esto? —pregunta. En su momento le conté la odisea en su casa durante la boda de Mike.
—Aún no lo sabe —digo—. Es muy pronto.
—Me parece bien. —Toma un cuenco lleno de palomitas de maíz de la mesita y comienza comer—. Bueno —dice de repente—, ¿entonces has superado lo de John?
—Sí —contesto—. Eso creo.
—Bien. ¿Y qué te parece que lo detuvieran por conducir borracho?
—¿Qué? —me incorporo de un salto.
—Ah, ¿no lo sabías?
—¡No! ¿Qué ha pasado?
—Anoche. Iban en la moto. En los periódicos hay fotos en las que se ve cuando lo obligan a parar.
—No he leído el periódico. Joder, ¿está en la cárcel?
—Según parece ha pagado la fianza.
—Dios. Menudo imbécil.
—Ya te digo. Bueno, ¿pongo la peli ya?
—Claro —contesto, pero tengo la cabeza en otra parte.
Paul me llama desde Londres al día siguiente. Le pregunto por la detención de John.
—Sí, es una faena, la verdad. El productor quiere que hagamos una canción sobre esto.
—¿Y cómo se las van a arreglar? ¿No iban a publicar el álbum dentro de nada?
—Se supone que sí. Pero piensan retrasar un poco la fecha de publicación para pasar el juicio y la posible condena.
—¿Cuándo es el juicio?
—Sus abogados quieren que sea lo antes posible.
—¿Y cómo está John? ¿Está bien?
—Bastante enojado, como te puedes imaginar —dice—. Según él, los polis lo estaban esperando.
—Es muy posible.
—Sí, bueno, ¿y qué cree que va a pasar cuando sale todas las noches y se pone hasta arriba de alcohol y drogas? Está tan mal como en la gira, ya sabes...
—¿Ah, sí? —pregunto y siento una ligera náusea. —Eso me temo. De hecho, voy a cambiar el boleto para volver el miércoles.
Hoy es martes.
—¿Por qué? ¿Ya estás harto?
—Sí.
Siento lástima por John, porque lo van a dejar solo, pero no se lo puedo decir a Paul.
—¿Quieres que me encargue yo de cambiar el boleto?
—No, tranquila. De eso se ocupa la asistente personal de John.
¡Qué sorpresa!
—¿La asistente de John? ¿Ya tiene otra?
—Sí, una danesa. No es muy atractiva. Nada que ver contigo, preciosa.
—Ah —me siento más animada otra vez—. ¿Le has contado ya lo nuestro? — pregunto indecisa.
—Todavía no —contesta—. Pensaba hacerlo esta noche. Si te parece bien.
—Sí —respondo—. Me parece bien.
—Meg —dice.
—¿Sí?
—Te quiero.
Guardo silencio y luego contesto: —Yo también te quiero.
La noche del jueves o en la madrugada del viernes, no estoy muy segura, alguien llama a la puerta de abajo.
Como no dejan de aporrearla, bajo las escaleras y echo un vistazo por la mirilla.
Es John.
Me pego a la pared. ¿Qué está haciendo aquí? Oh, Dios, y yo con el pijama viejo. ¿Qué hago?
—¡Meg, abre la puerta! —susurra casi en voz alta.
Me peino a toda prisa y me froto los ojos. Miro de nuevo el pijama. Uf. Bueno. Voy a abrir la puerta.
Pasa corriendo y va hacia el pasillo.
—¿Qué pasa? ¿Qué haces aquí? —me asomo asustada, y preguntándome si lo habrán seguido. El cierra la puerta e intenta tomarme las manos.
—Meg, Meg, Meg —dice una y otra vez. Está borracho.
—John, para. ¿Dónde está Paul?
—Meg —gime y me toma de los brazos.
—¡John! ¿Dónde está Paul? —pregunto asustada—. ¿Está bien? — Siento que el pánico crece dentro de mí y comienzo a imaginar que John ha venido a contarme algo terrible.
—¡Está bien, está bien! —Me toma la cara entre sus manos.
—¿Dónde? —pregunto.
—¡En Londres! —grita frustrado.
—¿Y qué haces tú aquí? —le grito igualmente frustrada y bastante confusa.
—Tenía que verte —dice con desesperación. Lo aparto de mí con violencia.
—Así que ya te lo ha contado.
Me mira angustiado.
—Ya lo entiendo. —Estoy muy enfadada—. Ahora que estoy con él si que me quieres. ¿Es eso?
—No..., te echo de menos, Nutmeg.
—Me llamo Meg.
Parece herido.
—No digas eso.
—¿Cómo es que estás aquí antes que Paul? —pregunto. Su vuelo no llega hasta mañana.
—El jet.
Supongo que se refiere a su jet privado.
—Meg, por favor... —Se acerca de nuevo a mí. Alzo una mano para detenerlo.
—¿Es que no le has hecho ya bastante daño?
Parece desconcertado.
—Me quiere, ¿sabes? Me quiere —repito, con la esperanza de que le comprenda.
—Nutmeg... —Me acaricia el cuello con el pulgar.
—¡Que pares! —Le doy un manotazo en la mano—. ¿Por qué haces esto? Soy feliz, John. ¡Me gusta Paul!
—¡Lo sabía! —Prácticamente grita, señalándome—. ¡Has dicho que te gusta!
Doy un paso hacia atrás.
—Le quiero —digo con firmeza.
Niega con la cabeza y se apoya contra la pared del pasillo, frente a mí Apenas nos hemos alejado de la puerta.
—Has dicho que te gusta —repite, esta vez más lentamente—. Pero me quieres a mí.
—¡No! —le contesto—. ¡Quiero a Paul! ¡Tú ni siquiera me caes bien! ¡Te has portado conmigo como un cerdo desde el primer día!
—¡Mientes!
—¡Claro que sí! —grito furiosa y de repente recuerdo que tenemos vecinos.
Tengo que calmarme.
—Vete a casa, John. No voy a pasar por lo mismo otra vez. Estás celoso y estás borracho, y no quiero saber nada de ti.
Baja la cabeza abatido y luego la apoya contra la pared, sin apartar los ojos de mí.
No me mires así, pienso.
—Ingresaré en una clínica para desintoxicarme —dice.
—¿Que harás qué?
—Iré a una clínica a desintoxicarme —repite.
Menuda sorpresa.
—¿Harías eso? ¿Por mí?
Se encoge de hombros.
—Sí.
—Ah, ya entiendo —contesto sarcástica—. Vas a tener que hacerlo de todas formas, ¿verdad? Es el acuerdo al que han llegado tus abogados, ¿no es eso?
Parece incómodo.
—¡Ah! —Lo aparto de un empujón—. ¡Vete, vete, vete!
Me toma de la muñeca.
—Te quiero. —Su voz suena desesperada.
Dejo de luchar y lo miro atónita.
—Por favor..., Meg... —Rodea con sus brazos mi cintura e intenta traerme hacia sí.
Me duele el pecho. No puedo pasar por esto otra vez.
Comienza a besarme y siento que me derrito, como antes.
No.
¡No!
Me aparto y lo empujo de nuevo. Luego abro la puerta.
—Fuera. Quiero a Paul. No me harás daño otra vez. ¡Largo! —grito.
—Volveré por ti —me avisa mientras sale de casa—. Después de desintoxicarme, volveré.
Le cierro la puerta en las narices y corro arriba a llorar.
—¿Dónde está? —pregunta Paul horas más tarde—. ¿Ha estado aquí?
—Sí —contesto—. Pero ya se ha ido —añado rápidamente cuando veo la expresión de su cara—. Le dije que se fuera.
Suelta las maletas en el suelo del cuarto de estar. Yo estoy sentada en el sofá con el pijama todavía puesto. No he tenido ánimos de cambiarme en toda la mañana.
—¿Estás bien? —me pregunta, acercándose a mí.
—Muy bien.
En realidad tengo los ojos rojos e hinchados de tanto llorar, pero espero que Paul vea solo lo que quiere ver.
—Se volvió loco cuando se lo dije —me cuenta Paul apartando la vista.
—¡Mierda! —exclamo al ver cómo tiene el otro lado de la cara. Está rojo y morado.
—Me dio un puñetazo —me explica y deja escapar una risa de incredulidad.
—¿Te pegó? —No me lo puedo creer.
—Sí.
—Oh, no, pobrecito. —Le toco la cara con cuidado y se estremece. Siento lástima por él.
Me mira a los ojos.
—¿Le dijiste que se fuera?
—Sí —contesto.
Me sonríe con dulzura.
—Ven aquí —le digo. Lo rodeo con mis brazos y oculto la cara en el hueco de su cuello.
Me siento segura otra vez.
¡Hola de nuevo! Ya se que había dicho que el final lo subiría hoy y lo haré pero deje pasar mas tiempo para subir dos capítulos seguidos :D espero les gusten y en verdad gracias por leer esta historia :D
DIOS MORÍ morí con este capítulo, JOHN HA VUELTO pero Paul es la ternura mas grande del universo... ay, la vida es complicada :( no sé que team soy... ajshdajs okno. Me encantó, y esperaré ansiosa esos capítulos que siguen, es una pena que sean los finales u__u pero como siempre, repito, es una historia buenisimaaaaa <3 la he disfrutado mucho! John me matará con sus indecisiones... pero Paul es un buen chico, ya, muero de ansias. Saluditos :3 sube pronto porfa!
ResponderEliminarPor un moemento crei que meg caeria en las manos de el sensual de John pero no...
ResponderEliminarconfienso que no me hubiera aguantado. pero meg hizo bien en correrlo UuU. Paul no se mereceque el hagan algo como lo que ya le hizo John anteriormente y... Puto John! no debio pegarle en su cara.. PAUL VIVE DE SU CARA!! ok no jajajajajajaja... pero no debio.. digo el ya tiene su vida y pudo acudir a Meg en otro tiempo, solo es posesivo, egoista y machista y.. ¿Machista ._:? ok eso no jajaja
estuvo genial y perdon por comentar hasta ahora y subi suib!!!! por favor :3
saluditos :3
Que capitulazo! me encanto y el anterior ufffffffffffffff todavía me lo acuerdo jajajaja espero que subas pronto porque la verdad me encanta y me parece que Meg esta media dudosa de todo, no sé Paul es un divino y John bue... es tremendo jajajaj espero que decida bien! Lo voy a esperar con muchas ansias!
ResponderEliminarBeso y abrazo enorme! :)
Y John salvaje aparece... Dammmmnnnn! ;-; Por un momento creí que Meg se iría con él ;c (yo lo hubiera hecho (?) En fin no sería justo lastimar a Paul :/ ya, ya. Espero que sigas pronto -w- ♥ un abrazo! :)
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