Paul y yo nos miramos preocupados.
—¿Qué? —exclama John—. ¿Cuándo he dicho yo que fuera a dejar de beber para siempre?
Es una pregunta retórica así que no le hago ni caso y contesto:
—Me apetece champán.
—¿Por qué se fueron de Scarborough? —pregunta Paul. Estamos poniéndole al día sobre lo que ocurrió desde la última vez que nos vimos. Supongo que será mejor obviar la parte en la que nos acostamos...
John comienza a contar la historia, pero no puedo evitar intervenir y dar mi versión de los hechos. La camarera llega con nuestras bebidas.
—El muy cabrón no me dejó fumar, así que lo mandé a la mierda —dice John, tomando el vaso antes de que la camarera lo deposite sobre la mesa. Se lo bebe de un trago—. Otro, por favor —le dice al tiempo que deja el vaso vacío sobre la bandeja—. Dejen de mirarme así.
—¡John!
—Hola, hombre, ¿qué tal estás? —La expresión de John se transforma cuando reconoce a quien nos ha interrumpido. Creo que lo vi en la fiesta del estreno de Amber.
—Genial. ¡Cuánto tiempo! Oye, ¿vas a ir al concierto de Spooky Girls después?
¡Mierda!
—No. No sabía que tocaban hoy.
—Sí, hombre, en el Whisky. ¡Vente! Lola dijo que estabas en la lista de invitados.
Contengo la respiración.
—Pues iré, claro.
Joder.
—Eh, Laurence —continúa John—. Ya conoces a mi amigo Paul, y esta es Meg, mi asistente personal.
Laurence se inclina hacia la mesa y estrecha la mano de Paul y luego la mía.
—Pueden venir ustedes también, cuantos más seamos, mejor.
El Whisky sigue como siempre, oscuro y deslucido. Varias personas han reconocido a John y Paul, pero los dejan en paz. Esta gente es demasiado genial para quedarse mirando a nadie, por muy famoso que sea.
Contemplo con envidia cómo Lola camina por el escenario como una supermodelo, mientras canta con un estilo pop. Lleva un vestido dorado de cintura alta y unas medias negras. Hay que tener muy buen cuerpo para lucir algo así, y ella lo tiene. Me siento estúpida, vestida con mis vaqueros ajustados y el top negro.
Observo a John. No le quita ojo. Miro más allá y veo a Paul, sonriéndome. Le devuelvo la sonrisa, pero me siento fatal. Quiero irme a casa. Y quiero que John venga conmigo.
Cuando Paul se acerca a la barra, me vuelvo hacia John. —¿Le vas a contar a Paul lo nuestro?
—¡No! —me mira aterrorizado.
—¿Por qué no?
—No es asunto suyo.
Tras los tragos, adopto una postura más alegre y risueña. —¿Llamo a Davey para que nos recoja?
John niega con la cabeza.
—No. Me voy a pasar a saludarlas. ¿Están bien los dos aquí?
—Claro —contesta Paul, pero su amigo ya está caminado hacia la puerta que lleva al escenario. Llena de angustia, lo veo alejarse.
—¿Contenta de haber vuelto a Londres? —Paul se gira hacia mí—. ¿Meg? ¿Hola?
—¿Qué?
Repite la pregunta.
—Sí, muy contenta. —Y lo estaría mucho más si consiguiera relajarme un poco.
—Supongo que debió de ser duro cuidar de John en los Dales, ¿verdad?
—No fue tan terrible —contesto distraída. ¿Adónde ha ido? ¿Estará con Lola?
Recuerdo lo que dijo hace unos días: “Sabes que para mí tú eres especial, ¿verdad?”. Ahora busco consuelo en esas palabras.
Tras media hora de charla en la barra, Paul dice:
—No sé si este va a volver, ya me entiendes —bromea y pone los ojos en blanco. La verdad es que yo no le veo la gracia por ninguna parte—. ¿Le mando un mensaje para asegurarnos? —pregunta.
—Sí, buena idea. —Por unos momentos habla con un mesero, pidiéndole que le entregue un mensaje a John. Después continúa hablando.
—¿Lo habrá recibido? —pregunto.
Paul pregunta de nuevo para comprobar.
—No, así que...
No puedo concentrarme. Le pido que pregunte otra vez tras un rato, John sigue sin responder. Odio lo insegura que me hace sentir.
Paul bosteza.
—No sé, yo creo que deberíamos marcharnos.
—No, hum —tartamudeo—. Mejor no. Creo que deberíamos esperarlo.
—Ya es mayorcito, se las arregla muy bien solo. —Paul me sonríe y deja su vaso vacío sobre la barra.
—No, yo creo que... Quizá piense que Davey viene a recogerlo.
—Pues le diremos que venga a por él —dice, encogiéndose de hombros. —Hum —me balanceo en el sitio. ¿Qué carajos me pasa?
—¿Estás bien, Meg? Esta noche pareces un poco nerviosa.
—¡No! ¡Estoy fenomenal! —le aseguro enseguida—. Bueno, seguro que tienes cansancio y ... —Pues sí.
—Vámonos, venga. —Echo otra mirada desesperada a la puerta que da al escenario y sigo a Paul fuera del local.
Hola de nuevo, aquí esta el nuevo cap, de vez en cuando me doy un respiro entre los examenes y que mejor que publicando un cap y ademas en el cumpleaños de Johnny :D espero les guste. ¡Cuidense! :)
*OOOOOO* ¿Como puedes dejarme asi? Esto no es justo, mi unica resignación es que se que mañana subiras y es mi unico consuelo para poder anhelar el dia de mañana.
ResponderEliminar¡¿QUE PASA CON JOHN?! Ley fundamental de una mujer es no compartir un hombre y menos con una rival XDD, osea, ¿Que John no se dara cuenta de que a Meg no le parecia la idea de que se fuera con Lola? ¡Bah! Hombres ¬¬
Lo que me encanto fue la sonrisa encantadora de Paul (notese que soy una amadora completa de Paul XDD) aun asi, Meg estaba mas preocupada por lo que hacia John en el camerino del grupo aquel que de la mirada (sonrisa o todo a la vez ) encantadora de Paul. Pero bueno, al final se fueron y yo digo ¡QUE DIABLOS PASA CON JOHN? Mmm.... esto no me esta gustando y se que terminara mal, algo me lo dice ...
pero en fin espero subas mañana cuando te desocupes y si puedes el sabado tambien e__e bueno creo que pido mucho jajaja
cuidate y mmmm Mldito John :c
Dios, imposible amar mas el fic ♥ juro que me encarno en meg de una forma! que escalofríos jajajajaj Lennon es tan... perfectamente maldito (? digo, puede ser la persona mas fría y lejana de la tierra, pero aún así, siendo Meg me comporto igual. En pocas palabras, amé los dos capítulos, cada vez se pone más interesante! y McCartney tan dulce siempre, un caballero... pero dios, John... jajajajaj demasiado bueno para mi!
ResponderEliminarEspero subas pronto, es una suplica :( jajajjajaja y suerte con los exámenes! comprendo y esperaré paciente un capítulo cuando puedas subir :3 muuuuuy paciente. jajajjaja un abrazo!