—¿Sabes algo de Paul? —le pregunto cuando entro el estudio el lunes para mostrarle un par de cartas de fans medio locas.
—¡Esta es buenísima! —exclama mientras lee la carta de una mujer de treinta y cinco años que asegura ser capaz de cantar su álbum de debut hacia atrás. También dice que le encantaría hacerle una demostración, en persona.
—Que venga —me dice.
—¿De verdad? —pregunto sorprendida.
—Es broma, Nutmeg. Esto es para pedir una orden de alejamiento —bromea mientras me pasa la carta—. Y sí.
—¿Sí qué? ¡Ah! ¡Paul! ¿Has hablado con él? —pregunto. —Sí. Hace un par de días. Vendrá a finales de semana. —¡Genial! —sonrío.
John me mira intrigado.
—¿Qué? —pregunto.
—Nada. —toma su guitarra.
—¿Qué tal va todo? —Y señalo el instrumento con la cabeza.
—Bien —contesta al tiempo que comienza a tocar.
—Suena genial —comento y entonces recuerdo cuando al poco de llegar no me gustaba nada de su música.
Interrumpe la música y deja la guitarra a un lado, mientras yo temo haber metido la pata otra vez.
—Aún no está terminada —me dice mientras toma la taza de café que le acabo de traer.
Qué alivio.
—Bueno, voy a seguir con lo mío. —Y me dirijo hacia la puerta.
—Nutmeg.
Me doy la vuelta y lo miro expectante, mientras deja la taza. —Ven aquí —dice, haciéndome señas con el índice.
Lo miro sin saber qué hacer.
—Que vengas —repite, recostándose en su silla giratoria.
Camino hacia él. Me toma de la mano y tira de mí hacia su regazo. Suspiro.
—¿Te apetece uno rapidito?
—¡Eh! —grita Paul al entrar en el despacho para saludarme cuando llega el viernes. Yo me levanto y rodeo el escritorio para abrazarlo.
—¿Cómo estás?
—¡Bien! —le sonrío. John aparece detrás de él y me guiña un ojo.
—¿Cómo te trata? —pregunta Paul, señalando a su amigo—. ¿Te ha dado mucho la lata?
—No —niego con la cabeza y me sonrojo. Paul me mira divertido.
—Bueno, ¿y esta noche a dónde vamos? —pregunta Paul volviéndose a John.
—¿No estas cansado? —le pregunto sorprendida.
—Sí, pero como me va a obligar a salir de todas formas... Ya me he hecho a la idea.
John se encoge de hombros.
—Pues no sé. Al Mint Room, por ejemplo. ¿Quieres ir a la piscina? —le pregunta a Paul.
Paul asiente y lo sigue mientras yo llamo al Mint Room.
Se comportan como siempre. Me encanta cómo los hombres pasan por encima de sus rencillas así tan facilmente.
Mi obsesión con el correo de las fans ha empeorado esta semana. Ayer vi un mensaje en de la chica asiática, Nika, en el que le preguntaba a Johnny si quería quedar con ella otra vez. Lo borré y luego se me ocurrió que habría sido más inteligente contestar al mensaje en nombre de John y decirle que no estaba interesado.
Aparece otro mensaje, es una invitación para que John vaya al concierto de esta noche de Spooky Girls. Muevo mecánicamente el dedo hacia el botón de borrar. Ya me deshice de otro mensaje de las dichosas Spooky Girls esta misma semana, pero esta vez me detengo. ¿Y si Lola le pregunta a John la próxima vez que lo vea? Hum. En ese caso alegaré que se me olvidó mencionárselo.
Consulto mi correo y tropiezo con un mensaje de Bess:
“Eh, ¿qué tal estas?”
Qué concisa. Debería contestar, pero tengo tanto que contarle... que no puedo contarle...
Le escribo:
“Bien.”
Me siento tentada a dejarlo así. Bueno, ella también ha sido breve ¿no? Pero me apetece reírme un poco y sigo:
“De hecho, ha sido fantástico. John y yo no paramos, parecemos dos conejos. Es el mejor sexo que he echado nunca. Mejor incluso de lo que imaginas.”
Me río entre dientes y rompo la hoja.
Tomo una nueva y comienzo a escribir:
“Todo va bien. Estoy de vuelta en Los Ángeles, después de la escapada. Me alegré mucho de verte en Londres y de conocer a Serena.”
Qué mentira.
“La próxima vez tenemos que salir por ahí las tres. Estaría genial.” Trola, trola, cuánta trola.
“¿Y tú qué tal estás? ¿Lo pasaste bien en el concierto de Liverpool? Lamento haberme marchado así, pero seguramente ya habrás oído lo que sucedió. Bueno, tengo que seguir trabajando...”
Bostezo y termino la carta, después me recuesto en la silla, aburrida.
Entonces recuerdo a Bess cantando en mi fiesta de despedida y, antes de darme cuenta, se me ha formado un nudo en la garganta. ¿Cómo he podido distanciarme tanto y tan rápido de mi mejor amiga? Y no solo de Bess. Apenas mantengo el contacto con nadie más.
Recuerdo cuando comencé a trabajar para John. La ilusión que me hacía mandarle una foto de su torso desnudo en la piscina... Lo gracioso que me parecía imaginar los chillidos que daría al verla... Y también lo mucho que insistió en venir a visitarme. Sin embargo, y siendo sincera, eso nunca me lo planteé en serio. No habría funcionado.
Perdonen la demora, pero los exámenes me están matando. Pero aquí esta un nuevo capitulo :D espero lo disfruten. Gracias por seguir leyendo :)
PD: De aquí al viernes, publicare un capitulo diario. :)
Aparecio Paulie *O* jajajaja genial, me ha encantado y me ha hecho reir muchisimo, pero note algo raro a John cuando Nutmeg se puso sonriente al escuchar que Paul vendria e_e tal vez fue imaginacion mia XDD.
ResponderEliminar¿Parecen conejos? BAH!!!!! solo a John le apetece un "rapidin" JAAJAJAJAJAJA que gracioso, pero no puedo evitar de imaginarme la voz de John diciendo aquello en un acento tan Ingles UuU)/ XD olvida eso,
Pues quiero saber que pasa con todo esto, este capitulo, para mi, deja muchas puertas para los proximos capitulos , creo que viene algo de drama y espero no equivocarme ;)
saludos y espero el capitulo de hoy!!!!