domingo, 28 de diciembre de 2014

CAPITULO 51

—Mamá dice que te han despedido del trabajo.

—No me han despedido, me he ido yo —le explico pacientemente a mi hermana por teléfono.

Estoy sentada en el sofá, en casa de Bess. Durante este último mes se ha convertido en mi cama. Serena pasó fuera las dos primeras semanas, pero ahora ya ha vuelto, y no hay mucho espacio. Necesito encontrar un lugar donde vivir, pero me cuesta mucho ponerme a buscar.

Después de ver un rato la tele por la mañana y de despachar varias bolsas de caramelos Haribo, por fin empecé a moverme, y hace una semana encontré un trabajo. La primera puerta a la que llamé fue Marie, mi antigua jefa. Se pasó los primeros minutos hablándome sobre su brillante nueva asistente personal, lo que no contribuyó mucho a mejorar mi autoestima, la verdad. Cuando por fin me dejó hablarle para informarle de que estaba sin trabajo, se quedó sin palabras por el sentimiento de culpa.

—¿Sabes qué? —dijo por fin intentando ayudar—. Acabo de terminar un trabajo para el dueño de un club privado. Me dijo que estaba buscando personal. Te puedo dar su número, si quieres.

Marie creía que necesitaba personal de oficina, pero cuando hablé con él resultó que lo que quería eran camareras. Entonces pensé: ¿y por qué no? Estoy harta de ocuparme de una sola persona. Bueno, pues siendo camarera tendré que atender a varias, pero al menos no será nada personal. Vienen, te dejan la propina y se marchan, justo lo que yo quiero.
—¡Es increíble que no me llamaras nunca! —se queja Susan. 

—Bueno, tú tampoco me llamaste a mí —le contesto.

—No quería molestarte. Mamá siempre decía que estabas muy ocupada.

—Y así era —admito—. De todas formas, ahora podemos charlar. ¿Qué tal todo?

—¿Qué ha pasado con el trabajo? —pregunta, volviendo al tema de John.
—No funcionó —contesto.
—Venga, cuéntame qué pasó...
—Pues verás, Susan, no podría contártelo aunque quisiera. Firmé una cláusula de confidencialidad.

Gran error. Ahora piensa que realmente sucedió algo y se pasa los siguientes minutos intentando
sonsacarme.

—Tony está enfadado porque no le trajiste un álbum firmado —dice por fin, hablando ya de su molesto marido.
—No sabía que quisiera un álbum firmado —suspiro.
—Pues te habrías enterado si hubieses llamado...
Otra vez con lo mismo. Cómo me alegró de haber vuelto a casa. No he visto ninguna noticia sobre John en la prensa. Ha estado sorprendentemente discreto. Probablemente estará encerrado en casa tirándose a Lola. Me estremezco solo con pensarlo.

El no poder sincerarme con Bess ha dificultado mucho las cosas. Al principio estaba un poco fría conmigo. La verdad es que aún está distante. No sé cómo vamos a superar esto.

Por fin cuelgo y me derrumbo en el sofá, mientras apunto con el mando a la televisión para subir el volumen. El cuarto de estar es un caos. No es fácil vivir solo con lo que hay en una maleta durante tanto tiempo. Me imaginó que a estas alturas Serena está harta de mí, pero se siente un poco culpable, no sabe si debería marcharse y devolverme mi antiguo cuarto. Y yo tampoco estoy segura de que quiera eso. Necesito tener mi propio espacio. Incluso he pensado en comprar un estudio o algo así. He ahorrado una buena cantidad de dinero trabajando para John que quizá me valiese como entrada; pero no lo sé. Quizá viaje. Aún no me he decidido.
Son muchos los famosos que acuden al club donde trabajo. Resulta raro estar en el otro lado, observarlos y saberlo todo del mundo en el que viven.

Ahora estoy en el curro. Tengo que llevar una botella de vino muy cara a una mesa. Hay dos hombres cenando juntos, uno es mayor, el otro más joven. Veo que el hombre mayor le pasa disimuladamente y por encima de la mesa una bolsita de plástico al más joven, a quien he visto en la tele presentado un programa infantil. Les llevó el vino y luego busco a mi jefe. En este club las drogas están terminantemente prohibidas

—¡Perdona! —Me doy la vuelta al reconocer el acento estadounidense—. ¿Nos puedes traer una botella de agua, por favor?

Intento no parecer sorprendida al ver a Isla Montagne, sentada en la mesa situada frente a mí, junto a Will Trepper, el actor británico de moda con el que vive ahora.
—Claro. ¿Con o sin gas? —pregunto.
—Sin. —Me mira, entornando los ojos. Yo la ignoró y me doy media vuelta.
—Sé quién eres —dice un poco después, cuando le llevó el agua. 

—¿Ah, sí? —me hago la inocente.
—Sí, ¿no te vi en Londres?
—No —contesto.

—Hum. Pues sé que te conozco de algo.

Le sirvo el agua y le tomo nota. Cuando vuelvo después con la comida se estremece de golpe.

—¡La asistente personal de John Lennon! Eso es, ¿verdad?

Miro alrededor para ver si alguien la ha oído. Como no es así, asiento.

Se recuesta en su asiento, aparentemente muy satisfecha de sí misma.

—¡Lo sabía! ¿Qué haces trabajando aquí? —pregunta mientras mira con recelo mi uniforme blanco y negro.

—Me apetecía cambiar.

Un cliente sentado una mesa más allá me pide la cuenta con señas. Aliviada, me disculpo y vuelvo al trabajo.

Después, cuando el club se ha vaciado y estoy limpiando para el turno de noche, Isla me llama de nuevo a su mesa. Ella y Will llevan haciéndose cariños en una esquina un par de horas.

—Necesito una asistente personal, si te interesa...

—Hum, gracias, pero no se me daba muy bien.
—No te creo.
—¿Por qué no?
—Porque Charlie te envidiaba —contesta y ríe despreocupada. Ya me ha picado la curiosidad.

—¿Qué pasó con Charlie?
—Se marchó a Nueva York para cuidar de su madre por una temporada.

—¿De su madrastra? —Pobre Charlie, tener que hacerse cargo de una malvada alcohólica.

—No, de su madre de verdad. 

—¿Pero no estaba muerta?

—¿De dónde has sacado esa idea?
—Pues no lo sé, la verdad. Entonces ¿la que es alcohólica es su madre?- Isla me mira un tanto confusa.

—No —contesta lentamente—. Su madre se rompió una pierna esquiando el mes pasado. Creo recordar que su madrastra sí tiene un problema con el alcohol, pero casi nunca la ve. La madre se hizo con un montón de dinero cuando se divorció del padre de Charlie hace ya años, por eso es una chica tan malcriada —dice y vuelve a reírse.

—Ah, ya.

—Bueno —añade—, ¿qué te parece? ¿Quieres salir de este lugar y ser mi asistente personal?

Will Trepper me mira con sus brillantes ojos azules. Me siento tentada, pero no tanto.

—Gracias, pero, como ya he dicho antes, no soy muy buena.
Isla pone los ojos en blanco y mira a Will. Él se encoge de hombros.
—Como quieras —dice, y yo me marcho para seguir limpiando mesas.














Ahora si que todo en la vida de Meg dio un giro de 180º :)

1 comentario:

  1. OMG si que fue un giro de 180! es raro ver a Meg de vuelta a su vida personal! sin embargo si yo fuera ella estaría mucho mas tranquila de todo, mas aún con Lennon ahí presente O_O se ve todo demasiado intrigante, no sé que ocurrirá! por favor sube pronto, me encanta el fanfic <3 apenas vi que subiste corrí como loca! jajajaj por cierto hermoso gif que subiste, me quedé pegada como una hora 7u7

    Saluditos y sube pronto, insisto! muero por saber que ocurrirá con Meg y la reacción de los demas! :3

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