domingo, 29 de abril de 2012

CAPITULO 1.

Oh. Como me duele la cabeza ¿A quien se le ocurre hacer una fiesta la noche antes de empezar en un nuevo trabajo?

No suelo ser tan desastre, de hecho probablemente sea la persona mas organizada que jamas hayas conocido. Emborracharme la noche antes de de tomar un avión hacia Londres no va conmigo. Pero no tuve otra opción, era la mejor forma de despedirme de mis amigas, ademas me acababan de dar el trabajo.

Hace una semana era una secretaria en un estudio de arquitectura en Liverpool. El lunes por la mañana, mi jefa Marie Sevenou, cincuenta y pocos años, francesa y muy respetada en ese mundillo, me llamo a su despacho y me pidió que cerrara la puerta y me sentara. En los nueve meses que llevaba trabajando allí, era la primera vez que sucedía algo semejante, así que me pregunte si habría hecho algo mal. Pero como estaba bastante segura de que no, la preocupación dio paso a la curiosidad.

–Meg, te tengo que decir algo, espero no te moleste.- Dijo con su fuerte acento francés.

–Marie, ¿de que estas hablando?- Pregunte un poco confusa.

–El sábado por la noche fui a una cena que daba un buen amigo mío. ¿Recuerdas a Wendel Redgrove? Un abogado muy influyente. Proyecte para el una casa en Hampstead hace un par de años. Bueno, es igual, me estaba contando que sus mejores clientes acababan de perder a su asistente personal y que no conseguían encontrar otro. Claro me dio lastima, así que le hable de ti y que si te perdiera me moriria. De verdad Meg, no se como conseguía arreglarmelas antes sin ti.-

Pero enseguida recupero la compostura y clavando sus frios ojos azules en los mios marrones, dijon las palabras que cambiarían mi vida para siempre.

–Meg, The Beatles necesitan un nuevo asistente personal.-

Era la oportunidad de mi vida, viajar a Londres para trabajar y vivir en su mansion. Convertirme en su cómplice, en su mano derecha, en su persona de confianza. Y mi jefa en un ataque de locura me habia recomendado para el puesto.

Aquella misma tarde conocí a Wendel Redgrove y a Brian Epstein, el manager del grupo. Wendel me ofreció un contrato junto con una estricta cláusula de confidencialidad y Brian me pidió que comenzara la semana siguiente.

Y aqui estoy, en el avión de camino a Londres, con una resaca de cuidado. Por la ventana ya se ve la ciudad. Cerca del aeropuerto sobrevolamos una espesa nube negra, mezcla de neblina y contaminación.
Paso por aduanas sin problemas y me dirijo hacia la salida donde me han dicho que habrá un chofer esperandome. Busco entre la gente y por fin encuentro un letrero con mi nombre.

–¡Señorita Stiles! ¡Estupendo! ¿Que tal esta?- Dice el conductor cuando me presento. Me estrecha la mano con fuerza mientras su rostro se ilumina con una sonrisa de dientes blancos como perlas. –¡Bienvenida! Soy Davey, encantado de conocerla, yo me encargo de su equipaje, vamos por aquí.-

Sonrío y lo sigo por la terminal. Subo al auto y me tumbo en el fresco asiento tapizado en piel color crema. El transcurso del viaje hace que piense en todo.

¡Dios! Aun no creo lo que me esta pasando. Y mis amigas tampoco. La verdad es que The Beatles nunca me han gustado especialmente. Claro, me parecen guapos ¿y a quien no?, pero en realidad no me gustan. Y en lo que refiere a música, yo prefiero a The Andrew Sisters, sin dudarlo.
Se que cualquiera daría el dedo meñique por estar en mi lugar. O mejor dicho la mano entera. Y quizá un pie también.

Sin embargo yo no creo que estuviera dispuesta a pasar de una uña del dedo gordo.Y desde luego estoy convencida de que no pasaría de un apendice. La verdad es que este nuevo trabajo me hace ilusión, pero el hecho de que a todas mis amigas The Beatles las vuelvan locas le da un atractivo extra.

Seguimos subiendo y de repente Davey sale de la carretera y se detiene frente a unas impresionantes puertas de madera. Algunas fans se acercan a ambos costados del coche. Me siento observada y experimento la repentina necesidad de subir la ventanilla.
Davey anuncia nuestra llegada y unos segundos después las puertas se abren. Tengo las manos pegajosas.

El camino hacia la casa no es largo, pero a mi se me hace eterno. Al principio los arboles ocultan la casa, pero tras una curva aparece ante nosotros; es un diseño muy moderno y estructurado de dos plantas.

Davey sale del coche y me abre la puerta. Yo me quedo allí, intentando controlar los nervios, mientras saca mi maleta del maletero. La enorme y pesada puerta de madera de la entrada principal se abre...






Hola chicas bien, este es el primer capitulo de una nueva historia :) espero les guste. Se aceptan todo tipo de comentarios :) ¡Cuidense! :D

1 comentario:

  1. DIOSSS LO ACABO DE COMENZAR Y Y TSS ESTA MAGNIFICO UNA AMIGA ME LO RECOMENDO SABES ESCRIBIR MUY BIEN AHORA QUE VEO :) Me gustaria unirme solo que no aparece crees que se puede solucionar esque enserio me encanta >:<

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